Hace ya muchos años que se sabe que las dinámicas que existen en los equipos pueden agruparse en dos grandes categorías. Conocer en qué consisten y cómo interactúan y, sobre todo, aprender a gestionarlas, es una de las primeras competencias que deben poseer los directivos. Hoy que tanto se habla de saber dirigir, de liderazgo y de mil términos afines, a menudo se olvida que los grupos giran constantemente en torno a un juego de tronos y alianzas.
En el ámbito profesional estamos habitualmente centrados en una actividad que genéricamente podríamos denominar tarea. La tarea es lo que hay que hacer en cada momento determinado: una serie de cálculos, un informe, una reunión, una toma de decisiones, una comunicación, y muchas otras similares. Las tareas toman forma en procesos, y los procesos al final ejecutan la estrategia de la empresa cumpliendo así su misión y evolucionando hacia su visión. Lo que ocurre es que, para que las tareas se lleven a cabo de una manera óptima, hay personas en las organizaciones que definen quiénes se ocupan de cada una de ellas, cómo se llevan a cabo, cuándo se hacen y con qué plazo, cuál es nivel de ejecución requerido, y así sucesivamente. A menudo estas mismas personas son las responsables de evaluar esas tareas, siendo por tanto las que ejercen la autoridad. La primera de las dinámicas que explican el comportamiento de los grupos está relacionada precisamente con estar más cerca o más lejos de los núcleos poder que regulan las tareas que se llevan a cabo.
Según este principio, y dependiendo de en qué punto se sitúe cada persona en la polaridad líder-seguidor, habrá tensiones dinámicas para controlar el nivel de tarea, es decir, los miembros del grupo lucharán entre ellos por definir lo que hay que hacer en cada momento. Lo que a veces se desconoce o se descuida es que estos procesos ocurren con independencia de quiénes sean los líderes formales del grupo. Y lo que se desconoce aún más es que la dinámica de tarea o autoridad no es ni mucho menos la única que existe, y a veces tampoco es la más importante.
La gestión de la tarea y la autoridad es una de las dos dinámicas grupales básicas.