Madrid llevaba décadas planteándose que una ciudad de su importancia debía contar con una Gran Vía a su altura, elegante y con soberbios edificios, como el resto de grandes capitales europeas, aunque no sería hasta el 4 de abril de 1910 cuando comenzaron las obras de esa nueva calle de la capital, en la cual se incluiría unos años después uno de sus inmuebles más característicos. El edificio de Teléfonica, de Luis Ignacio de Cárdenas, arquitecto de la compañía, comenzó a construirse en 1924 y fue inaugurado el 1 de enero de 1930 por el Rey Alfonso XIII.
Cárdenas logró terminar el rascacielos en un plazo de solo tres años. Lo consiguió siguiendo los parámetros de los grandes rascacielos estadounidenses y de acuerdo a la International Telephone and Telegraph (ITT), la empresa de Estados Unidos que participó en la creación de Telefónica.
Desde sus orígenes, el "rascacielos americano", como comenzaron a llamarlo los madrileños, fue considerado como una de joya de la arquitectura de principios del siglo XX. Además, el edificio iba destinado a la Compañía Telefónica Nacional de España, que se fundó el 19 de abril de 1924, la firma de telecomunicaciones españolas por excelencia, a la que se quería dar notoriedad.
Por ello, el edificio es recordado también porque desde él se produjo la primera llamada telefónica transoceánica, que realizó nada menos que Alfonso XIII antes de ser inaugurado el edificio. EL Rey llamó dos años antes de la inauguración, en 1928, al presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, que se encontraba en la Cámara de Comercio de Washington.
El edificio de Telefónica fue el primer rascacielos de Europa y el más alto durante años, con sus 90 metros de altura, 13 plantas y 660 ventanas. Se convirtió pronto en un emblema de Madrid y de España. Son 6.000 m2 repartidos en 4 plantas, donde actualmente Telefónica albergar exposiciones y actividades culturales y mantiene una programación continua y abierta. Además, puede visitarse, ya que existen ofertas guiadas que amplían la información de las exposiciones y revelan detalles desconocidos del edificio.
De sede tecnológica a refugio de guerra
En 1930 trabajaban en el edificio hasta 1.800 personas, entre ellas 150 mujeres como operadoras telefónicas. Después, durante la Guerra Civil, los sótanos de la sede de Telefónica fueron utilizados como refugio, aunque también era objetivo prioritario de los bombareos sobre la captal, tanto por su altura como por su cercanía al frente y, sobre todo, por tratarse del centro de comunicaciones más importante de España. De hecho, recibió la descarga de numerosas bombas y obuses.
El gobierno franquista instalaría más tarde la oficina de censura de prensa en el inmueble, que tendría al periodista Arturo Barea como responsable. Por entonces los corresponsales extranjeros enviaban sus artículos desde Gran Vía, 28, entre ellos escritores como John Dos Passos, Ernest Hemingway o Antoine De Saint-Exupéry, el autor de El Principito.
El edificio ha sufrido diferentes modificaciones desde que fue inaugurado. La primera fue una ampliación a mediados de los años 50 y en la última, en 2012, se adaptó el edificio para albergar el Espacio Fundación Telefónica. Se pretendió entonces "devolver el edificio, que ha sido el alma de Telefónica durante ochenta años, a un nuevo entorno cultural y tecnológico". En esa última refoma se conservaron los 82 pilares vistos de acero roblonado originales del edificio, que fueron pintados en color plata.