
Luis Martí es el presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunitat Valenciana (CET-CV) desde su fundación, en 2016, cargo que compagina con el de secretario general de Feria Valencia, que asumió en noviembre de 2014, tras ser responsable de Relaciones Institucionales, del área Jurídica y de Compras y Eventos de la institución ferial. (Más contenidos en la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).
El verano de 2018 ha roto con la tendencia alcista en número de viajeros y gasto de los últimos años. ¿Cuál es el balance del sector?
El problema es que, al analizar la evolución, siempre se toma como referencia el año anterior. Si tomamos como referencia 2017, hemos de concluir que es un año peor. ¿Eso significa que sea un año malo? No. Ya el año pasado decíamos en la valoración de verano que el resultado de 2017 era prácticamente irreproducible, por muchos factores. Uno, que algunos mercados, como los de Turquía y Egipto, en cuanto volvieran a reactivarse iban a volver a jugar, y con fuerza, porque, cuando has estado fuera del mercado un tiempo, irrumpes rompiendo en calidad y en precio, que es lo que ha ocurrido. Han crecido los flujos de los grandes turoperadores a este tipo de países, que tienen producto muy bueno y son muy competitivos. Como consecuencia, hemos acusado una caída de turistas extranjeros. En el caso de la Comunitat Valenciana, ha sido del 6,9 por ciento, más que en el conjunto de España -si bien es cierto que el año pasado subió aquí por encima de la media-. Consideramos que, con una ocupación media del 80-81 por ciento, hablar de mala ocupación no hace justicia a lo que ha ocurrido. Es peor que el pasado, pero no significa que haya sido malo. Hay una parte coyuntural, que se nos escapa, y hay otros factores que sí dependen de nosotros y que tenemos que analizar para ver qué estamos haciendo mal y rectificarlo, como destino en sí, en conjunto. Debemos reflexionar.
¿Cuáles serían esos factores que requieren de reflexión?
Uno de ellos es el modelo turístico que necesita la Comunitat Valenciana. Nosotros defendemos un modelo turístico alejado de la cantidad por sí misma y mucho más cercano a un modelo de calidad sostenible. Gestionar el 90-95 por ciento en todo el alojamiento es muy complicado y, cuando hay un viento en contra, intangibles que no controlas, te das un golpe. Si la ocupación tiene que ser alta a costa de sacrificar el precio, la ecuación no sale. Se trata de vender más, pero a un precio que te permita tener una rentabilidad que, a su vez, permita generar empleo y riqueza. Entrar en un círculo virtuoso, en lugar de un círculo vicioso. Sin embargo, las políticas turísticas que se han implementado en los últimos 15 años, han primado la cantidad más que la calidad. Cuando quieres cambiar el modelo turístico, no se puede hacer en unos meses. Los resultados se verán a más largo plazo.
Esto enlaza con la desestacionalización. Seguimos hablando de un balance de verano, cuando la Comunitat Valenciana tiene atributos para no ser solo un destino de sol y playa, que también tiene que serlo. Excepto esquí, tenemos todos los productos. El daño que hace la estacionalidad lo comprobamos el 31 de agosto, cuando se destruyeron 15.000 empleos a la hora a nivel nacional -más de 360.000 en un día-. Eso no es casual. Luchar contra la estacionalidad es la forma de luchar por un empleo de calidad. Si solo puedes emplear durante tres meses al año, ¿quién va a querer venir a trabajar el mercado turístico? No se puede ofrecer una carrera profesional. Tenemos que ser una región turística abierta y competitiva todo el año.
¿Qué papel juega la oferta ilegal en estos resultados?
