Economía

La bonificación fiscal a empresas por inversión cae dos puntos hasta el 61,3%

  • El fisco español está a casi 10 puntos por debajo de la OCDE en estas desgravaciones
  • Italia devuelve casi el 80% de lo invertido, mientras que en Francia llegaría hasta el 74,2%
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Los beneficios fiscales a las empresas por inversión se han recortado en casi dos puntos en 2024 con respecto al ejercicio fiscal del año anterior. En concreto, si en el 2023 el fisco español permitía a las empresas desgravarse el 63,6% de sus inversiones en edificios, compra de maquinaria o intangibles, el año pasado la tasa cayó hasta el 61,3%. Esto mantiene a España como uno de los países que menos retorno proporciona a la inversión empresarial de los países desarrollados, con una brecha de casi 10 puntos con respecto a la OCDE, que está en el 68,5%. En cuanto a las economías del entorno, nuestro país está a la cola, frente al 76,3% de Italia, el 74,2% de Francia y el 64,4% de retorno que proporciona Alemania.

Según la lista que publica cada año Tax Foundation, el think tank estadounidense especializado en políticas fiscales, este porcentaje de bonificaciones sitúa a nuestro país en el puesto número 30 del mundo, lo que significa que se mantiene con respecto al año anterior. Lo que indica una cierta tendencia dentro del seno de la OCDE al recorte de las desgravaciones fiscales por inversión a las empresas.

Los sistemas fiscales más competitivos en este aspecto son los de Estonia, y Letonia. En estos dos países bálticos, una empresa puede desgravarse el 100% de sus costes de capital. En Lituania, la media se sitúa en el 88,2%. Asimismo, y muy lejos de estos en cuanto a porcentaje, se sitúa Italia, siendo la única gran economía del Viejo Continente que se cuela en los primeros puestos del ranking de Tax Foundation.

Por componentes, el fisco español ofrece una bonificación del 77,9% en la inversión de maquinaria, siendo esta la mayor de la lista. Le siguen la inversión en intangibles, que en ejercicio fiscal del año pasado registró una tasa de devolución del 73,8%. Dentro de este epígrafe se encuentra la inversión en propiedad intelectual, software, capital humano y organizativo, I+D y datos. Finalmente, la inversión de edificios mostró una tasa de bonificación por parte de Hacienda del 39,1% en el ejercicio pasado.

De media, en la OCDE, la inversión en maquinaria e intangibles también son las que gozan de mayores ventajas fiscales. Concretamente, la maquinaria se sitúa en un 85,3%, frente a los intangibles que registró un 76,7% en el ejercicio del pasado año. En líneas generales, igual que sucede en España.

La autora del informe de Tax Foundation, la economista Cristina Enache, explica que desde el año 2000, los impuestos de Sociedades "han disminuido significativamente" tanto en el mundo como en los países de la OCDE. En cambio, el tratamiento fiscal de las inversiones de capital "empeoró durante la mayor parte de las últimas décadas. Los beneficios de las tasas legales más bajas para la inversión y el crecimiento se vieron parcialmente contrarrestados", aseveró.

Enache resalta en su informe que dependiendo de las desgravaciones en la inversión de capital que existan en los entornos fiscales, puede "impulsar o frenar la inversión, lo que a su vez impacta directamente en el crecimiento económico".

En concreto, la experta dice que cuando a una empresa no se le permite deducir los gastos de capital en términos reales "realizan menos inversión", lo que implica directamente "una reducción de la productividad y los salarios de los trabajadores".

Hacia otros sectores

En su análisis, Enache resalta un elemento importante a tener en cuenta y es que, si un país reduce su impuesto de Sociedades pero, al mismo tiempo, limita estas deducciones a la inversión, "puede provocar una transición de la economía desde industrias con mayor intensidad de capital hacia sectores que dependen menos de la inversión de capital".

Por otro lado, también señala la necesidad de agilizar la desgravación, para que la inversión y que los gastos sean reales. La experta señala que un gobierno "podría extender los plazos de depreciación de la maquinaria, lo que ralentizaría la inversión en maquinaria y perjudicaría a la industria manufacturera". En cambio, si se acortan esos plazos de depreciación o se permite a las empresas computar la maquinaria como gasto, "el aumento de las deducciones por capital puede impulsar una mayor inversión en maquinaria en comparación con otras inversiones del país", sentencia Cristina Enache.

En este sentido, Alemania incorporó planes de depreciación acelerada para la maquinaria entre 2020 y 2022, que se renovó posteriormente hasta 2024. Actualmente, en un intento de volver a reflotar su denostada industria, el canciller Friedrich Merz está buscando fórmulas para ampliar y mejorar los programas de depreciación acelerada, ampliando también los beneficios fiscales a la inversión. Aun así, la experta dice que las medidas temporales "pueden aumentar la inversión", pero no la incrementarían de forma permanente.

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