
El precio de la electricidad prácticamente se ha duplicado en los últimos quince años, convirtiéndose en una de las principales partidas de gasto para empresas y familias. La evolución tecnológica y el nuevo contexto normativo, nacional y autonómico, propician que cada vez más clientes, corporativos y particulares, se interese por la energía fotovoltaica. "No solo se trata de una energía limpia, sino que el precio de los paneles solares ha descendido sustancialmente, reduciendo notablemente los costes de las instalaciones. El tiempo medio de amortización se sitúa en unos seis años, mientras que la vida media supera los 30 años -con un periodo de garantía de 25-. La clave está en dimensionar cada instalación de forma personalizada, a medida de las necesidades energéticas de cada cliente", asegura Rafa Montagud, confundador y consejero delegado de la ingeniería especializada Solats. (Más contenidos en la revista digital gratuita 'elEconomista Comunitat Valenciana').
"Más que la energía del futuro, se trata de la energía del presente. En Italia, el 80 por ciento de las instalaciones son de tipo industrial, terciario y residencial. En España, no llega al 20 por ciento -en su mayoría, parques fotovoltaicos que se construyeron al albor de las subvenciones-. Las trabas impuestas por las Administraciones en los últimos años nos han situado a la cola de Europa por capacidad instalada, pese a ser el país que mayor radiación solar recibe y, por tanto, que mayor rendimiento obtiene de instalaciones fotovoltaicas. Es paradójico que en Alemania haya ocho veces más capacidad que aquí. Tenemos que acelerar. El potencial de desarrollo es enorme", apunta.
Montagud destaca el interés de las empresas por incorporar esta fuente de energía. Para 2019, Solats espera desarrollar un centenar de proyectos, tanto destinados a uso residencial como en empresas, en toda España.
La firma valenciana, que cuenta con profesionales con más de 20 años de experiencia en su plantila -que han realizado instalaciones solares de todo tipo de tamaños, en España y Europa-, ha formalizado ya su primer gran proyecto, para el secadero de jamones Don Jate, en Teruel. "Se trata de una cubierta solar que permitirá a la compañía un ahorro anual del 35 por ciento en su coste energético desde el primer año en funcionamiento. Teniendo en cuenta que la vida útil de la instalación supera los 30 años, estamos hablando de rentabilidades superiores al 700 por ciento", detalla el experto.
La clave, según Solats, está en el adecuado dimensionamiento de cada instalación. "No vendemos kits estándar, sino que estudiamos caso por caso. El primer paso para realizar una instalación a medida es conocer las necesidades energéticas de quien solicita un estudio. Elaboramos un análisis de los consumos energéticos que la vivienda, industria, bombeo solar (agricultura), instalación ganadera,… ha tenido en un año y, de esta forma, podemos dimensionar el tamaño de la instalación fotovoltaica que requieren. Además, si el objetivo es el autoconsumo, ya no es necesario pedir un punto de conexión con la distribuidora, lo que agiliza el proceso", detalla.
Solats trabaja con paneles fabricados por Atersa, filial de Elecnor, en su planta de Almussafes.
La firma facilita a sus clientes todos los trámites -permisos y licencias-, así como la financiación. "Ofrecemos una financiación a pagar hasta en siete años en pequeñas cuotas para dar las máximas facilidades de pago a nuestros clientes. El propio ahorro generado permite realizar el pago de las cuotas", afirma Montagud.
Una vez en funcionamiento, las instalaciones no tienen un mantenimiento costoso. "Lo principal es mantener los paneles más o menos limpios. Salvo casos excepcionales, con la propia lluvia se van limpiando", apunta.
Solats ha desarrollado una aplicación móvil gratuita, a través de la que cada titular puede monitorizar su instalación. Facilita información sobre cuánta energía está generando, cuánta se está consumiendo o la que se está vertiendo a la red, entre otros parámetros, de manera que el cliente puede detectar posibles fallos y adecuar sus consumos.
"No hay duda de que la energía solar debe despuntar. Además de los costes, existen incertidumbres sobre la política energética a medio y largo plazo -decisiones respecto a las centrales nucleares, el carbón,...- y hay que dar un paso contra el cambio climático. Cada vivienda genera alrededor de una tonelada de CO2 al año. Con la energía solar contribuimos a disminuir nuestro impacto medioambiental", concluye Montagud.
Autoconsumo: ahorro sin ingresos
El balance neto ha sido una de las grandes reclamaciones de energía solar. La futura normativa de autoconsumo prevé que los consumidores puedan recuperar sus excedentes de generación -la electricidad que no consuman instantáneamente y que viertan en la red- en distinto momento al que éstos se produjeron, durante el plazo de un mes y sin penalizaciones. Pero, si su autoproducción supera su demanda en ese plazo, regalarán la energía sobrante al sistema. De esta manera, la compensación de los excedentes permitirá ahorrar en la factura, pero no obtener un ingreso económico.
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