
Gonzalo Belenguer es el nuevo director general de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (Redit). Licenciado en Ciencias de la Información -en la especialidad de Relaciones Públicas y Publicidad- por el CEU San Pablo, ha realizado la formación Programme for Management Development de Esade y es MBA en Comercio Internacional por el Icex. Ejecutivo del mundo del marketing y la comunicación empresarial durante toda su carrera profesional, durante los últimos 14 años fue director de Marketing y Comunicación de la multinacional Global Omnium -Aguas de Valencia-. Belenguer defiende el desarrollo de un modelo eficiente y sostenible de conocimiento e innovación, sobre la base de la colaboración con el resto de agentes del sistema, tanto privados como públicos. (Más contenidos en la revista digital gratuita 'elEconomista Comunitat Valenciana').
¿Cuáles son los principales retos y metas de Redit en su nueva etapa?
Estamos iniciando un período de análisis sobre los principales retos y oportunidades que nos presenta el futuro, para implementar las líneas de actuación que nos permitan seguir aportando valor a nuestros asociados y, por ende, a la Comunidad Valenciana. La misión de Redit es consolidarse como un foco de conocimiento especializado en temas de innovación. Y, sobre todo, asegurar la transferencia hacia el mundo empresarial y al conjunto de la sociedad, con un enfoque de mejora continua. Al cabo del año los institutos generan más de 800 proyectos de I+D+i. A nivel nacional, Redit es la primera red de apoyo a pymes. El 70 por ciento de las empresas de la Federación Española de Centros Tecnológicos (Fedit) son aportadas por nuestra red. Además, según un estudio de la federación, los centros tecnológicos ahorran al Estado entre 2.200 y 4.100 millones de euros anuales en políticas de apoyo a la I+D+i empresarial.
El Gobierno del Botànic situó como uno de sus objetivos evolucionar hacia una economía basada en el conocimiento y la innovación. ¿Qué se ha conseguido en la práctica?
Se ha hecho un gran trabajo de reflexión estratégica de cuáles son las necesidades reales de la Comunitat Valenciana y se están abriendo líneas de trabajo adecuadas para posicionarla como una región innovadora y donde se genere valor añadido, tanto para la empresa como para el conjunto de la sociedad, a partir del conocimiento y de la innovación. Pero es un camino en el que aún queda mucho por recorrer. Hay que consolidarse y crear un marco de estabilidad que permita a todos los agentes del sistema de innovación trabajar con periodos amplios, para desarrollar proyectos que son de larga duración. En otros sistemas de innovación europeos se da este contexto, lo que permite que nos lleven ventaja cuando comparamos datos en inversión y desarrollos de I+D+i. Aunque hay una mayor apuesta, seguimos teniendo un hándicap importante a la hora de competir y generar esa innovación disruptiva. Sí es verdad que por parte de los institutos y Redit se está haciendo un esfuerzo importante a la hora de generar conocimiento y transferirlo a la pyme. Si queremos un modelo productivo diferente al actual, basado en el conocimiento, los intangibles y la tecnología, se requiere un mayor compromiso de los agentes privados y de la Administración.
Con el cambio de enfoque de los últimos años, ¿se ha logrado alcanzar un nivel adecuado de financiación pública al sistema de innovación?
Si hacemos una comparativa de la financiación en I+D+i entre la Comunitat Valenciana y otras regiones españolas y con la media europea, la Comunitat es la sexta autonomía -con datos de 2017-, con un 0,99 por ciento de inversión respecto al PIB, mientras que la media española está en 1,19 por ciento. Algo habrá que hacer si queremos ese modelo productivo basado en la innovación. Hay que apostar por él, tanto desde el punto de vista de la inversión pública como de las empresas. Es cierto que en los últimos años se ha recuperado parte del esfuerzo público, pero la financiación de los centros está aún en niveles de hace una década. Lo que demandamos a la Administración es intentar consolidar el modelo de innovación como algo ajeno al debate y a los periodos políticos. Si buscamos una economía del conocimiento, debemos apostar por un modelo con respaldo de todos, y pactado en consonancia con esta necesidad. Estamos en un momento económico en el que una de las formas de diferenciación y creación de un nuevo modelo productivo es la tecnología, el conocimiento, la innovación. Es necesario un pacto para consolidar esta nueva forma de concebir el mundo de la empresa y del conocimiento. Además, es muy importante simplificar el sistema y facilitar el desarrollo de esos proyectos y su justificación. Tanto el Ivace (Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial, dependiente de la Conselleria de Economía) como la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) están haciendo una gran labor para propiciar esa aproximación y fomentar un modelo basado en la economía del conocimiento.
