
El futuro del sector inmobiliario es sostenible. No hay duda. El camino lo marca la Unión Europea, cuya hoja de ruta para avanzar hacia la neutralidad climática mira a 2050, con objetivos intermedios en 2030 y 2040. La emergencia climática ha despertado y acelerado la conciencia ambiental ciudadana. Prueba de ello, es que buena parte de los compradores de vivienda estarían dispuestos a pagar más por tener una casa sostenible.
En concreto, del total de compradores que buscan un inmueble nuevo, el 49,5% abonarían más por una casa respetuosa con el medio ambiente, según el informe La sostenibilidad en la demanda de vivienda en España, elaborado conjuntamente por Fotocasa y Solvia.
Si se distingue entre los usuarios que van a comprar y los que quieren alquilar, existe una mayor predisposición a abonar el sobrecoste dentro del primer grupo: el 53,5% asumiría una mayor inversión, mientras que el porcentaje se reduce al 42,7% en el caso de los inquilinos.
¿Y qué elementos influyen en su decisión? La justificación que da la mayoría de usuarios (63,4%) es que se trata de una buena inversión a futuro, gracias a la cual lograrán reducir sus facturas -el 65,6% en el caso de los que compran y el 58,8% en el de los que alquilan-. También destacan aquellas personas (42,7%) que quieren comportarse de manera sostenible y responsable -un 41,6% de los que se mudan en propiedad y el 45% de aquellos que se cambian en alquiler-; mientras que al 32,5% les motiva el hecho de que las viviendas cuenten con materiales de mayor calidad que las casas que nos son sostenibles -33,8% compra y 29,5% alquiler-.
El sobrecoste
Los usuarios que están dispuestos a pagar más por vivir en una casa sostenible tienen muy en cuenta el importe que de más han de abonar por ello. De hecho, el 38,9% admite que esa variable es determinante para tomar una desisión. En este punto también hay una clara diferencia entre los que compran y los que alquilan. En concreto, la balanza se inclina hacia el alquiler: un 43,4% de inquilinos y un 36,3% de compradores afirman que la decisión la marcaría el precio final.
El análisis de Fotocasa y Solvia va más allá y detalla que el 28,7% de los usuarios se lo plantearía sí, como mucho, la casa valiera un 5% más. En cambio, el 37,2% lo pagaría si costase un 10% adicional como límite máximo, y el 21,3% lo asumiría si no se encareciese más del 15%. Sólo el 13% restante cedería en aquellos casos en los que tuviesen que abonar un 20% más por esta condición.
"El compromiso con el desarrollo sostenible se hace más relevante entre los ciudadanos. La concienciación sobre la sostenibilidad es cada vez mayor impulsada, en primer lugar, por el ahorro en las facturas de los suministros, y en segundo, por el impacto medioambiental más positivo que supone. Aunque también por una mejora en los materiales que se traduce en una mayor calidad de vida. Un reflejo de esta situación es el aumento en 9 puntos porcentuales, con respecto al año anterior, del volumen de quienes están dispuestos a pagar un 15% más con tal de que su vivienda sea sostenible", comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
Dentro de la Agenda 2030, el sector inmobiliario tiene un "objetivo claro en materia de sostenibilidad, que es reducir las emisiones de carbono un 55% antes de esa fecha, y seguir avanzando hasta conseguir un parque inmobiliario neutro en emisiones para 2050", apunta Víctor González, director de Marca y Comunicación de Solvia. "En España, con uno de los parques inmobiliarios más envejecidos de Europa, este reto también supone una gran oportunidad para el desarrollo de nuestra industria, afianzando nuestro compromiso presente para la mejorar de la sociedad del futuro", añade.
La certificación energética de la vivienda se posiciona como uno de los aspectos que despiertan mayor interés entre los demandantes de vivienda. Así, aproximadamente, seis de cada diez personas que se encuentran en búsqueda de casa disponen de certificado energético en su domicilio actual.
No obstante, tan solo el 20,5% del total de personas saben qué tipo de certificado energético tienen. Entre las personas que conocen la letra de su certificado, el 79% cuenta con viviendas eficientemente energéticas, pues disponen de un certificado A, B o C. Por el contrario, sólo el 3% cuenta con la letra F o G.