
Es muy probable que hayas montado alguna vez muebles de IKEA. Tal vez incluso has pasado toda una tarde en los almacenes buscando la decoración perfecta para tu casa. No es de extrañar que dediquemos todo un día para perdernos dentro de la empresa sueca, pues sus dimensiones, pasillos y artículos obligan a dar mil vueltas.
IKEA no es sólo la mayor tienda de muebles y decoración del mundo, sino que también se considera un laberinto comercial sinuoso de productos para el hogar. Los pasillos están diseñados para llevar a los compradores a través de todos los departamentos; desde las exhibiciones de cocinas hasta los textiles, asegurándose de que los clientes caminen alrededor de todo el almacén.
Mucha gente se siente atrapada cuando tiene que ir a una zona en concreto y, para ello, debe atravesar distintas secciones. Pero lo cierto es que existen atajos a través de toda la tienda, tanto por razones de seguridad como de almacenamiento, y están abiertas al público. Aunque no pongan carteles anunciantes de que están ahí, existen rutas secretas que puedes tomar si sabes dónde buscar. Puertas IKEA que abren paso a unas escaleras o tan fácil como preguntar a alguno de los empleados la vía más rápida.
La sensación de estar desubicado dentro de la empresa sueca es debido a que cambian con frecuencia la decoración y los muebles de sitio. De tal modo no dejan que los clientes se familiaricen con los atajos y accesos directos, con el objetivo de que tengan que recorrer IKEA de punta a punta otra vez. Es por ello que todo lo que está expuesto al público se puede tocar y probar.
IKEA China. Imagen: Gettyimagenes
Todos los muebles se pueden tocar y palpar
Si te apetece sentarte en un sofá o extenderte en la cama puedes, pero si estás allí durante horas, irán a despertarte. Este fue un fenómeno particularmente bien documentado en China, donde los clientes fueron fotografiados dormidos en salas de exposición. En definitiva, los muebles están pensados a conciencia para que puedas tocarlos, probarlos o poner tu cara en todo lo que sea palpable.
Algunos ya se habrán percatado de que muchos nombres de muebles tienen nombres propios. Los productos de cuarto de baño se nombran como lagos y ríos conocidos, y las cortinas reciben nombres matemáticos. Además, la razón para el código de ocho dígitos vinculado a cada artículo de IKEA tiene que ver con el color del producto.
Otro de los fenómenos más comunes en IKEA es sentirse estresado y abrumado por las grandes dimensiones de la tienda. No es difícil terminar discutiendo sobre qué mueble o alfombra comprar cuando has pasado cuatro horas hasta encontrar la sección. Las peleas de los amantes son tan comunes en la tienda como el quebradero de cabeza que supone montar una estantería en casa, y si quieres probar a qué nivel está tu relación, este es el lugar idóneo.
Si te has preguntado qué pasa cuando van a cerrar la tienda, te gustará saber que abren todas las paredes y tienen un gran espacio donde no poder perderse. En los turnos de cierre no hay ningún tipo de entretenimiento que obligue a los empleados a pensar dónde estaba la salida.