¿Qué servicios son los que más demandan las empresas cuando se dirigen a los institutos tecnológicos?
La forma en que las empresas se van aproximando a los institutos sigue diferentes caminos. Algunas empiezan por demandar servicios muy básicos y eso les permite engancharse a la rueda de la innovación y, a partir de ahí, generan proyectos en colaboración con los institutos tecnológicos para ofrecer a sus clientes soluciones innovadoras de alto valor añadido. Se trata de fidelizar y potenciar ese binomio de éxito. Más que una u otra tecnología, lo que demandan las empresas son soluciones que les permitan consolidarse en sus respectivos sectores. Tenemos una red muy especializada y que, al mismo tiempo, ofrece transversalidad a la hora de abordar proyectos y soluciones. Se genera conocimiento transferible al mercado y aporta a las empresas ventajas competitivas. Es una rueda que se va retroalimentando y hace que ambos mundos se vayan aproximando, porque es la única manera de competir. El último estudio sobre las empresas que trabajan con centros tecnológicos lo refleja de manera muy evidente. Las empresas que están trabajando con institutos son más competitivas, su productividad es mayor, exportan más a países de fuera de la Unión Europea e incrementan sus posibilidades de captación de fondos. Son elementos importantes a la hora de valorar el éxito del binomio pyme-centro tecnológico. El modelo de institutos tecnológicos está muy arraigado a la realidad de la Comunitat Valenciana y presenta una serie de particularidades que facilitan, precisamente, su adaptación a un tejido empresarial caracterizado por sectores muy diversificados, con gran dispersión geográfica y pequeño tamaño. Es necesario que alguien garantice esa transferencia del conocimiento para que llegue a todo el territorio y a todas las empresas.
Para dar respuesta a estas necesidades y objetivos, ¿cuáles son las principales líneas de trabajo de Redit?
Estamos trabajando, fundamentalmente, en tres líneas. Una es el think tank, la generación de contenido que permita consolidar este modelo e inspirar al resto de agentes de la innovación -por ejemplo, estudios, material de difusión....-; otra es aflorar el talento que hay en la red de institutos tecnológicos -contamos con más de 1.500 personas especializadas, con gran experiencia, generadoras de conocimiento y grandes proyectos, y la sociedad valenciana debe sentirse orgullosa de ellas y del valor que aportan a la sociedad-, y la consolidación de nuestra presencia, a nivel nacional e internacional, participando en foros, misiones internacionales, proyectos y tratando de exportar nuestro modelo, que es un caso de éxito gracias a la colaboración público-privada. Puede ayudar a nuestras empresas y a otras regiones a desarrollar modelos basados en la innovación. Gracias a nuestra participación en plataformas y redes internacionales, continuamente estamos en contacto con países que tienen esa misma inquietud por consolidar modelos similares, identificar potenciales aliados y generar conocimientos de vanguardia. El intercambio es enriquecedor, tanto para mejorar nuestro modelo como para hacerlo extensible al resto de agentes. Estamos en continuo intercambio de experiencias, conocimientos y personas. Hay que destacar que los institutos trabajan anticipándose cinco o diez años a las tendencias del mercado. Estamos a la vanguardia en temas como la realidad virtual, nanotecnología... Todo de lo que se está hablando ahora, se está trabajando en los institutos desde hace años y se está transfiriendo a la realidad de cada una de las empresas -hay más de 13.000 vinculadas a las institutos-. Se trata de transferir conocimiento eficiente adaptado a la realidad de las empresas, que demandan soluciones de alto valor añadido para consolidarse en sus sectores
Precisamente, una de las quejas del tejido empresarial es la dificultad para incorporar la innovación y para encontrar talento que responda a sus necesidades. ¿Cómo puede solventarse este gap entre sistema formativo e innovador y la realidad empresarial?
