
Airbnb supera al menos en un 35% a la oferta hotelera de la ciudad de Valencia: tiene capacidad para albergar a unos 22.000 turistas, mientras que los hoteles de la capital suman 16.200 plazas, según un estudio de la patronal hotelera Hosbec. La organización detalla que "el 72% de los propietarios comercializan varias propiedades, lo que denota su carácter de actividad empresarial y, como tal, debe ser regulada y tratada a todos los niveles, tanto administrativos, como fiscales y en materia de seguridad y accesibilidad. Es una falacia definir Airbnb como 'economía colaborativa'".
Durante el año 2017 se comercializaron en València una media de 5.495 apartamentos y habitaciones distribuidos por todas las zonas de la ciudad, muy por encima del millar con que se cerró 2015. De de esta oferta, 3.666 unidades corresponden a viviendas completas, mientras que 1.802 son habitaciones privadas.
El 43% de toda la oferta ofrece disponibilidad a tiempo completo, es decir, se dedican con habitualidad al alquiler turístico vacacional. Este tipo de alojamiento no se encuentra solo en las principales zonas turísticas, sino que se ha extendido a barrios tradicionalmente utilizados como residencia de trabajadores y zonas residenciales.
Más del 80% de la oferta está ocupada entre 1 y 6 meses al año, según el informe, que detalla que el tipo de vivienda más demandado tiene dos habitaciones y, de media, se hospedan 4,7 personas en cada comercialización.
Hosbec explica que las tarifas superan los 80 euros por noche de media. "La importancia económica de la mal llamada 'economía colaborativa' es indiscutible cuando obtenemos el dato que en el año 2017 Airbnb facturó algo más de 45 millones de euros" en Valencia, critica.
Más control
"El nuevo concepto de gobernanza turística nos lleva a entendernos entre el ámbito privado y publico. Por ello, ponemos de manifiesto de que existen herramientas para comenzar a controlar este tipo de mercado, pudiendo regular y exigir responsabilidades a quien le toque asumirlas", reclama la organización.
"La 'hotelización' de Airbnb es un hecho que se contrasta con este estudio. La gestión turística de la ciudad conlleva unas dificultades si no contamos con el conocimiento de los datos específicos de las personas que realmente pernoctan en València. Esto puede apuntar como una de las posibles causas del fenómeno llamado turismofobia", concluye.