Comunidad Valenciana

E. Martínez: "Una política económica contra la empresa no tiene lógica; se requiere altura de miras"

(Fotografía de Guillermo Lucas)
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Empar Martínez Bonafé se incorporó a la Generalitat Valenciana en febrero de 2016, como directora general del Sector Público, Modelo Económico y Patrimonio, en la Conselleria de Hacienda, y, en marzo de 2018, pasó a ocupar la Dirección General de Industria y Energía, perteneciente a la Conselleria de Economía. Licenciada en Psicología por la Universitat de València y PADE en Alta Dirección de Empresas por Esade, ha ocupado diferentes cargos de responsabilidad en la empresa privada y el mundo asociativo. Los más recientes, como directora general de Florida Grup Educatiu Cooperatiu-Florida Universitària y presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales (EVAP). (Puede leer más contenidos en la revista digital gratuita 'elEconomista Comunitat Valenciana').

Una de las prioridades del Gobierno del Botànic era un nuevo modelo económico, que tuviese como uno de los pilares la 'reindustrialización'. ¿Cuál es el balance en la recta final de la legislatura?

Se han dado grandes pasos y estamos en el buen camino. Hay grandes ejemplos donde la incorporación de conocimiento y tecnología a los procesos productivos es asombrosa, en empresas grandes y en pymes. En todos los procesos de cambio y transformación hay quien se queda en el camino y quien se adelanta. Pero, pasada la gran crisis, creo que las empresas que tenían que cerrar ya cerraron y las que están lo están con los deberes hechos y las pilas puestas. Por ejemplo, nadie pone en duda o cuestiona hoy la necesidad de la transformación digital. Desde la Administración no hace falta tanto evangelizar como apoyar, para que los esfuerzos inversores y de transformación de cada industria sean lo más efectivos y rápidos posible. En este sentido, es clave el papel de las empresas tractoras. No sé si tendríamos un sector agroalimentario tan potente sin grupos como Consum o Mercadona o un sector automovilístico tan desarrollado sin Ford. Estamos haciendo un esfuerzo por atraer nueva inversión.

El sector empresarial advierte del impacto negativo en la captación de inversión de situaciones como los choques de la Generalitat con Ribera Salud o el bloqueo del proyecto Intu Mediterrani. ¿Cuál es su postura?

Para mí el diálogo con las empresas es fundamental. Una política económica en contra de la empresa no tiene sentido. Cada día hacen un ejercicio de responsabilidad social, generando actividad, empleo y desarrollo. Siempre dentro del marco legal, tenemos que entendernos, conjugar intereses y hacer posible nuevos proyectos que, en principio, parecen complejos, pero que, con voluntad y con esa mirada con perspectiva global, más allá de lo individual, somos capaces de ponerlo en práctica. Un ejemplo es Parc Sagunt. Tras años bloqueado, pudimos reactivarlo. La primera fase está agotada y tenemos ya fondos para la segunda. Se requiere mirada global, altura de miras, conjugar intereses, mucha escucha y poco posicionamiento previo con una postura inmovilista. Mucha flexibilidad, para encontrar los caminos que hacen posible las soluciones. El propio proceso de construcción del Plan Estratégico de la Industria Valenciana (PEIV 2018-2023) es fruto de la colaboración entre los agentes que trabajan en, por y para la industria. Se crearon 15 mesas sectoriales, en las que se debatieron cuáles eran las preocupaciones principales, cuáles debían ser las estrategias y propuestas concretas de acción y objetivos para cumplir esas estrategias, en seis ejes: innovación, transformación digital, internacionalización y reposicionamiento en la cadena de valor, talento, energía y cooperación. Hay un grupo de trabajo del Observatorio de la Industria para asegurar la mirada transversal, la perspectiva global, al integrar todas las estrategias, en los diferentes ejes. Además, se propusieron y priorizaron una serie de actuaciones para que los departamentos de la Generalitat que tienen algo que decir, que hacer o que deciden en la industria. Se les ha pedido que digan qué están haciendo ya y qué no, y qué presupuesto tienen. En 2018 se materializó en acciones y en 2019 se ha comprometido con un presupuesto, de unos 280 millones.

