
A pesar de que cada persona normalmente cuenta con una rutina diaria bastante similar, no todos los días son iguales. Cada día que pasa no contamos con el mismo nivel de energía, ni somos tan receptivos como otros, algo que puede influir en gran medida en el estado anímico de una persona, haciendo que un día cualquiera pueda acabar siendo un día malo.
Si bien muchos pueden llegar a pensar que los días malos tienen que ver con las emociones negativas provocadas por nuestro propio cerebro, un reciente estudio ha determinado que una amígdala tiene un papel importante. La amígdala forma parte del sistema límbico del cerebro y es por ello que para la de los científicos no es tan extraño que pueda afectar al procesamiento emocional.
El estudio en cuestión fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Miami. Esta investigación se basó principalmente en los datos adquiridos en el estudio Midlife in the US que recopilaba datos de salud física y mental. También se realizaron diversas pruebas a diferentes participantes, a los cuales se les preguntaba posteriormente sobre sus sensaciones y estado de ánimo en general. Una de estas pruebas era observar imágenes positivas, negativas y neutrales, las cuales desencadenaran una sensación emocional.
Después de haber celebrado las pruebas y de haber analizado la actividad cerebral de cada uno de los personajes, los expertos pudieron determinar que cuando las personas tenían sensaciones negativas, la amígdala izquierda se mantenía activa. En cambio cuando la amígdala tenía mínimo movimiento las reacción emocional era mejor o se llevaba de mejor manera.
Si bien ahora podemos saber que la amígdala es partícipe del estado emocional, esta puede desencadera el efecto de desbordamiento de su principal función, la de ayudarnos a detectar amenazas. De esta manera, este efecto puede hacer que a veces no seamos capaces de evaluar las sensaciones negativas cuando vemos algo peligroso.