Las 8 claves del éxito: #2 Regeneración

Publicado por en Ciencia y Management, Éxito. Comentar.

Bruce lee escribió: “créeme que en cada gran reto siempre hay obstáculos, grandes o pequeños, y la reacción que uno muestra ante esos obstáculos es lo que cuenta, no el obstáculo en sí. No existe la derrota hasta que tú la admitas”. Que la vida que vivimos es una sucesión de altibajos es tan cierto como que tiene un principio y un final. Por eso, pongamos la energía que pongamos en esquivar los golpes, al final llegarán. Por tanto lo mejor es estar preparados desarrollando nuestra capacidad de regeneración.

En un estudio destinado a analizar los impactos que los seres humanos experimentamos, se encontró que la media de acontecimientos adversos serios que vivimos es de unos ocho a lo largo de nuestra vida. Lo sorprendente del caso es que mientras que unas personas tienen serias dificultades para recuperarse, o no se recuperan nunca, otras muchas salen más o menos airosas de los trances que se les plantean. Dice la investigación que aproximadamente un tercio de las personas son naturalmente resilientes, y por tanto los otros dos tercios deben aprender a serlo, si quieren evitar que los contratiempos estorben o impidan su camino hacia el éxito.

Tanto la capacidad de encajar golpes como la de aprender de ellos son facultades que se aprenden. Aunque resulte difícil de creer, las personas pueden elegir la manera en que quieren interactuar con lo que les pasa, y por eso tras una situación difícil pueden tender o bien barreras, o bien puentes hacia un futuro mejor. Es una cuestión de actitud, de voluntad, y afortunadamente de práctica, por lo que cuanto más obstáculos se han superado es más fácil recuperarse de los que van surgiendo. Quizá el problema de fondo no está tanto en saber que las adversidades se pueden superar y que se puede aprender de ellas, sino en el inmenso esfuerzo que conlleva, tanto más cuando más grande es el problema.

La regeneración es una cualidad que hay que entrenar. Aunque cueste.

Las 8 claves del éxito: #1 Rumbo

Publicado por en Cambio personal, Ciencia y Management, Éxito. 1 comentario .

Lo más importante en la navegación es saber a dónde queremos ir. Todo lo demás se ajusta en función de ese parámetro. Por simple que pueda parecer, a veces se nos olvida que ese mismo principio se cumple en la vida, tanto en la personal como en la profesional. Decía Gene Kranz, antiguo director de vuelo de la NASA, y el hombre que trajo de vuelta a los astronautas del Apolo 13, que lo malo no es no cumplir un objetivo, lo malo es no tenerlo.

Una de las claves indiscutibles del éxito es tener un rumbo, una meta, una misión que cumplir. A menudo los seres humanos nos conducimos por la vida reactivamente, respondiendo a las demandas que el entorno nos plantea. Otras veces, seguimos sin más un guión preestablecido que la sociedad ha fijado, y así intentamos rellenar todas las casillas que lo forman: trabajo, casa, coche, familia, vacaciones, y así sucesivamente. Muchas personas llegan a esa situación no por fértil menos desagradable que se llama la crisis de la mediana edad, para descubrir que aquello que un día quisieron ser está tan alejado de lo que son que la vida parece no tener sentido.

La ciencia ya ha demostrado que una de las claves de la felicidad es tener un propósito en la vida: un rumbo. Escogerlo cuidadosamente, meditar sobre él, dedicarle tiempo y recursos, evaluar a qué distancia nos encontramos y, tal vez, modificarlo de cuando en cuando, son tareas indispensables para conseguir dotar a nuestra existencia de verdadero significado.

La gestión de la vida solo tiene sentido si hay un rumbo.

La auténtica esencia del éxito

Publicado por en Ciencia y Management, Ocho cualidades para el éxito. Comentar.

Aunque estemos acostumbrados a identificar la palabra éxito con el dinero, el poder o la fama, lo cierto es que según el diccionario lo que significa fundamentalmente es un resultado feliz. Desde esa óptica, el éxito es algo que persigue cualquier persona, porque a cualquiera le gustaría que sus planes tuvieran un final feliz. La búsqueda del éxito es por tanto una de las aspiraciones naturales del ser humano, y siempre merece la pena intentar averiguar cuales son sus claves.

Últimamente han surgido muchas reflexiones solventes sobre este tema. Quizá una de las más influyentes haya sido Outliers, de Malcom Gladwell, que se dedicó a investigar qué es lo que diferencia a los que llamamos individuos fuera de serie del resto de las personas. Talent is overrated, de Geoff Colvin, recogía algunos de los descubrimientos que explican por qué algunas personas muestran un rendimiento por encima de la media. En líneas complementarias están también The 8 Traits Successful People Have in Common, Change Anyhing, o The Art of Doing. Se han publicado también reflexiones sobre los niños, que proponen cuáles son las habilidades que todos ellos deberían aprender para tener éxito en la vida. En este grupo, además del enfoque Life Skills, ya clásico, de la Organización Mundial de la Salud, está la obra de Ellen Galinsky Mind in the Making.

