
El comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra (BoE) ha decidido por una mayoría de cinco votos a tres mantener sin cambios los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,25%. Esta división (la mayor en los últimos seis años) ha provocado que la libra suba con fuerza en su cruce con el euro y el dólar. La inflación se situó en mayo en el 2,9%, su nivel más alto en cuatro años, golpeada por un Brexit que cada vez afecta más a los bolsillos de los ciudadanos británicos. Las dos caras de Reino Unido: el paro marca mínimos de 1975 pero los salarios reales caen.
Por otro lado, los ocho miembros actuales del Comité han respaldado sin fisuras continuar con el actual programa de compra de deuda empresarial por importe de hasta 10.000 millones de libras (11.373 millones de euros), así como mantener intacto el volumen de su programa de compra de activos en 435.000 millones de libras esterlinas (494.695 millones de euros).
En su discusión, el Banco de Inglaterra ha reconocido que el repunte de la inflación en mayo fue "mayor de lo esperado", añadiendo que los precios podrían subir "más de un 3%" en otoño y mantenerse probablemente por encima de del objetivo "durante un periodo prolongado de tiempo" ante la depreciación de la libra.
En contraste al alza de precios, la institución subraya la moderación experimentada por los salarios, mientras el crecimiento del PIB se frenó en el primer trimestre de forma significativa, reflejando el menor consumo de los hogares. La economía del Reino Unido experimentó en el primer trimestre de 2017 una expansión del 0,2% respecto a los tres meses anteriores, cuando había crecido a un ritmo del 0,7%
Este enfriamiento de la economía, unido a la gran incertidumbre sobre la negociación del Brexit tras el revés electoral que sufrió Theresa May la semana pasada, hace pensar que el Banco de Inglaterra será cauto en cualquier endurecimiento de la política monetaria, a pesar de la rápida aceleración de los precios.
Debilidad de los ingresos
"La política monetaria no puede impedir ni el ajuste real necesario a medida que Reino Unido avanza hacia nuevos acuerdos comerciales ni el crecimiento más débil de los ingresos reales que probablemente acompañe a este ajuste en los próximos años", explicó el Banco de Inglaterra.
La institución capitaneada por Mark Carney advirtió que tratar de compensar completamente el efecto del debilitamiento de la libra solo podría lograrse "a costa de más paro y probablemente con un crecimiento aún más débil de los ingresos".
De este modo, la institución reiteró la importancia de que "en estas excepcionales circunstancias" equilibrar los pros y contras entre alcanzar una tasa de inflación sostenible y el apoyo que la política monetaria proporciona a la economía.