
El Entorno Pre-Mercado (EpM), cuya creación fue impulsada hace año y medio por BME (Bolsas y Mercados Españoles) y la asociación nacional de business angels Big Ban para facilitar a startups el acceso a los mercados de capitales y ayudarles en la búsqueda de nuevos inversores, da un salto en su estrategia con la apertura a empresas de sectores tradicionales en fase de expansión. Con esta ampliación, la iniciativa, que tiene su sede en la Bolsa de Valencia, aspira a avanzar en uno de sus objetivos prioritarios: la reactivación y dinamización del Mercado Alternativo Bursátil (MAB). (Más contenidos, en la revista digital gratuita 'elEconomista Comunitat Valenciana').
Esta medida llega después de que, a principios de este año, BME y Big Ban anunciasen que el entorno incorporaría, también, asociaciones y plataformas de financiación participativa, para ampliar las opciones de las empresas integradas en el proyecto de alcanzar sus objetivos de crecimiento y financiación. Las primeras en sumarse han sido SociosInversores.com y Startupxplore.
"El interés de nuevas instituciones, asociaciones y empresas es reflejo evidente del atractivo de la iniciativa. Tenemos claro que debe abrirse a otras entidades y esperamos que en el futuro se incorporen muchas más", señala Vicente Olmos, presidente de la Bolsa de Valencia y responsable del Entorno Pre-Mercado en BME.
Actualmente, solo 42 sociedades cotizan en el MAB -tres más que en mayo de 2017-. Solo una de ellas, Facephi, tiene sede en la Comunitat Valenciana. El estudio Perfil de las Empresas que Cotizan en el MAB, elaborado por Informa D&B, detalla que, en los últimos años, la evolución ha sufrido altibajos, con 10 nuevas sociedades cotizadas en 2015, número que se redujo a la mitad en 2016 y a cuatro empresas el año pasado. Unos niveles de participación y de actividad muy alejados de los registrados en otros países, como Alemania o Inglaterra.
A pesar de las expectativas generadas en el momento de su puesta en marcha, en el año 2006, debido al perfil y necesidades del tejido empresarial nacional, el crecimiento del Mercado Alternativo Bursátil se vio lastrado por el impacto de la crisis económica y el efecto negativo que tuvieron sobre los inversores y las empresas escándalos como el protagonizado por Gowex, que estalló en 2014. En los últimos años, las nuevas entradas al parqué han estado protagonizadas, casi en exclusiva, por sociedades de inversión en el mercado inmobiliario (socimis).
"Tanto en la Comunitat Valenciana como en otras regiones hay un amplio número de empresas de mediano tamaño, con una trayectoria consolidada, que necesitan financiación para abordar nuevos proyectos y planes de crecimiento, en un momento expansivo del ciclo económico. Sin embargo, pocas de ellas contemplan como una opción cotizar en el MAB. Las compañías de pequeña capitalización se encuentran con grandes dificultades para adaptarse a las obligaciones que los mercados de valores exigen, tanto desde el punto de vista de organización interna, como de solvencia y transparencia e información pública. En este contexto, el Entorno Pre-Mercado es una iniciativa muy positiva, porque facilita estos trámites y procesos, y orientada, sobre todo, al MAB, ya que su regulación y costes son más acordes con la estructura y necesidades de este tipo de compañías", detallan fuentes vinculadas a este proyecto.
En esta línea, Fernando Ibáñez, director del Comité de Admisiones del EpM, señala que las empresas valoran "la formación, experiencia y conocimientos que adquirirán antes de salir al mercado, para asegurarse una evolución positiva dentro del mismo, así como la difusión y acceso a inversores". Entre los requisitos para ser admitido en el Entorno se incluyen estar constituidas como sociedades anónimas o limitadas; una antigüedad mínima de dos años; tener actividad industrial o de servicios; presentar las cuentas anuales auditadas de los dos últimos ejercicios; contar con un plan de negocio a tres años, y tener necesidades de financiación de entre 500.000 y 2 millones de euros.
El estudio de Informa D&B recoge que el 71 por ciento de las firmas cotizadas en el MAB son "empresas establecidas -con más de 11 años de antigüedad- que buscan financiación para crecer, y sólo un 11 por ciento tiene menos de cinco años". Un perfil que difícilmente cumplen las empresas que forman parte del ecosistema emprendedor español, relativamente joven.