Ha puesto sobre la mesa la necesidad de ayudas para las empresas. ¿Cuál es la estrategia para 2019?

Hay una apuesta clara del Consell de apoyo a la industria. En total, la asignación para la política industrial ha subido un 42 por ciento y la dotación para ayudas se ha duplicado, pasando de 17 a 35 millones de euros. Además, hemos sacado la nueva convocatoria el 3 de enero, lo que facilita que las empresas tengan más tiempo y poder analizar las solicitudes. El año pasado, en una primera fase, duplicaron el presupuesto inicial. Ejecutamos el 100 por ciento, dando respuesta a un volumen importante, y, después, reutilizamos fondos de otras partidas, que habían quedado desiertos, para sacar una nueva resolución y repartir más ayudas entre empresas que cumplían las condiciones y habían quedado fuera. Se financió la compra de bienes de equipo para pymes de 10 sectores industriales. En 2019 se financia, también, la inversión en intangibles, como el diseño, software específico para innovación en procesos productivos y de transformación digital y costes de ingeniería para la implantación de estos procesos. Además, hemos ampliado los sectores beneficiarios y hemos incorporado algunos emergentes, como el audiovisual, videojuegos, biotecnología y valorización de residuos. También se han convocado ya ayudas a asociaciones, que facilitan proyectos en cooperación, acciones conjuntas.

La burocracia sigue siendo uno de los principales problemas, tanto en la gestión de las ayudas como de proyectos de inversión. ¿Qué se está haciendo para solventarlo?

La burocracia es un problema; la modernización y simplificación administrativa ha de ser una prioridad. Se está preparando una ley que facilite la transformación digital de la Administración. Se ha introducido la administración electrónica y se han dado grandes pasos, pero aún queda mucho trabajo por hacer en la reingeniería de procesos y la modernización, para que todo sea más ágil. Mientras, estamos activando todos los mecanismos que tiene la Administración para que los proyectos reales se materialicen o reactiven y que, por las razones que sean, no se habían aplicado de manera suficiente. Tenemos que trabajar bien, para que la Administración no sea un freno, sino impulsor. Por ejemplo, en el ámbito de la energía hemos creado un grupo de trabajo junto a las Consellerias de Medio Ambiente y de Territorio. Nos reunimos cada 15 días, los secretarios autonómicos de las tres y los técnicos, para garantizar que compartimos y disponemos de la misma información, y establecer prioridades de forma conjunta, respetando en todo momento la ley y garantizando que aquellos proyectos reales salgan adelante, agilizando los procesos, en la medida de nuestras posibilidades. Además, no damos prórrogas si no están justificadas.

En este ámbito, tras años de parón, se está registrando un boom de proyectos de energías renovables. ¿Cómo se está gestionando?

Hoy en día la energía ya no es solo una cuestión de coste, ni tampoco hablamos solo de eficiencia energética y más intensiva en energías limpias. La revolución energética, la transición ecológica, es un verdadero nicho de oportunidad para nuevas industrias y para la diversificación en industrias existentes con un peso importante en nuestra comunidad, como el plástico o la química. En energía solar, se han autorizado expendientes importantes -como Xixona y Biar- e instalaciones menores. Nos encontramos con el problema de la limitación de personal, mientras que el trabajo ha crecido mucho. No facilita agilizar los expedientes. Además, la administración electrónica no ha llegado al back office de los procesos.

¿En qué punto está el desbloqueo del Plan Eólico?

Se analizó profundamente qué se podía hacer, ya que introduce una serie de restricciones que no facilitaba el desarrollo. El problema es que el proceso para modificar o derogar un plan es el mismo que para aprobarlo. Lo primero que hicimos fue eliminar el concurso; cualquier promotor puede solicitar el desarrollo de un proyecto en las zonas delimitadas, sin ser adjudicatario de unos derechos que lo único que han hecho ha sido limitar y preservar futuros derechos de explotación, que no se han hecho efectivos. Las zonas y los criterios técnicos que se habían fijado no responden a la realidad actual. Hemos liberalizado la zona 4 y estamos trabajando en despejar otras. En breve se resolverá alguna. Todo el proceso requiere de un gran trabajo técnico. El trabajo en energía muchas veces no se ve, porque son procesos muy largos y complejos. Son pocos players, pero con una complejidad tremenda. Otro elemento clave es la red eléctrica y la evacuación.

