
El afilado punzón comercial de Donald Trump ha provocado un profundo desagarro en el pequeño reino de Lesoto. Situado al sur de África y sin un solo metro de línea costera (como una gota en medio de Sudáfrica), este pequeño y montañoso país (tiene una extensión de 30.000 km2, similar a la de Cataluña, y unos 2,3 millones de habitantes) se sitúa en la categoría de lo que se suelen considerar naciones más pobres según las métricas internacionales. Sin embargo, en los últimos años ha experimentado cierto progreso económico gracias a la actividad textil, enfocada especialmente hacia EEUU. La perspectiva de un aplastante arancel del 50% a sus exportaciones amenaza con hundir una economía muy dependiente de la aguja y el hilo. Tan grande puede llegar a ser este roto que el gobierno ya ha declarado el estado de catástrofe nacional.
Lesoto escapaba del foco mediático hasta ahora. El propio presidente de EEUU, pecando de lenguaraz, para sorpresa de nadie, menospreció hace no tanto al país refiriéndose a él como una nación "de la que nadie ha oído hablar". Pero él mismo lo sacó a la palestra el día de abril en el que presentó al mundo su infame pizarra con los aranceles con los que castigaba a sus socios comerciales. Aunque Lesoto no salía en el pizarrín, pronto se supo que era 'agraciado' con el arancel más alto del mundo hasta ese momento (luego Trump pasaría a los tres dígitos con China a base de 'calentón' en redes sociales). Washington imponía un 50% al pequeño país africano.
La sorpresa era mayúscula en Maseru, capital del reino. La administración Trump defendía los aranceles como recíprocos, afirmando que Lesoto aplica aranceles del 99% a los productos estadounidenses. Los funcionarios lesotenses aseguraban desconocer cómo la Casa Blanca llegó a esa cifra. En medio del desconcierto, Trump decretó la pausa de 90 días para negociar y el arancel universal del 10% hasta la fecha límite. Ahora que se acerca el temido 1 de agosto, Lesoto se ha puesto a temblar.
Cuando en abril trascendió este 'arancelazo', muchos descubrieron que Lesoto era una abnegada 'máquina de coser' para EEUU. Los menores costes de producción habían llevado a la nación africana la producción de numerosas prendas de vestir americanas, como los famosos vaqueros Levi's. Debido a ello, en el sector se conocía a Lesoto como la 'meca africana del vaquero'. El año pasado, Lesoto exportó ropa y textiles por valor de 237 millones de dólares a EEUU, lo que representa aproximadamente el 75% de su producción textil. Numerosos trabajadores de dedican a confeccionar ropa para marcas estadounidenses como Calvin Klein y el minorista Walmart.
El sector textil de Lesoto, su principal industria exportadora y casi un 20% de su su PIB, depende en gran medida de la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África, una iniciativa comercial estadounidense que ofrece a las naciones africanas que reúnen los requisitos acceso libre de impuestos al mercado estadounidense. Gracias a ese tratamiento arancelario preferencial, Lesoto ha desarrollado un sector textil que, hasta ahora, ha sido el mayor empleador privado del país, con más de 30.000 puestos de trabajo y casi el 36% empleo formal al tiempo que ha representado aproximadamente el 90% de las exportaciones manufactureras.
Si esa dinámica aún se podría sujetar con un arancel del 10%, el castillo de naipes se vendría abajo con uno del 50%. "Este arancel acabaría con las exportaciones textiles a EEUU y podría afectar a 20.000 puestos de trabajo", introduce sin paliativos Lyle Begbie, analista de Oxford Economics. Un descosido inasumible en un país donde el desempleo, sobre todo el juvenil, ha sido persistentemente alto durante un periodo prolongado. La Oficina de Estadística de Lesoto informó de una tasa de desempleo del 30,1% en 2024, mientras que el desempleo juvenil también sigue siendo elevado (casi el 40%), y los empleos formales son escasos.
"Lesoto estaría muerto"
El arancel "destruirá el sector textil y de la confección", se muestra aún más tajante el analista económico Thabo Qhesi, con sede en la capital, Maseru. "Si se produjera el cierre de fábricas, la industria desaparecería y habría efectos multiplicadores", declara a Reuters . "Así que Lesoto estaría muerto, por así decirlo".
Los testimonios de trabajadores del sector, muchos de ellos mujeres, recogidas en la prensa internacional, ayudan a entender mejor la situación. Como publica The Guardian, Makhotso Moeti se mudó a Maseru, la capital de Lesoto, desde el centro rural del pequeño reino montañoso . "Trabajar en fábricas es el único trabajo que he conocido en muchos años", cuenta Moeti, quien etiqueta la ropa de Gap. "Si las fábricas cierran, no me quedarán muchas opciones. Me veré en la obligación de regresar a casa, a la misma pobreza de la que creía haber escapado cuando me mudé a la ciudad".
