
El Banco de España ha anunciado hoy que la economía española creció un 0,1% en el primer trimestre logrando dejar atrás la recesión después de un año y medio de contracción. Sin embargo, y aunque por algo se empieza, la noticia sólo sirve en la práctica para escribir algún que otro titular llamativo y para que el Gobierno saque pecho y se reafirme mientras aplaza las reformas urgentes que la economía necesita. Consulte aquí el boletín económico de mayo del Banco de España
Y es que salir de la recesión no es más que una anécdota para un país que parece condenado a sufrir una larga época de estancamiento económico, con un crecimiento irrisorio que no servirá para generar empleo para 4,6 millones de parados.
El Banco de España asegura que los planes de apoyo al sector privado incidieron en la reactivación de algunos componentes del gasto como el del consumo de los hogares, y también destaca cómo todas las ramas productivas mantuvieron un tono algo menos deprimido que en trimestres anteriores.
Pero el problema es el país tiene que hacer frente a un déficit fiscal del 11,2% justo cuando las cosas parecen mejorar. Y es que la reducción de la inversión pública y la subida de impuestos tendrán inevitablemente un efecto negativo sobre la economía.
Lejos de ser optimistas...
En este contexto, la Comisión Europea prevé que España sufra una contracción del 0,4% este año y que en 2011 la evolución anual del PIB registre una progresión positiva del 0,8%. Además, el Ejecutivo comunitario cree que el PIB volverá a contraerse en el tercer trimestre por la subida del IVA.
Las estimaciones de Bruselas parecen hasta optimistas si se comparan con las de Standard & Poors, que rebajó el rating a España hasta AA desde AA+ porque, entre otras razones, espera que el crecimiento real del PIB sea del 0,7% de media anual entre 2010 y 2016.
Si estás previsiones se cumplen, España mantendrá unas respetables tasas de paro durante mucho tiempo. Y es que los economistas fijan en aproximadamente el 2% el ritmo de crecimiento interanual que el país necesita para que el país sea capaz de generar empleo neto.
Ese umbral del 2% es una cifra orientativa que está basada en una estructura económica que ha perdido uno de los pilares que la ha sustentado en los últimos años: la construcción. España podría ser capaz de crear empleo sin necesidad de que el PIB avance tanto, pero para ello se tiene que cambiar de modelo de crecimiento -haciéndolo más equilibrado y orientado a sectores como la innovación y la tecnología- y aumentar la productividad.
Para lograrlo, España necesita las tan solicitadas y ahora olvidadas reformas estructurales, entre ellas, un gran cambio en el mercado laboral para aumentar su flexibilidad. Unas reformas que no se están llevando acabo.
Sí, España ha salido de la recesión, pero ¿en que lo va a notar el ciudadano de a pie?. Y los inversores, ¿confiarán ahora más en el país?