Algunos sectores, como el cerámico, intensivos en consumo energético, demandan políticas y medidas que les permitan ser más competitivos. ¿Se está dando respuesta?

La actividad industrial ha estado muy desatendida por la Administración. Cuando estamos analizando los planes de inversión con las distribuidoras, damos prioridad a la actividad económica. Por ejemplo, en Castellón hay una industria intensiva en consumo energético. Podíamos actuar en redes de 66KV, que suponen bajar un 20 por ciento la factura, al cambiar los peajes. Con Iberdrola hemos trabajado para que esta red se despliegue allí donde es necesaria. Esto se ha logrado porque estamos haciendo una planificación estratégica. Es la labor que tiene que tener la Administración: identificar las necesidades y aplicar una mirada global, que se eleva más allá de lo individual, identificando necesidades comunes, sinergias, definiendo soluciones. Además, en cogeneración, con gran relevancia para la cerámica, hemos logrado un decreto estatal que amplía la vida de las plantas dos años.

¿En qué líneas está trabajando la Generalitat para minimizar el impacto de los ajustes que Ford está aplicando en sus plantas en Europa?

Hay decisiones que se toman a escala mundial y la capacidad e influencia es limitada. Todos conocemos el contexto, pero el propio presidente y el director de la planta han destacado que es una de las más competitivas, grandes y más robotizadas de Europa y en periodos anteriores difíciles ha demostrado unas fortalezas que le han permitido sobrevivir. En los últimos años, ha creado 6.000 ó 7.0000 empleos netos, en plena crisis. Almussafes ha demostrado paz social y capacidad de interlocución sindical, cuestión importantísima; flexibilidad en la producción y en la capacidad de introducir nuevas fórmulas -es pionera en robots colaborativos-; capacidad de interlocución con los stakeholders; el trabajo de integración con el parque de proveedores, y está en la cadena de innovación del grupo, con una planta dedicada a la investigación. Son fortalezas que ha hecho valer en el pasado y siguen vigentes en el presente. Además, está entrando como parte de la cadena de la movilidad eléctrica. Sabe que cuenta con el apoyo institucional al más alto nivel y lo hace valer.

La Comunitat se ha convertido en pionera en España con su Ley de Áreas Industriales. ¿Qué ha supuesto?

Sin duda, ha sido uno de los grandes logros de esta legislatura. Otras comunidades y el propio Ministerio de Industria han mostrado interés y están analizando su contenido, para replicarlo o adaptarlo. Estamos trabajando en el diseño y despliegue de modelos para desarrollar los distintos instrumentos previstos en la ley. Y después haremos los desarrollos normativos. Otro de los logros del último año ha sido la primera campaña de promoción de la seguridad industrial, que ha sido un éxito, con muy poco tiempo y un presupuesto modesto y tendrá continuidad en 2019, con un aumento del 20 por ciento en el presupuesto asignado. En 2018, lanzamos acciones de sensibilización al público en general, con una campaña en positivo, y llevamos a cabo muchas acciones en tiempo récord. Entre ellas, cientos de diagnósticos en instalaciones, al margen del trabajo de inspección regular.

Las empresas se quejan de dificultades para encontrar los perfiles profesionales que necesitan. ¿En qué líneas trabaja la Generalitat?

Si algo es importante para cualquier actividad económica, pero, en especial, para la industria, es el acceso a mano de obra cualificada. No hablamos solo de la universidad, sino que hay una gran demanda de FP de calidad, que no solo responda, sino que se anticipe a las necesidades de la empresa. La industria es muy consciente de que hoy su competitividad pasa por disponer de talento que esté desarrollando nuevas capacidades de producción.

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