El desplome que han sufrido los índices bursátiles chinos desde mediados de 2015 ha cambiado la estrategia de inversión de muchos ciudadanos del gigante asiático. Son miles los inversores chinos que han vendido sus activos financieros para comprar viviendas, sobre todo en zonas 'premium', como el centro de las ciudades más importantes del país. Así, no parece extraño ver como el precio de la vivienda en ciertas urbes se está disparando en pleno proceso de desaceleración económica.
Liu Yihui es un buen ejemplo para personificar este cambio de tendencia en la inversión. Yihui es un ingeniero civil de 35 años que vendió sus acciones tras sufrir unas pérdidas del 40% el año pasado, y que ha utilizado esa liquidez para comprar un apartamento de 5 millones de yuanes (763.464 dólares) en Shenzhen, el centro financiero del sur del país. Los precios en esta ciudad se han disparado más de 50% en los últimos doce meses, al mayor ritmo desde 2011.
Tras 'quemarse' con la explosión de la burbuja del mercado de valores chino, Liu Yihui ha buscado la salvación en un activo que parece revalorizarse por minutos, la inversión en inmuebles en grandes ciudades, que sube a ritmos muy rápidos.
"La gente está un poco loca en este mercado, pero ¿qué se puede hacer?", explica Liu, que ha adquirido una hipoteca para comprar el apartamento, una propiedad de inversión que a día de hoy está alquilando. "Los retornos de las acciones fueron terribles, así que decidí poner mi dinero en inmuebles".
La fiebre de compras que impulsó las acciones chinas hasta valores insostenibles en junio del año pasado, está contagiándose ahora a zonas concretas del sector inmobiliario. Los especuladores se están apalancando (pidiendo prestado) rápidamente para adquirir casas en ciudades de primer nivel con la esperanza de que los precios sigan subiendo rápidamente. El boom, alimentado por los estímulos monetarios y una reducción de las restricciones a la propiedad en febrero, muestra cómo los esfuerzos del gobierno por reanimar la segunda economía más grande del mundo lleva consigo un importante riesgo de terminar alimentando burbujas de activos.
Exceso de ganas
El clamor por comprar recuerda al boom del mercado inmobiliario chino que llegó a su pico en 2013, antes que los entes reguladores implementasen una serie de medidas para enfriarlo. Las autoridades empezaron a levantar algunas de esas restricciones en noviembre de 2014 y el mes pasado aceleraron las iniciativas para apoyar la demanda reduciendo los requisitos de entrada y rebajando impuestos a las transacciones inmobiliarias. Las medidas (cuyo objetivo era reducir un exceso de casas sin vender en ciudades más pequeñas) elevaron los precios en los centros de las ciudades más grandes del país.
La demanda también está recibiendo el impulso del estímulo monetario del Banco Popular de China, que redujo los tipos de interés de referencia seis veces desde 2014, rebajó el coeficiente de reservas de los bancos y está inundando de dinero el sistema financiero para mantener los niveles de crédito.
El caso de Shenzhen
El boom más extremo se está produciendo en Shenzhen, donde los precios subieron un 4% de diciembre a enero y avanzaron un 52% en los últimos doce meses. Los inmuebles en el centro financiero de Shanghái subieron un 18% en los últimos doce meses y los de Pekín avanzaron cerca de 10%. Los precios en muchas ciudades de menor tamaño siguieron cayendo, aunque a un ritmo menor. Por ejemplo, en la ciudad de Shenyang, al nordeste del país, los precios de las casas nuevas retrocedieron un 0,5% en enero.
"Las ciudades de primer nivel podrían correr el riesgo de sobrecalentarse debido a la liquidez abundante", según explica Alan Jin, analista de Mizuho Securities Asia en Hong Kong. "Algunas ciudades, en particular Shenzhen y Shanghái, podrían introducir medidas de ajuste a corto plazo".
Para Yao Peirong, un jubilado de 61 años de Shanghái, el miedo a perderse el boom inmobiliario la ha causado noches de insomnio. Tras ver cómo los precios subían por las nubes en una zona a más o menos a una hora del centro de la ciudad, él compró un apartamento por 6,6 millones de yuanes el 19 de febrero. Peirong tomó prestados 300.000 yuanes en una hora tras hacer su primera visita para asegurar la adquisición con un depósito.
"No podía dormir", dijo Yao. "Los precios de las casas en este barrio subieron casi 11% en las últimas dos semanas".