Y una y otra vez los resultados de esas investigaciones y reflexiones muestran lo mismo: el éxito, en la mayoría de los casos, no depende fundamentalmente de la genética, de la suerte, y a veces ni siquiera de los recursos a nuestro alcance. Depende de una serie de habilidades que algunas personas tienen y que les hacen avanzar constantemente hacia sus objetivos hasta que consiguen lo que se proponen. La buena noticia, es que esas habilidades se pueden aprender.

El éxito no está en lo que somos, sino en lo que hacemos.

Desacuerdo dinámico y esencial

Publicado por en Ciencia y Management, Dinámicas grupales y Liderazgo. Comentar.

En los grupos hay tantas opiniones como personas, a veces más. Dado que hoy ningún equipo puede sobrevivir sin apoyarse en la suma de sus miembros, una de las cuestiones más complejas de gestionar en la tarea de liderar es el desacuerdo. Sobre todo porque, debido a las dinámicas de tarea y afectividad, las cosas no siempre son lo que parecen.

A primera vista estar de acuerdo significa compartir una idea, una misma forma de ver la vida o un problema. Y estar en desacuerdo es oponerse o simplemente no participar de esa idea. Sin embargo, en la mayoría de los casos, este sencillo principio no se cumple. No se cumple porque las personas acuden a las reuniones y foros de debate con ideas preconcebidas acerca de sus interlocutores, que generalmente previamente han clasificado en dos grupos: aquellos que les son afines y aquellos que no. Y de ahí surge precisamente el problema. El desacuerdo dinámico surge como consecuencia de la forma de la interacción, de la dinámica del grupo, y por tanto de esas ideas preconcebidas que unos miembros del grupo tienen de los otros, y no como resultado de tener posiciones realmente diferentes después de haber analizado un asunto de forma adecuada, lo que sería un desacuerdo esencial.

Lo sorprendente es que la mayoría de las veces los desacuerdos experimentados en las reuniones son dinámicos, pero se interpretan como desacuerdos esenciales. Por eso una función ineludible del liderazgo es clarificar este fenómeno cuando surja, porque de otro modo la conclusión final que adopte el grupo no será consecuencia de sus ideas, sino de sus pasiones.

Tan importante como buscar el acuerdo es saber por qué se está en desacuerdo.

Ocupar el espacio del liderazgo

Publicado por en Ciencia y Management, Dinámicas grupales y Liderazgo. 5 comentarios.

Estamos hartos de ver en el cine la misma escena, y sin embargo tal vez no hemos reflexionado suficientemente sobre ella: tras un desastre natural o un accidente, un grupo de supervivientes que no se conocen deben unir sus fuerzas para sobrevivir. Si observamos adecuadamente lo que ocurre a continuación, enseguida deduciremos una de las claves de la dinámica de los grupos y del liderazgo efectivo.

Lo que suele ocurrir en estas escenas en el cine es que lo primero que hacen los supervivientes es organizarse: buscar comida o refugio, hacer inventario de lo que poseen, atender a los heridos, y así sucesivamente. Inevitablemente, habrá algunos personajes que ejerzan más influencia que otros sobre lo que hay que hacer en cada momento. Esto en el cine – y en la vida- ocurre mucho antes de que la película comience a desarrollar las diferentes tramas afectivas que van a ocurrir entre los miembros del grupo.

Desde hace ya muchos años se sabe que las dos dinámicas básicas que ocurren en un grupo, la de tarea y la de afecto, se gestionan consecutivamente, siendo la primera de ellas, la de tarea o autoridad, la que antes se plantea y consolida. Eso quiere decir, sobre todo, que cuando un grupo nuevo se forma, si no hay un liderazgo claro, el grupo elegirá sus propios líderes. Y lo segundo que quiere decir, no por obvio menos importante, es que lo primero que tienen que hacer los líderes formales es liderar, es decir, definir qué es lo que hay que hacer, cómo y cuándo, antes de intentar crear una red de relaciones afectivas en el grupo.

Si el líder no ocupa su espacio alguien lo hará por él.

Juego de tronos y alianzas (II): vínculos y afectos

Publicado por en Ciencia y Management, Dinámicas grupales y Liderazgo. Comentar.

El juego de tronos que implica la lucha por ejercer influencia sobre las tareas que se llevan a cabo en una organización, no es  ni el único, y a veces no es el más importante. Porque por debajo o por encima de ese entramado discurre otro a veces más relevante, que está formado por las dinámicas de afecto. Ser sensible a ellas y gestionarlas adecuadamente es una de las claves del liderazgo efectivo.