Si queremos cambiar las cosas y generar un legado para las futuras generaciones, el cambio debe de ser transversal y replantearnos las bases del modelo de sociedad que queremos. La labor en el ámbito educativo es esencial, desde las primeras etapas. Se están haciendo cosas y desde Redit se están trabajando líneas de colaboración con universidades, la Dirección General de FP, Labora,... Nuestras empresas necesitan perfiles que actualmente no encuentran. Habrá que formar a estas generaciones, actuales y futuras. Hay que adecuar la oferta y la demanda. Los sectores están muy profesionalizados y hay mucha tecnología; hay que hacer atractivos esos puestos de trabajo. Debe de ser un esfuerzo conjunto y cada uno contribuir al cambio de paradigma social. Tenemos una relación muy estrecha con el mundo universitario, tanto en proyectos de investigación concretos, como a través de programas de formación -cátedras, máster...-. Hay cuatro centros universitarios -de los institutos de la Cerámica (ITC), Biomecánica (IBV), Energía (ITE) e Información (ITI)- y este año pondremos en marcha el 'Foro Academia', para difundir trabajos de investigadores y científicos. Desde Redit estamos dispuestos a colaborar en todos los ámbitos. Tenemos grandes talentos en la Comunitat. Allá donde nos llamen para contar en qué consiste el modelo de innovación y los casos de éxito, acudiremos. Es una de las líneas estratégicas que queremos desarrollar.
En este contexto, ¿qué papel juegan las 'startups'?
En Redit estamos en contacto con todos y cada uno de los agentes del sistema de innovación y, en cada momento y proyecto, se incorporan los más adecuados. La startup es un nuevo agente. Trabajamos para fomentar la colaboración en red junto con todos los agentes del sistema de innovación en cuantos proyectos e iniciativas sea posible, con el objetivo de propiciar la consolidación de la sociedad del conocimiento. De hecho, desde el año pasado, estamos estudiando comparativamente los diferentes modelos de transferencia existentes en otros países europeos. Complementariamente, estamos elaborando un libro blanco de casos reales de buenas prácticas desarrollados entre institutos tecnológicos y empresas, que ponen en valor la transferencia de conocimiento eficiente al sector industrial.
Redit está alcanzando una creciente proyección internacional. ¿En qué se apoya esta expansión exterior?
Se trata de centros muy especializados, en sectores muy concretos, y este grado de especialización y de conocimiento son valores incalculables, que ofrecen a cualquier empresa que tenga necesidades concretas y propician una cada vez mayor proyección internacional. Los institutos tecnológicos tienen actividad prácticamente en todo el mundo. Los profesionales que trabaja en los centros son gente con un bagaje internacional impresionante. Aportan conocimiento desde la Comunitat Valenciana a todo el mundo. El modelo de Redit se ha replicado en otras zonas, como Perú, Marruecos y Túnez, y se está haciendo una gran labor de difusión y formación.
Tras la fusión que creó el Instituto Tecnológico Metalmecánico, Mueble, Madera, Embalaje y Afines (Aidimme), ¿esperan más concentraciones?
Cada centro se debe a sus empresas; es un modelo vivo y que atiende a la demanda de sus clientes. La red actual da respuesta adecuada, pero la evolución dependerá de las necesidades del mercado, que determinarán el modelo más adecuado. Los institutos son asociaciones empresariales y las juntas directivas están integradas por empresarios, que son los que deciden.
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