Diez proyectos en un año
El EpM cuenta ya con diez miembros: Housers, plataforma de financiación participativa inmobiliaria; Biomar Microbial Technologies, empresa biotecnológica que desarrolla soluciones de origen natural para el sector agroalimentario y de salud humana; Cuatroochenta, compañía especializada en el desarrollo integral de aplicaciones para smartphones; Cadel Deinking, una empresa de desarrollo tecnológico que implementa un innovador proceso de reciclado de plástico; Navlandis, que ha patentado un contenedor plegable; Embention, compañía tecnológica especializada en sistemas para los vehículos autónomos; The Logic Value, que ha desarrollado una solución de gestión integrada con reporting normativo, que analiza compañías cotizadas, fondos de inversión y renta fija; Aerox, dedicada a la fabricación de adhesivos y recubrimientos para las palas de los aerogeneradores; Singularu, marca de joyas de tendencia, y la incubadora de startups Demium.
De ellas, solo cuatro han confirmado ya su intención de salir a cotizar en el MAB a corto plazo: Cuatroochenta, Biomar, Demium y Singularu. Las primeras en dar el salto podrían ser Cuatroochenta y Biomar, cuyos planes estratégicos contemplan el inicio de la cotización en el MAB en 2019.
"Estamos inmersos en la transformación de los órganos de gobierno y hemos iniciado contactos con asesores y proveedores de servicios necesarios para salir al MAB. Vamos a seguir consolidando el crecimiento inórganico e internacional y a captar más recursos para afrontar los costes necesarios de este proceso", indica Alfredo Cebrián, CEO de Cuatroochenta.
En el caso de Demium, sus planes contemplan el lanzamiento de su propio fondo de inversión en 2019, "año en el que superaremos las 100 compañías creadas de cero, gracias a la aportación de todas las sedes y filiales, dentro y fuera de España", y la salida a bolsa en 2020, "con una ops -oferta pública de suscripción- por valor de 20 millones de euros", apunta Jorge Dobón, su consejero delegado.
Por su parte, Paco Tormo, consejero delegado de Singularu, considera que "cotizar es la evolución natural, que nos permitiría crecer como empresa y dar liquidez a los socios que han apostado por nosotros desde el principio".
Pedagogía, fiscalidad y liquidez
Víctor Ruiz, director regional en Comunidad Valenciana de Qrenta, empresa de servicios de inversión referente en el MAB -ha asesorado a ocho de las 42 compañías cotizadas en este mercado- admite que "está costando mucho incorporar compañías en expansión. Por un lado, nos encontramos carencias pedagógicas importantes en el tejido empresarial para entender este mercado y un perfil de empresa que, por recursos y por estructura de la propiedad -con alto porcentaje de empresas familiares-, es más reacia a salir a cotizar. Por otro, no existen estímulos desde el punto de vista fiscal para los inversores -que sí se aplican en otros países-, lo que resta liquidez, porque hay pocos vehículos invirtiendo, además de que es reducido el número de analistas especializados que expliquen al potencial inversor las cualidades del MAB. Estamos desarrollando diferentes iniciativas para que haya más vehículos que inviertan en empresas del MAB -fondos, sicav y family office-, para reforzar su liquidez, dinamismo y visibilidad. Esto propiciará que haya más empresas interesadas en cotizar".
En el caso concreto de las startups, Ruiz advierte de que, en general, es complicado que reunan las condiciones requeridas para poder cotizar en el corto plazo. "En Estados Unidos, existen 250 escalones en capital riesgo hasta llegar a un mercado cotizado. Es un camino largo por recorrer. El Entorno Pre-Mercado tiene que dirigirse a empresas en un nivel superior en cuanto a estructura organizativa, financiera y de negocio", apunta.
En el tiempo de permanencia en el programa del Entorno Pre-Mercado -un máximo de tres años-, cada empresa tomará las decisiones estratégicas sobre su financiación y la posibilidad de cotizar en el MAB. Para que las firmas puedan valorar las diferentes opciones, el programa incluye, también, referencias a los mercados secundarios oficiales y al mercado alternativo de renta fija (MARF).
¿Cómo funciona el EpM?
--Convocatoria permanente: El registro de candidatos interesados está abierto de forma permanente. En el último año, se han celebrado cuatro ventanas de incorporación, en la que han entrado entre dos y tres firmas.
--Espacio físico en Valencia: El EpM dispone de un espacio virtual y de un espacio físico, en la Bolsa de Valencia, donde se da visibilidad a las empresas, acceso a información a los inversores cualificados interesados en aportar recursos y formación a profesionales, empresas e inversores.
--Eventos y 'networking': Se celebran eventos y jornadas específicos para fomentar el contacto entre empresas e inversores, como los 'Investor's Day', orientados a presentar los proyectos, y los 'Transaction Day', concebidos como ventanas de liquidez convocadas de manera periódica para facilitar operaciones con participaciones de las empresas.
--Registro de inversores: El Entorno Pre-Mercado cuenta con un registro de inversores a los que se exige unos requisitos mínimos de cualificación, debido al nivel de riesgo asumido.
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