En todo grupo se generan vínculos afectivos que determinan un universo de relaciones que acompaña a la dinámica de tarea y autoridad. A veces la complementa y a veces la contradice. En cualquier grupo social, ya sea profesional o personal –como por ejemplo ocurre en las familias- a menudo es más interesante saber a quién y cómo se dice algo que lo que en sí se está diciendo. O, por ejemplo, en una toma de decisiones, en ocasiones es mucho más relevante saber quién defiende a quién, o quién se alía con quién, que los argumentos que se están utilizando para defender una u otra postura. Hay personas que permanentemente se sitúan al lado de otras, y quienes sistemáticamente mantienen posturas contrarias hacia los mismos individuos.

Esto es así porque los componentes de los grupos son personas, y las personas experimentan sentimientos y emociones hacia otras, siendo a veces los vínculos y rechazos entre ellas mucho más fuertes e importantes que el interés que puedan llegar a tener en las tareas que se están llevando a cabo. Obviar ese hecho y centrarse solo en el nivel de tarea o autoridad es ignorar una de las fuerzas más potentes que gobiernan al ser humano, que es la necesidad de dar y recibir afecto.

La gestión de los vínculos y afectos es una de las dos dinámicas grupales básicas.

Juego de tronos y alianzas (I): tarea y autoridad

Publicado por en Ciencia y Management, Dinámicas grupales y Liderazgo. Comentar.

Hace ya muchos años que se sabe que las dinámicas que existen en los equipos pueden agruparse en dos grandes categorías. Conocer en qué consisten y cómo interactúan y, sobre todo, aprender a gestionarlas, es una de las primeras competencias que deben poseer los directivos. Hoy que tanto se habla de saber dirigir, de liderazgo y de mil términos afines, a menudo se olvida que los grupos giran constantemente en torno a un juego de tronos y alianzas.

En el ámbito profesional estamos habitualmente centrados en una actividad que genéricamente podríamos denominar tarea. La tarea es lo que hay que hacer en cada momento determinado: una serie de cálculos, un informe, una reunión, una toma de decisiones, una comunicación, y muchas otras similares. Las tareas toman forma en procesos, y los procesos al final ejecutan la estrategia de la empresa cumpliendo así su misión y evolucionando hacia su visión. Lo que ocurre es que, para que las tareas se lleven a cabo de una manera óptima, hay personas en las organizaciones que definen quiénes se ocupan de cada una de ellas, cómo se llevan a cabo, cuándo se hacen y con qué plazo, cuál es nivel de ejecución requerido, y así sucesivamente. A menudo estas mismas personas son las responsables de evaluar esas tareas, siendo por tanto las que ejercen la autoridad. La primera de las dinámicas que explican el comportamiento de los grupos está relacionada precisamente con estar más cerca o más lejos de los núcleos poder que regulan las tareas que se llevan a cabo.

Según este principio, y dependiendo de en qué punto se sitúe cada persona en la polaridad líder-seguidor, habrá tensiones dinámicas para controlar el nivel de tarea, es decir, los miembros del grupo lucharán entre ellos por definir lo que hay que hacer en cada momento. Lo que a veces se desconoce o se descuida es que estos procesos ocurren con independencia de quiénes sean los líderes formales del grupo. Y lo que se desconoce aún más es que la dinámica de tarea o autoridad no es ni mucho menos la única que existe, y a veces tampoco es la más importante.

La gestión de la tarea y la autoridad es una de las dos dinámicas grupales básicas.

Competencias imprescindibles: conexión

Publicado por en Cambio personal, Ciencia y Management, Competencias. Comentar.

Los demás están por todas partes: son nuestros jefes, los compañeros de equipo, nuestros proveedores, los accionistas y nuestros clientes. Estamos rodeados de otras cabezas y de otros corazones que suman en lugar de restar. Aunque, visto con la adecuada perspectiva, ese proceso dista mucho de ser automático. Conocer a los otros y tener en cuenta lo que piensan y sienten, sus ilusiones y frustraciones, sus batallas y alianzas, sus pérdidas y triunfos, es una muestra inequívoca de altura profesional.

En cualquier tarea o proyecto que en la empresa implique a más de una persona, que son casi todos, siempre existen dos niveles a considerar. Uno, el que existe entre las personas, y que está materializado en las conversaciones entre ellas, en los mensajes que se dirigen, en el material que crean conjuntamente y, en general, en todo aquel resultado que puede ser captado por los distintos implicados. El segundo, el que existe en el interior de cada individuo, que obviamente es diferente para cada uno de ellos, y que es diferente también a la información que se comparte. Cada persona manejará esa tarea o proyecto en su interioridad tiñéndolo de sus particulares afectos, de sus valoraciones propias, de su mundo interior, de su biografía y de sus motivos y aspiraciones.

