
Michael Jordan quiere vender su casa. En realidad, lo lleva intentando desde 2012, pero no consigue que nadie la compre pese a su tirón como estrella del baloncesto. En 2013, Jordan intentó subastarla sin éxito y, desde entonces, ha bajado varias veces de precio. En la actualidad, el precio de la casa en la MJ vivió 19 años roza los 15 millones de dólares. A continuación, os ofrecemos un tour por la mansión invendible del número 23 de los Chicago Bulls.
Se trata de una propiedad personalizada al más mínimo detalle. La casa, construida a medida, tiene nueve dormitorios, 19 baños y está completamente amueblada. En cuanto al resto de estancias, tiene: una para tocar el piano, otra para juegos equipada con una mesa de billar, una de fumar y organizar partidas de póquer, un gimnasio en el que entrenaba con sus compañeros de los Chicago Bulls, una biblioteca en el piso superior, una amplia bodega y, por supuesto, una cancha de baloncesto, que de hecho es la pieza central de la vivienda. Además, hay televisiones de pantalla plana y equipos multimedia distribuidos por toda la casa.
Destaca la decoración de la vivienda. Las puertas, por ejemplo, formaron parte de la mansión Playboy original de Chicago antes de comprarlas Jordan. O el tablero de la mesa del comedor, basado en las calles de Bagdad, en Irak, según Concierge Auctions, encargada de vender la propiedad.
La casa se encuentra dentro de una amplia finca rodeada de árboles que incluye una pista de tenis, una piscina infinita, su propio campo de golf -cuyos hoyos están coronados con la bandera de Michael Jordan-, un estanque de peces y una casa de invitados de tres dormitorios, salón y cocina.
Uno de los principales problemas por los que Jordan no consigue vender esta casa es que está en una zona modesta, lejos de donde celebridades y multimillonarios buscan comprar una propiedad, según expertos del sector consultados por Business Insider. Otro es que las celebridades tienden a pesar que su estatus agrega valor a la casa, cuando los compradores no suelen pagar más solo por quién haya sido el anterior propietario.
Hasta que consiga deshacerse de ella, tendrá que pagar más de 100.000 dólares al año en impuestos sobre la propiedad. En total, ha pagado casi 700.000 dólares en impuestos desde que la puso en venta hace una década.