
Perder peso es una buena meta si estás pensando ponerte en forma y llevar una forma de vida más saludable. Cuando la dieta está bajo la supervisión de un profesional, la pérdida de peso es un proceso bastante lento que requiere cambios en la alimentación y estilo de vida. Sin embargo, estos cambios pueden hacer que cualquier persona se obsesione con su peso.
Muchos de los comportamientos asociados con la obsesión de la pérdida de peso están relacionados con los trastornos alimentarios, que pueden provocar complicaciones graves en la salud.
Evitar alimentos. Imagen: Pixabay
Privarse de algunos alimentos
Uno de los signos de estar obsesionado con el peso son aquellos que se saltan comidas importantes como el desayuno o se privan de algunos alimentos porque creen que el valor energético va a afectar en su peso. Una persona que se preocupa excesivamente por la cantidad de calorías que está comiendo es una señal clara de que está obsesionada con su peso.
Saltarse las comidas o privarse de algunos alimentos hace que los niveles de azúcar se reduzcan de forma brusca, lo que impacta en las funciones orgánicas, ya que estas dependen del azúcar para obtener energía. Además, el cuerpo detecta la falta de calorías e ingresa en un "estado de hambruna" que ralentiza el proceso de metabolización de los alimentos que se ingieren.
Hacer ejercicio en exceso. Imagen: Pixabay
Hacer ejercicio en exceso
Hacer ejercicio es esencial para una buena salud (mental y física), pero es posible llevarlo demasiado lejos y obsesionarse con entrenar para perder peso rápidamente. Las personas con una imagen corporal distorsionada podrían recurrir al ejercicio obsesivo en un esfuerzo por cumplir con los ideales sociales de belleza.
Algunos de los signos son enfadarse por no poder salir a entrenar, hábitos de ejercicio que interfieren con las actividades cotidianas normales, ejercicio a pesar de estar enfermo o tener una lesión y establecer objetivos que son extremadamente difíciles de lograr.
Báscula. Imagen: Pixabay
Pesarse todos los días
Para algunos, pisar regularmente la báscula les ayuda a mantener el rumbo y las ganas de seguir con la dieta. Para otros, puede convertirse en una rutina obsesiva y una forma poco realista de controlar las pequeñas fluctuaciones de peso que ocurren todos los días.
La necesidad imperiosa de pesarse cada dos por tres hace que pesarse se convierta en una prioridad, sobre todo tras hacer ejercicio. Pesarse varias veces al día no proporcionará una pérdida de peso y no se adelgaza por hábitos compulsivos, sino por una acción consciente, realista y consecuente, pero sobretodo saludable.
Dieta. Imagen: Pixabay
Pensamientos sobre el peso y dieta
Irse a la cama pensando en lo que hemos comido a lo largo del día, qué hemos evitado y qué comeremos, es otra señal de obsesión por el peso. Pensar en los alimentos que comerás lleva de nuevo a esa espiral obsesiva que finalmente lo que hace es impedir conciliar el sueño y descansar.
Acostarse debería ser algo relajante en el que los pensamientos tienen que pausarse puesto que si queremos adelgazar y tener una vida saludable, descansar bien es imprescindible. Pensar en la comida del día siguiente libera cortisol y hormonas de estrés que son responsables del aumento de peso.
Perder peso. Imagen: Pixabay
Compararse con los demás
La vida no es un concurso de belleza, aunque muchos lo vean así. Generalmente, nos comparamos con los demás en secreto, en nuestros pensamientos, pero las personas que están obsesionadas con su peso vive fijándose en cada persona con la que se cruza para ver si su cuerpo se parece o no al suyo.
El objetivo para combatir este hábito y sus nocivas consecuencias es necesario, en primer lugar, mantenerse atento a los pensamientos con el fin de detectar cuándo se manifiesta y qué efectos tiene sobre uno mismo. Analizar las causas y ser consciente de este problema obsesivo, puede ayudar a centrarse en buscar estrategias que eviten este hábito compulsivo.