Fracasada la negociación de ayer en el Eurogrupo, que se saldó sin un acuerdo, el líder heleno se encontrará con el presidente ruso, Vladimir Putin, antes de la cumbre urgente fijada para el lunes en las que los acreedores esperan nuevas propuesas helenas, y los griegos, concesiones de la canciller Angela Merkel y los líderes europeos.
Una visita que presiona a los acreedores. Es la que hizo ayer el primer ministro griego Alexis Tsipras, que viajó a Rusia para reunirse con el presidente Vladimir Putin en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo.
La segunda visita de Tsipras en menos de tres meses llega en un momento crítico para evitar la quiebra de Grecia. Oficialmente, el objetivo del viaje es la firma del acuerdo para respaldar la extensión del gasoducto Turkish Stream, que suministraría gas a Europa a través de territorio griego y turco, lo cual se ha producido a primera hora de la mañana. Pero los socios europeos de Tsipras ven con recelo las nuevas relaciones bilaterales entre la pequeña Grecia, cada día más marginada por los acreedores, y el gran gigante ruso, enfrentado a Europa por su papel en la crisis de Ucrania.
Qué se espera
El líder de Syriza tiene previsto reunirse con Putin esta tarde, en un encuentro que desde una perspectiva internacional se ve como una maniobra para presionar a Europa de cara a las negociaciones sobre la deuda griega. Los acreedores temen que Tsipras se eche a los brazos de Rusia para no tener que cumplir con las duras condiciones que le imponen a cambio de desbloquear el dinero pendiente del rescate. Sin embargo, el viceministro de Finanzas ruso, Sergei Storchak, aseguró a la prensa que Grecia no ha solicitado apoyo financiero a su Gobierno. El Ejecutivo heleno ya ha advertido que no puede pagar la deuda de casi 1.600 millones con el Fondo Monetario Internacional que le vence a fin de mes sin que medie un acuerdo, lo que eleva el temor a que Grecia quiebre y, finalmente, salga del euro.
El primer ministro griego tendrá un papel protagonista en el Foro de San Petersburgo, al que no asisten grandes líderes políticos, pero sí numerosas empresas que se interesan por el potencial económico del país, a pesar de las sanciones occidentales. Tsipras pronunciará un discurso ante los empresarios antes de entrevistarse con Putin en un "encuentro de trabajo" en el que se abordará la propuesta de Moscú para que Grecia se conecte al nuevo gasoducto ruso-turco que se proyecta construir bajo el mar Negro para llevar gas ruso a Europa.
El ministro de Energía griego, Panagiotis Lafazanis, ya declaró hace días que si Atenas no lograba un acuerdo, Grecia tiene "otras opciones" y la posibilidad de una inyección de capital a partir de 2019 por parte de Rusia, en concepto de anticipo sobre los beneficios futuros del Turkish Stream.
Preparados para el 'Grexit'
La negociación entre Grecia y sus acreedores internacionales quemó ayer otra etapa sin resultados, casi ya la última, pese a haber tomado visos de realidad durante la tarde una posible extensión de la ayuda a Grecia hasta fin de año que luego fue desmentida. La bola de partido llegará la semana próxima, cuando los líderes europeos se encuentren hasta en dos ocasiones.
La primera oportunidad llegará con el Eurogrupo extraordinario que ha convocado Dijsselbloem para el lunes. Después tendrá lugar el encuentro de los líderes solo de la zona euro, una cumbre también extraordinaria convocada ayer por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tras el fracaso de las conversaciones del Eurogrupo. Además, se encontrarán el jueves y viernes en una cumbre programada con antelación, en la que Grecia continuará siendo el eje. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, confirmó ayer las pocas expectativas con las que llegaron los ministros de Finanzas del euro a su encuentro de Luxemburgo. La desesperación entre los acreedores es tal que la responsable del FMI, Christine Lagarde, recordó a Atenas que es "urgente restaurar el diálogo como adultos en la sala". Y Dijssebloem ha reconocido la "urgencia" de involucrar a los líderes europeos.
La cumbre representa la hora de verdad: o se mueve políticamente y acepta las condiciones de los europeos, o los europeos están preparados para dejar marchar a Grecia.
"Nuestro escenario preferido todavía es lograr un acuerdo", dijo Dijsselbloem, quien añadió que "todavía es posible". Sin embargo, por primera vez, reconoció que "estamos preparados para todas las eventualidades". El responsable de Finanzas irlandés, Michael Noonan, dijo que su país ya se está preparando para tal evento. España sin embargo no ha realizado ningún plan de contingencia, comentaron fuentes de Economía, ya que se continúa considerando como escenario central el de un acuerdo. El mensaje rotundo es que la pelota está en el campo griego.
El ministro heleno Yanis Varoufakis no llegó con las manos vacías a la reunión. Puso sobre la mesa una "propuesta completa", que incluía la creación de consejo fiscal independiente, con frenos automáticos para controlar el déficit. Según fuentes europeas comentaron a elEconomista que Atenas sigue sin aceptar las demandas de la UE y el FMI. Y Varoufakis reconoció estar "peligrosamente cerca" de un estado mental que acepte el fracaso de las negociaciones.
Grecia sólo está dispuesta a aceptar las demandas de los acreedores si a cambio los europeos adelantan su compromiso de renegociar los términos de la deuda. Pero el Eurogrupo se comprometió a revisar la deuda una vez concluyera con éxito el programa de reformas y "si fuera necesario" para hacerla sostenible, recordó ayer Dijsselbloem. Pero el Gobierno de Syriza quiere mejores condiciones ya, para "vender" a sus votantes y sobre todo, al ala radical del partido el acuerdo. Como recordó el ministro de Economía español, Luis de Guindos, la reestructuración de la deuda "es una línea roja no sólo para España, sino para muchísimos países".
Sin acuerdo, Grecia encarará primero el impago del FMI el 30 de junio, lo que sería "un impago en sus obligaciones", dijo Lagarde, que no dio espacio para algunos días de gracia en caso de que Grecia no pueda acceder a los 7.200 millones que necesita del rescate. Ese escenario no desataría automáticamente el apocalipsis en opinión de los europeos. Regling recordó que el MEDE tiene la "opción" de decidir si declara un impago vinculado al no cumplimiento de las obligaciones con el FMI, lo que podría cancelar la ayuda europea a Grecia o la aceleración de las devoluciones. Más importante aún, fuentes del Banco de Fráncfort comentaron que tampoco habría una vinculación automática entre un impago al FMI y un recorte a la liquidez del eurobanco a los bancos griegos, el salvavidas que mantiene el sistema financiero griego con pulso y, en última instancia, a Grecia en el euro.
En medio de todo, y según adelanta la agencia Reuters, el BCE advertía a los ministros de Economía y Finanzas que no puede garantizar que los bancos griegos puedan abrir sus puertas el próximo lunes. Los funcionarios citados por la agencia aseguran que durante la reunión a puerta cerrada de los ministros sobre Grecia, el presidente de la reunión Jeroen Dijsselbloem preguntó al miembro del Consejo Ejecutivo del Banco Central Europeo, Benoit Coeure, si los bancos griegos serían capaces de abrir mañana viernes. "Mañana, sí pero el lunes, yo no sé", contestó Coeure.