Estamos hartos de ver en el cine la misma escena, y sin embargo tal vez no hemos reflexionado suficientemente sobre ella: tras un desastre natural o un accidente, un grupo de supervivientes que no se conocen deben unir sus fuerzas para sobrevivir. Si observamos adecuadamente lo que ocurre a continuación, enseguida deduciremos una de las claves de la dinámica de los grupos y del liderazgo efectivo.
Lo que suele ocurrir en estas escenas en el cine es que lo primero que hacen los supervivientes es organizarse: buscar comida o refugio, hacer inventario de lo que poseen, atender a los heridos, y así sucesivamente. Inevitablemente, habrá algunos personajes que ejerzan más influencia que otros sobre lo que hay que hacer en cada momento. Esto en el cine – y en la vida- ocurre mucho antes de que la película comience a desarrollar las diferentes tramas afectivas que van a ocurrir entre los miembros del grupo.
Desde hace ya muchos años se sabe que las dos dinámicas básicas que ocurren en un grupo, la de tarea y la de afecto, se gestionan consecutivamente, siendo la primera de ellas, la de tarea o autoridad, la que antes se plantea y consolida. Eso quiere decir, sobre todo, que cuando un grupo nuevo se forma, si no hay un liderazgo claro, el grupo elegirá sus propios líderes. Y lo segundo que quiere decir, no por obvio menos importante, es que lo primero que tienen que hacer los líderes formales es liderar, es decir, definir qué es lo que hay que hacer, cómo y cuándo, antes de intentar crear una red de relaciones afectivas en el grupo.
Si el líder no ocupa su espacio alguien lo hará por él.
En esas circunstancias el lider nato, sale enseguida, sin reflexión previa, directamente se pone a organizar, no le preocupa las relaciones, se pone en marcha … ¿y si hay dos?
En ese caso pueden pasar muchas cosas, pero hay dos que merece la pena comentar:
– Es posible que uno de los líderes asuma el liderazgo de tarea, y el otro el de afecto. En ese caso no tendría por qué haber mayor conflicto.
– Es también posible que los dos luchen por el de tarea, y eso sí puede ser problemático para el grupo (cuentan que los vikingos sostenían que tiene que haber un solo jefe, no puede haber dos). Lo que puede ocurrir, dentro de este segundo caso, es que uno de los dos decida colocarse en el rol de segundo de a bordo. Pero si no es así, las tensiones entre ellos pueden dificultar la marcha del grupo.
Gracias por tu comentario.
Gran tema, sin duda. Y como bien dices, ya es bien sabido, pero aún así muchos no conseguimos hacerlo.
Lo interesante es averiguar por qué el propio cuerpo se encoge cuando debería expandirse (y ocupar más espacio) en muestra de liderazgo. Es una reacción involuntaria que traiciona nuestras dudas internas sobre nuestro propio liderazgo.
..y los demás suelen notarlo antes que nosotros mismos!!…
“lo primero que tienen que hacer los líderes formales es liderar, es decir, definir qué es lo que hay que hacer, cómo y cuándo, antes de intentar crear una red de relaciones afectivas en el grupo”
Esto es de aplicación en todos los ámbitos. A veces vemos quien abdica de esta responsabilidad por temor a tener que decidir. Será un desastre si no hay otro que ocupe el vacío.
Cuando el capitán del baro no ejerce como tal, puede acabar como líder el cocinero (véase caso Costa Concordia).
Muy buena reflexión, Jesús.
Gracias por tu comentario Agustin!!