Es precisamente por esa razón que gestionar la conexión con los otros dista mucho de ser una tarea sencilla. Porque muchas veces el éxito está en trascender lo obvio, que es lo exterior y compartido, para adentrarse en lo subjetivo e individual de cada persona, para tomarlo en consideración en la creación de un camino común. Las ideas y sentimientos que hay en el interior de las personas que participan en una tarea o proyecto superan con mucho lo que producen conjuntamente. En los grupos la información compartida es solo la punta del iceberg.

Y, por supuesto, además de tener una visión sobre lo que habita en la mente y en el corazón de los otros, es imprescindible saber gestionar la conexión. Saber escuchar, saber comunicar y saber escuchar de nuevo. Habilidades aparentemente obvias como decir que no, pedir un favor, expresar un sentimiento, mostrar gratitud, o pedir perdón, siguen siendo en ocasiones delicadas, precisamente por la fuerte carga de subjetividad que gobierna las emociones humanas.

Gestionar la conexión: imprescindible.

Competencias imprescindibles: autoconciencia

Publicado por en Cambio personal, Ciencia y Management, Competencias. Comentar.

Pese a que nos creemos seres inteligentes es importante darse cuenta cuanto antes de que hay una larga serie de aspectos en nuestra naturaleza que tienen la particularidad de poner en jaque el control racional que habitualmente tenemos sobre nuestra vida. Muchos de ellos estados biológicos, otros son emociones y sentimientos, y también hay intuiciones, predicciones y fabulaciones acerca de lo que podría o no podría ocurrir. Aprender a gestionar todos esos pulsos es una competencia imprescindible en cualquier profesión.

¿Puede un jefe de departamento arruinar una reunión porque le duele el estómago? Absolutamente. ¿Es posible que un programador cometa errores porque se siente mal a causa de una discusión? Por supuesto. ¿Tenderá un médico a fallar un diagnóstico si cree que su paciente le mira mal? Con toda probabilidad. ¿Podría perder un proyecto un consultor si tiene la intuición de que es muy difícil ganarlo? Rotundamente sí.

La lista de ejemplos es infinita. A menudo no nos damos cuenta, pero nuestro rendimiento como profesionales y nuestra productividad fluctúa dependiendo de factores que muchas veces no controlamos y que deberíamos aprender a manejar. Se ha escrito mucho sobre el mundo de las emociones en general, menos sobre la –muchas veces mal entendida – inteligencia emocional, y menos aún sobre la importancia de actuar sobre la base de la información que nos proporciona nuestra autoconciencia. Si cada cierto tiempo, y sobre todo en las situaciones críticas, hiciéramos un breve repaso mental de nuestro estado y pensáramos qué es conveniente hacer teniéndolo en cuenta, nos iría sin duda mucho mejor.

La autoconciencia es clave en la vida profesional, como lo es en la personal.

Competencias imprescindibles: comunicación

Publicado por en Cambio personal, Ciencia y Management, Competencias. Comentar.

Dicen que dijo Cicerón que el buen orador es simplemente un actor al que se conoce con otro nombre. La ingente proliferación de programas de formación empresarial destinados a incrementar las capacidades comunicativas de los directivos muestra el fracaso rotundo de la tecnología en la creación de mensajes de impacto. Hemos aprendido que ninguna presentación con diapositivas sustituirá nunca a la capacidad de emocionar y conmover que tienen los grandes oradores.

Tras años de cursos de presentaciones eficaces, avances notables en las posibilidades de Powerpoint y la aparición de Prezi como eterno aspirante, la demanda de programas orientados a la comunicación no solo disminuye, sino que parece aumentar. Además del ya mencionado fracaso de la tecnología como único aspecto a considerar al dirigirse a una audiencia, lo que este hecho pone de manifiesto es que la competencia comunicativa sigue siendo una de las habilidades transversales necesarias en el bagaje de cualquier profesional, da igual si se trata de un empresario, un abogado o un ingeniero. Incluso aquellas profesiones cuyos servicios se prestan individualmente, como pueden ser las del ámbito de la salud, precisan de la habilidad para crear un mensaje y transmitirlo de manera clara y motivadora. No podemos prescindir de la comunicación como herramienta básica en nuestra vida profesional, de la misma forma que no podemos prescindir de que una empresa tenga su engranaje financiero sólidamente construido.

A través de la comunicación se comparten los detalles que dan vida a los procesos, se llega al cliente para trasladarle la propuesta de valor y, mucho más importante, a través de la comunicación se contagia el mensaje de esperanza que contiene la visión.

Sin comunicación no hay empresa.