La oferta ilegal sigue creciendo. Es paradójico que, al mismo tiempo que los sectores empresariales estamos denunciando la existencia de un intrusismo brutal y la Administración se ha puesto las pilas -es verdad que tarde-, el crecimiento de la oferta ilegal sea extraordinario. Ahora mismo hay el mismo número de alojamiento reglado y no reglado. Es una anomalía absoluta. El dumping lo tienes en casa, con una oferta ilegal, que, a base de no pagar impuestos y no crear empleo, es capaz de sacar una plaza de alojamiento a un precio con el que no puedes competir. Las Administraciones son más receptivas, pero, en los últimos años, se han ido pasando la responsabilidad. Necesitamos un interlocutor único y que ellas se organicen sobre a quién le corresponden las competencias. Que exista esa bolsa de fraude es algo que un destino competitivo no se puede permitir. No es la batalla de los hoteleros contra el resto de alojamientos; toda la competencia legal es bienvenida.
¿Existe 'turismofobia' en la Comunitat Valenciana?
Todavía no hemos llegado a eso, pero hay algún conato. ¿Quién genera los problemas de convivencia y turismofobia? Cualquier vecino quiere tener un hotel, que da garantías de seguridad, más servicios, revaloriza la zona... Un ejemplo es la Barceloneta, en Barcelona, que ha mejorado gracias a los hoteles. ¿Dónde hay problemas? En el barrio Gótico, donde proliferan los apartamentos ilegales, que atraen a un tipo de turismo incontrolado.
Sin embargo, Competencia se ha pronunciado en contra de alguna de las regulaciones planteadas por las grandes ciudades...
Lo posición de la CNMC es absolutamente inaceptable. Han entendido completamente mal, al revés. Si se rebajan las exigencias, que sea para todos. Al socaire del turismo ordenado, hay otro que, gracias a la imagen que yo proporciono, de estabilidad, seguridad, calidad,... se está beneficiando de mí. Si de verdad quiere un mercado desregulado, que lo desregule para todos. No parece razonable. Tanto la patronal nacional como la autonómica estamos totalmente en contra del criterio de Competencia. No se trata de que queramos limitar la competencia de nadie, sino que no haya competencia desleal; que todos juguemos con las mismas reglas del mercado. El dictamen llega a decir que queremos que haya una regulación excesiva. Las normas las pone el legislador, no las ha pedido el sector. Son una obligación.
¿Por qué no se ha abordado ese vacío normativo, a pesar del creciente peso de la oferta no regulada?
Porque todas las Administraciones, durante mucho tiempo, han medido el éxito o fracaso del sector turístico en función del volumen de llegadas. Este tipo de alojamiento atrae más turistas; es incuestionable. Hay que cambiar la forma de medir el éxito del sector. Estamos malbaratando el país y no podemos seguir apostando por la economía sumergida frente a la regulada.
La Generalitat Valenciana ha sido muy dura en sus posturas contra la oferta ilegal. ¿Qué avances se han logrado en los tres años de legislatura y qué queda pendiente?
En estos tres años hemos conseguido concienciar a la Administración autonómica de que tenemos un problema, que antes se negaba. En segundo lugar, que se dote de una herramienta, la Ley de Turismo, que permita una actuación inspectora y sancionadora. ¿Cuál sería el tercer hito? Que hubiera un desarrollo reglamentario rápido de la Ley y una aplicación rápida, lo que requiere de recursos, de inspectores, para poder sancionar. Falta un hito esencial. Si tienes una ley fantástica, pero no la haces cumplir, no sirve para nada. Si se implementan medidas, pero hay más oferta ilegal que nunca, algo no se está haciendo bien. Lo que falta para que sea eficaz es la coordinación entre administraciones, que apenas existe. Que existiera una mesa de turismo contra el intrusismo para que las tres administraciones definiesen qué hay que hacer y actuar contra esa lacra. La mesa de directores generales de Turismo de las distintas comunidades autónomas lleva sin reunirse más de dos años. Tú hablas aisladamente con cada una y las tres admiten su preocupación y adoptan medidas, pero, si no se coordinan con las demás, no tiene sentido. Hacienda es muy eficaz en detectar los casos de fraude y aquí hay un nicho brutal de ingresos.
¿Qué supone para esta lucha que la Agencia Valenciana de Turismo (AVT) haya iniciado procedimientos sancionadores a grandes plataformas de pisos turísticos?