Aunque los datos más recientes indican un aumento del empleo en el sector manufacturero en el primer trimestre de 2025, las perspectivas de empleo son más preocupantes a la luz del impacto previsto de los aranceles. Varios compradores textiles con sede en EEUU han dejado de hacer pedidos a Lesoto desde que se anunciaron los aranceles, lo que ha provocado que muchas fábricas locales suspendan la producción y despidan a trabajadores. Había cierto optimismo en que la reciente aprobación de la controvertida licencia Starlink conduciría a un acuerdo arancelario más favorable. Sin embargo, el enfrentamiento de Elon Musk con Trump ha reducido los beneficios potenciales de esta aprobación. Además, señala Begbie, Lesoto tiene un poder de negociación limitado debido a la desequilibrada relación comercial entre ambos países.
El golpe de EEUU es, además, doble. El arancel agrava el sufrimiento causado por una de las medidas anteriores de Trump: los recortes a la ayuda exterior estadounidense. Lesoto tiene una de las tasas de infección por VIH más altas del mundo, con aproximadamente uno de cada cuatro adultos con el virus, según datos gubernamentales. El sector sanitario de Lesoto dependía en gran medida de la ayuda estadounidense.
El 'botón del pánico'
Estas terribles perspectivas han hecho que el Gobierno haya pulsado el 'botón' del pánico. Este lunes, el Ejecutivo declaró el estado de catástrofe nacional durante dos años (hasta el 30 de junio de 2027) en respuesta a "los efectos socioeconómicos de las altas tasas de desempleo juvenil y la pérdida de puestos de trabajo". El estado nacional de catástrofe, en virtud de la Ley de Gestión de Catástrofes de 1997, otorga amplios poderes al Estado, entre ellos: acceso a fondos de emergencia, la asignación o reasignación de fondos públicos sin pasar por los procesos parlamentarios habituales, la capacidad de eludir los procedimientos normales para permitir una adquisición más rápida de bienes y servicios y una base jurídica para apelar a donantes y socios de desarrollo.
"La declaración otorga al Gobierno poderes adicionales para eludir los procedimientos habituales. Sin embargo, es poco probable que los poderes concedidos resuelvan los problemas de desempleo a corto plazo, ya que hay problemas de largo recorrido, como la corrupción, la debilidad de las instituciones y las deficientes infraestructuras", valora Begbie.
Otra complicación es la frágil posición política del Gobierno, como pormenoriza el informe de Oxford Economics firmado por Begbie. El primer ministro Sam Matekane encabeza una coalición de ocho partidos, que ocupan 77 escaños en la Asamblea Nacional (AN) de 120 miembros, es decir, el 64% del total. Matekane debe parte de su éxito electoral a sus promesas electorales de reformas que facilitarían los negocios y promoverían la inversión privada. Sin embargo, desde que asumió el cargo, ha luchado por resolver muchos de los problemas más antiguos de Lesoto, como el desempleo persistente, los altos niveles de corrupción y la delincuencia violenta.
Las manos atadas
Lesoto, que se independizó del Reino Unido en 1966, es una monarquía parlamentaria constitucional en la que el primer ministro -Matekane-, es el jefe de Gobierno y ostenta poderes ejecutivos. La figura del rey Letsie III desempeña funciones ceremoniales, siendo principalmente un símbolo de unidad nacional.
Bajando al plano macroeconómico, el análisis de Oxford admite que el aumento del gasto fiscal a corto plazo puede ayudar a sostener la economía y mitigar parcialmente el impacto económico de los aranceles y los recortes de las ayudas. Sin embargo, enfrían las perspectivas, el Gobierno tiene una capacidad limitada para asumir deuda adicional, que ya es elevada, del 64% del PIB en 2024.
Aparte de aumentar las ayudas sociales, no hay muchas medidas inmediatas que el Gobierno pueda tomar para ayudar a los desempleados. Cualquier reforma económica requerirá tiempo para surtir efecto, lo que incluye abordar los problemas dentro de las instituciones que obstaculizan la inversión privada y frenar el Estado grande e ineficiente, debilitado por la corrupción, agrega Begbie.
Esta ineficacia ha contribuido probablemente a los continuos retrasos en la finalización de la segunda fase del Proyecto Hidrológico de las Tierras Altas de Lesoto, y disminuye los beneficios del reciente estado de catástrofe, continúa el analista. Además, unas infraestructuras inadecuadas y un sistema educativo deficiente obstaculizan aún más la economía del país y limitan su desarrollo, denuncia. El país sigue siendo vulnerable a la volatilidad de los ingresos de la Unión Aduanera del África Austral y carece de un fondo de ahorro, enumera también. "Llevará tiempo resolver estos problemas, y no hay soluciones rápidas. Matekane será muy consciente de que dispone de poco tiempo para lograr grandes avances: las próximas elecciones generales son en 2027", concluye.