Donald Trump ya ha escogido a la próxima víctima de su 'venganza' contra todas las instituciones que alguna vez le han tratado mal. En una entrevista en la cadena CNBC, Trump ha apuntado a los bancos estadounidenses por "discriminar" a los conservadores, y ha anunciado que tomará medidas contra ellos. La explicación es muy simple: según ha relatado, tanto Bank of America como JP Morgan le habrían rechazado como cliente.
Según la historia relatada por el magnate -que tiene una larga tendencia a manipular, exagerar o inventarse por completo estas anécdotas-, el consejero delegado de Bank of America, Brian Moynihan, le habría rechazado un depósito de "más de mil millones de dólares". A continuación, habría ido a JP Morgan, que, según Trump, le habría dicho que "no podemos hacerlo aceptar su dinero". "Así que fui a otro banco, a otro, a otro. Terminé yendo a bancos pequeños por todas partes, a depositar 10 millones de dólares aquí, 10 millones de dólares allá", asegura. JP Morgan ha desmentido que tal cosa hubiera ocurrido: "No cerramos cuentas por motivos políticos", ha asegurado el banco a la CNBC.
Trump culpa a supuestas "presiones" de la anterior Administración sobre la banca. "Los bancos me discriminaron, y había sido muy bueno con ellos". La solución, según ha adelantado el Wall Street Journal, será aprobar una orden ejecutiva con la que podría multar a los bancos que rechacen clientes por "motivos políticos o religiosos". Esta orden también incluiría una cláusula destinada a las firmas de criptomonedas: los bancos tampoco podrían negarles cuentas.
La banca estadounidense insiste en que cumplen la ley y solo rechazan a potenciales clientes por "riesgos financieros o regulatorios", como las leyes antiblanqueo. Pero la clave parece estar en los "riesgos reputacionales", motivo por el que rechazaron algunos clientes que consideraban demasiado polémicos, y que podrían dañar a la imagen del banco si se descubriera que operaban con ellos. esa podría ser la excusa que más enfurece al presidente.
Bessent no irá a la Fed
En la entrevista, Trump también ha dado titulares sobre la Reserva Federal. El presidente ha rechazado la posibilidad de designar al secretario del Tesoro, Scott Bessent, como sucesor de Jerome Powell al frente del banco central. "Le pregunté sobre este tema anoche y si era algo que él quisiera. Pero me dijo que se quería quedar donde estaba", ha reconocido Trump, en referencia a que ha tanteado a su hombre de confianza para el cargo, pero no estaba interesado.
En su lugar, ha apuntado a dos de los principales candidatos, "los Kevins", en referencia a Kevin Hasset, director del Consejo Nacional Económico, y a Kevin Warsh, ex gobernador de la Fed. Al que no ha mencionado es al último aspirante al que miran los mercados, el actual gobernador Christopher Waller, uno de los dos que apostó por una bajada de tipos en la última reunión del banco central.
Más aranceles a los medicamentos
Y en el capítulo arancelario, Trump ha prometido imponer aranceles a los medicamentos. El magnate ha dicho que empezará con "niveles bajos" y los irá aumentando, "hasta el 250%", porque quiere "recuperar la industria farmacéutica". También ha asegurado que ordenará a las firmas bajar sus precios y vender los medicamentos en EEUU al precio más bajo al que lo ofrezcan en el resto del mundo, aunque no ha explicado qué mecanismo utilizará para ello. Su objetivo, asegura, es bajar los precios "un 1.500%", lo que supondría que serían las farmacéuticas las que tendrían que pagar a los consumidores 14 veces el precio de venta por adquirir uno de sus productos.
Trump también ha atacado a la primera ministra de Suiza, a la que acusa de "no enterarse de nada" por no aceptar sus aranceles, y ha asegurado que la rebaja a la UE se produjo porque Bruselas habría aceptado "darme 600.000 millones de dólares para invertir en lo que yo quiera. Se han estado aprovechando de nosotros, y ahora nos van a pagar 600.000 millones, no como préstamo que haya que devolver, sino como pago directo, para nosotros, para que yo lo invierta donde considere".
La UE rechaza esta interpretación, y recuerda que Bruselas no puede ordenar a las empresas dónde invertir su dinero. Y,dado que todavía no hay un texto escrito, es difícil saber el verdadero contenido de esa cláusula. Japón habría prometido algo similar, y su Gobierno ya ha advertido de que la interpretación de Trump no se parece en nada a lo que negociaron.