Desde la AVT han acertado en lanzar mensajes inequívocos a las plataformas digitales de que en la Comunitat Valenciana no se van a consentir este tipo de prácticas fraudulentas. Es muy positivo, pero hay que dar un paso más y hacer que sean efectivas.
¿Se están haciendo los deberes en cuanto a promoción?
El problema es que la promoción turística siempre se ha interpretado como un gasto público, no como inversión. Tiene que haber una inversión en promoción turística acorde con la importancia del sector, una de las primeras industrias del país y el primer sector por volumen de empleos. La Comunitat Valenciana es vendible en su conjunto, con todos y cada uno de sus productos. Ampliar la tarta países emisores, para reducir dependencia de uno en concreto, como ocurre con el impacto del Brexit. Hay que invertir en el mercado chino, en India, en Estados Unidos, en los países nórdicos,... en aquellos mercados que están mostrando un comportamiento y crecimientos muy importantes. Diversificar para compensar oscilaciones en la demanda.
De cara a los Presupuestos de la Generalitat para 2019, ¿temen que vuelva a ponerse sobre la mesa la creación de una tasa turística?
Lo que pedimos desde el sector es que no aparezcan nuevas figuras tributarias que hagan más complicado el crecimiento y la rentabilidad. Nuestra oposición a la tasa no es política, por principios. A lo que nos oponemos es a gravar un sector que no tiene todavía una rentabilidad adecuada para garantizar inversiones en calidad y crear empleo en la cantidad y con la calidad que necesita. Mientras eso no se dé, no te puedes plantear figuras tributarias nuevas que lo único que harán será retardar más esa salida de la crisis. El precio medio en la Comunitat Valenciana es prácticamente igual al de 2008. El crecimiento de los 3 últimos años nos ha servido a volver al nivel de 2008; recuperación de la rentabilidad, pero no mejora. Se está intentando aún recuperar precio y rentabilidad.
Respecto al precio, el nivel en la Comunitat está muy por debajo de la media. ¿A qué es debido y qué líneas están trabajando para mejorar?
En gasto medio del turista, según el INE, la media española es de 152 euros por persona y día; en la Comunitat, es de 103 euros. Barcelona y Baleares están en 180 euros y Madrid, en 240 euros. El principal motivo es que, en mayor medida que otras comunidades, la salida de la crisis la hemos cargado en el precio. Por miedo a no salir de la crisis y porque nos tenemos que creer de verdad que tenemos un destino turístico de primera, extraordinario. Hay un problema de confianza en nosotros mismos. Cuando has puesto un precio bajo de destino, subirlo es complicadísimo. Si vamos al nicho de mercado medio-bajo, además, es el menos receptivo a una subida de precio.
En un contexto de ajustes en tasas de ocupación y explosión de la oferta de alojamiento no reglado, ¿tienen sentido los numerosos proyectos de construcción de nueva planta hotelera?
Si sigue habiendo un crecimiento de la oferta ilegal de la envergadura del de los últimos años, habrá un problema de saturación, pero no por el mercado reglado, sino por el no reglado. Los nuevos proyectos, en número de habitaciones no son tantos. En su conjunto, en la Comunitat podemos estar hablando de unas 5.000 habitaciones nuevas, sobre un total de 250.000. Siempre hay proyectos de estas características y animan al mercado. Si entra un nuevo hotel, estimula que el resto se espabilen, y eso es bueno. Lo que es letal es que, en lugar del hotel, surjan 50 apartamentos ilegales.
La CET-CV nació como "proyecto integrador". ¿Ve viable reunir a todo el sector incluida la patronal hotelera Hosbec?
Creemos que los grandes retos del sector turístico los defenderemos mejor los diferentes subsectores unidos que si vamos dispersos, porque hay otros sectores perfectamente agrupados, con gran capacidad de influencia. Ahora mismo, forman parte las federaciones de hostelería de las tres provincias y, de hoteles, las de Valencia y Castellón -hay algunos hoteles de Alicante asociados directamente, así como algunos campings-. Tenemos la mano tendida a cualquier patronal, incluida Hosbec. Es complicado y, de momento, no parece posible, pero seguiremos trabajando para que lo sea en un futuro.
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