
Un 10% es lo que se estima que suba la cuota de mercado del senior living en España, la vivienda diseñada para personas mayores de 65 años. El dato extraído del informe de EAE Business School calcula que esta opción superará el 30% en los próximos 30 años. Y en apenas 10 años habrá cerca de 13 millones de personas mayores de 65 años en nuestro país, de los cuales el 80% tendrán buena salud.
Estos datos, frecuentes en los medios y basados en factores demográficos y sociales, corroboran que esta tipología de vivienda ya se ha asentado como una alternativa necesaria y de calidad a las residencias de mayores tradicionales en nuestro país, siendo una tendencia contrastada y avalada desde hace años en países como Francia, Reino Unido o el norte de Europa.
El segmento del senior living es una combinación excelente de ventajas, no solo desde el punto de vista inversor, sino también en el sentido de mejora y diversificación de los servicios y productos puestos a disposición de un grupo de población de más de 60 años autónomo, con cada vez mayor movilidad y poder adquisitivo y que no quiere renunciar a un modelo de vida de calidad y disfrute.
Además de los factores sociales y demográficos con una población que cada vez es más longeva -España se ha posicionado como uno de los países con mayor esperanza de vida con una media de 83 años- la escasez de oferta de vivienda adecuada a este segmento de población y alquileres que siguen al alza hacen necesario que el sector público y los promotores privados actuemos con diligencia y adaptemos la oferta residencial a los intereses de las personas de más de 60 años; y no solo a sus intereses, sino que tenemos que pensar en diseñar viviendas en base a las necesidades de las personas.
Hay que tener en cuenta que dentro del segmento del senior living no existe un modelo único de vivienda. Bajo este gran concepto podemos encontrar distintas tipologías como el senior cohousing, el senior coliving, el senior resort y los apartamentos cuyos servicios y características hacen referencia a distintas necesidades y demandas.
Cualquiera de ellos son complejos residenciales con diferentes tipos de atenciones y servicios incluidos, donde priman la independencia y calidad de vida de sus residentes y donde los espacios y el personal de servicio se ponen a disposición de sus necesidades, de modo que puedan mantener su mismo estilo de vida sin renunciar a su intimidad y rutinas diarias.
En este sentido, el senior coliving y el senior resort ganan cada vez más adeptos, ya que no hay que olvidar la atracción que nuestro país ejerce sobre la población extranjera en edad de jubilación. Cada vez son más los turistas internacionales que consideran España y principalmente las zonas de costa con condiciones climáticas más favorables, como destino en el que disfrutar de su retiro y tiempo de ocio tanto de forma temporal como permanente.
En función de la tipología y la ubicación de estos centros residenciales, la oferta de sus servicios variará, pasando de incluir una atención médica básica a servicios como gimnasio, piscina exterior e interior, club social, restauración, fisioterapia, nutricionista, peluquería, lavandería, entre otros, siempre con viviendas privadas de calidad, amuebladas o no, facilitando en todo momento la vida al futuro residente. De esta forma, estos activos permiten a las personas en ese rango de edad mantener una vida activa y envejecer saludablemente, además de satisfacer cualquier demanda de servicios que puedan tener.
Los edificios destinados para senior living deberán ser accesibles, y ofrecer facilidades para la movilidad. Asimismo, deben tender a estar construidos con criterios de sostenibilidad que alarguen su vida útil, los hagan eficientes, permitiendo reducir costes y huella de carbono.
En estos activos los promotores deben ser innovadores, aplicar la última tecnología y emplear materiales de construcción responsables con el medio ambiente. Aunque es una tendencia ya existente, para lograr una aceleración de este propósito será clave la colaboración entre el sector público y el privado, especialmente en un nuevo segmento incipiente en nuestro país. No obstante, la sostenibilidad es un objetivo crítico que excede los límites del senior living y que debe llegar a todo el sector inmobiliario.
En relación a esto, a los edificios se les imputa el 40% del gasto energético de la Unión Europeo, con lo que la integración de los criterios ESG (Enviromental, Social y Governance) en estos activos colaborativos, a través de energías renovables y eficientes, entre otras medidas respetuosas con el medio ambiente, impulsa no solo el ahorro en las facturas de los inquilinos, sino el cuidado del entorno y sus recursos limitados. En el caso del senior living, cobran especial importancia los automatismos y demás herramientas tecnológicas propias del Internet de las Cosas, como la domótica o la inteligencia artificial, para ganar en seguridad y tranquilidad.
La instalación de sensores, cámaras o demás mecanismos permitirá detectar anomalías y actuar con diligencia. Uno de los últimos informes sobre senior living del Observatorio Sectorial DBK de Informa indica que en España hay 70 complejos de carácter privado, con una dotación de más de 3.600 viviendas.
El ratio es bajo en comparación a la población de edad de más 60 años, por lo que el sector tiene que ser consciente de ello y contribuir a la ampliación de su oferta. Por esto, nos encontramos ante una clara unión de los intereses sociales y económicos. El senior living implica una oportunidad de inversión de múltiples fondos y operadores, pero también atiende a las necesidades de habitabilidad de la población, construyendo en función de ellas.