Comunidad Valenciana

Compañía del Trópico se apoya en la tecnología para ampliar servicios y estudia nuevas compras

Antonio J. Pérez, vicepresidente ejecutivo de Compañía del Trópico. (Fotografía de Guillermo Lucas).

Compañía del Trópico -que gestiona las marcas Café & Té, Café & Tapas, Panaria, Uvepan, Charlotte Coffee Charlotte Café y Atlántico by Pepe Solla- se ha consolidado, en tres años, como uno de los grandes grupos de restauración nacional, tras cerrar 2017 con 260 locales -entre propios y franquiciados-. La firma mantiene sus planes de expansión, que combinan nuevas aperturas con posibles operaciones corporativas. Pero su estrategia va un paso más allá: Compañía del Trópico está inmersa en un proceso de ampliación y diversificación de servicios y oferta, para dar respuesta a un consumidor cada vez más digitalizado y que busca experiencias diferentes. "La tecnología aplicada al punto de venta abre nuevas oportunidades", dice Antonio J. Pérez, vicepresidente ejecutivo del grupo, cuya mayoría accionarial está en manos del fondo de capital riesgo H.I.G. Europe desde 2014. (Más contenidos en la revista digital gratuita 'elEconomista Comunitat Valenciana').

"Tras años de crisis, el negocio volvió a crecer con fuerza en 2013. Cinco años después, afrontamos el reto de satisfacer la demanda de un cliente más cosmopolita, con más formación e información, muy digitalizado, que busca nuevos servicios y una oferta de productos innovadora. Uno de los retos de la restauración de nuestro país son estos nuevos consumidores, que tienen presupuesto y se lo gastan", subraya.

En esta línea, Compañía del Trópico está apostando por nuevos servicios apoyados en las nuevas tecnologías, orientados a la fidelización del cliente. Además de la cobertura wifi y enchufes para dispositivos móviles en sus establecimientos, -algo "casi obligado"-, está estudiando introducir el servicio de cashback, que permite al cliente retirar dinero en efectivo con cargo a su tarjeta, fórmula que ya funciona con éxito en otros países, como Inglaterra.

"Hace 60 años, las cafeterías no tenían obligación de contar con aseos públicos. Hoy en día, esto es impensable. En un contexto donde cada vez hay menos oficinas bancarias, ¿por qué no pensamos que se puede incorporar un servicio de retirada de dinero?", apunta el ejecutivo.

Además de los locales con sus marcas, el grupo gestiona las cafeterías y restaurantes de 20 hoteles, negocio en el que entró en 2015. "Nos ha ido muy bien, pero el crecimiento es controlado, porque necesitamos equipos que conozcan bien el funcionamiento de los hoteles", dice. También cuenta con un servicio de catering y, desde 2016, tiene un acuerdo con la empresa de reparto a domicilio Deliveroo.

Por otro lado, Pérez detalla que las cafeterías del grupo están ampliando y diversificando sus cartas con propuestas con valor diferencial, como tés helados, limonadas naturales o street food asiático.

Franquicias y compras

Compañía del Trópico -creada en 2014 con la fusión de Panaria con las marcas del grupo Café & Té- es la primera enseña del sector de cadenas de restauración organizada en la Comunitat Valenciana y la séptima a nivel nacional, por puntos de venta y volumen de facturación, que alcanzó los 86 millones de euros en 2017, con un incremento anual del 3,2 por ciento, y acumula un incremento del 70 por ciento desde 2014. El grupo cerró el año con 260 establecimientos de todas sus enseñas -de ellos, 110 son de Panaria-, entre propios -en torno al 52 por ciento- y franquiciados. Está presente en 44 provincias y en Portugal y cuenta con 1.800 empleados.

La previsión para este ejercicio es crecer un 9 por ciento en volumen de negocio y sumar unos 20 nuevos locales, 10 propios y 10 franquiciados; la mitad de ellos, serán de Panaria. Las zonas prioritarias son Madrid y Valencia y zonas turísticas, como Málaga o municipios de Baleares. "Barcelona nos gusta mucho, pero resulta complicado pensar en invertir en zonas con tal tensión", apunta. La firma descarta abordar otros mercados internacionales.

Compañía del Trópico da apoyo a los franquiciados interesados en sumarse al grupo. La inversión mínima va desde 60.000 euros, en el caso de traspasos, hasta 120.000 euros, en locales nuevos. "En los últimos meses, estamos notando una cierta ralentización en la velocidad de apertura de franquicias, por dos factores: porque muchas cadenas que no franquiciaban se están planteando hacerlo y porque cada vez van quedando menos locales vacíos y con condiciones asequibles. Durante la crisis, surgieron decenas de locales en zonas prime, abandonados por bancos e inmobiliarias. Ahora, están prácticamente llenos y, los que quedan, son muy caros", apunta Pérez.

La compañía cerró el pasado ejercicio la compra de la cadena de cafeterías con panadería Uvepan, que sumó 15 locales en Madrid, y "siempre estamos analizando oportunidades de compra. Nos interesan cadenas con buenas ubicaciones, buena proporción de tiendas propias sobre franquiciadas y que generen sinergias con el grupo", indica.

"Un sinfín de trabas"

Antonio J. Pérez advierte, también, de la paralización y desvío de inversiones hacia otros sectores, por las crecientes exigencias de las Administraciones públicas y el retraso en tramitación de licencias y expedientes. "Cuando alguien quiere abrir una cafetería o un bar, es casi como si montase un negocio industrial. Se alarga y se encarece la puesta en marcha de actividades que fomentan el empleo y dan servicio; los expedientes pueden tardar años en resolverse. Las Administraciones no son conscientes del servicio público que prestamos desde nuestros negocios, tanto para el ciudadano como para el turista", critica.

"Encontramos un sinfín de trabas para poder desarrollar nuestra actividad, sobre todo en las grandes ciudades, que, además, se copian unas a otras: desde la tramitación de las licencias, de las terrazas, las limitaciones al aparcamiento en fines de semana -en el caso de Valencia-,... Por ejemplo, en cuanto a las terrazas, no se puede ser igual de restrictivo en Teruel que en Valencia, donde aportan entre el 25 por ciento y el 50 por ciento del negocio. Somos conscientes de que hay que regular la actividad, para evitar problemas con los vecinos, pero es importante que se haga con responsabilidad y que haya más confianza en el sector por parte de las Administraciones Públicas y más facilidades para que las empresas podemos hacer bien nuestro trabajo", reclama Pérez.

El ejecutivo afirma, asimismo, que la recienta entrada en vigor del pacto para el cierre de comercios en domingos y días festivos en la Comunitat Valeniana es negativo para la economía regional. "Es una cuestión ideológica y contraproducente. Si ponemos trabas, nos estamos equivocando. No es una cuestión de defender al pequeño comerciante, sino al consumidor".

El vicepresidente de Compañía del Trópico se une, también, a las críticas generalizadas en el sector por la permisividad de los Ayuntamientos respecto a la oferta ambulante en periodos festivos, como las Fallas de Valencia. "Se permite que puestos de comida se instalen delante de locales que funcionan y pagan impuestos todo el año y que deben cumplir requisitos que no se exige a esa oferta puntual. Hacemos una llamada a la responsabilidad".

"Los adalides de la regeneración de los centros urbanos tendrán que evaluar los efectos contraproducentes de este tipo de medidas", advierte.

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