Comunidad Valenciana

Grau (Ateval): "Muchas empresas 'relocalizan'. Los grandes pedidos a Asia a 3 meses ya no son competitivos"

León Grau (Alcoy, 1965) asumió, en diciembre de 2015, la presidencia de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunitat Valenciana (Ateval), que celebra en 2017 su 40 aniversario. *Otras noticias, reportajes y análisis en la revista digital gratuita 'eE Comunitat Valenciana'.

Licenciado en Derecho por la Universitat de València y Máster por el Instituto de Empresa, trabaja en Hilaturas Miel y en el grupo Enrile desde 1993. Compagina la presidencia de Ateval con los cargos de vicepresidente del Instituto Tecnológico del Textil (Aitex) y del Consejo Intertextil Español, es miembro del comité ejecutivo de la patronal autonómica (CEV), y del comité de Confeindustria.

El sector textil valenciano recuperó, hace dos años, la senda del crecimiento, tras los duros ajustes durante la crisis que le llevaron a perder en torno a la mitad de las ventas y trabajadores. En 2016, aumentó un 0,7 por ciento el empleo y un 1,5 por ciento su facturación, gracias al tirón del 6,5 por ciento en exportación, que marcó récord anual, con 857 millones, según los datos del Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc). Cerró con 1.379 empresas, 22.780 trabajadores y una cifra de negocio de 1.964 millones, "en torno al 6 por ciento del PIB industrial regional", destaca Grau.

En los tres primeros trimestres de 2017, el volumen de negocio se incrementó a un ritmo del 3,7% -un 10% en el caso de la exportación-, el empleo, un 2%, y la inversión en bienes de equipo, un 9,6%. ¿Cuál es la base de esta recuperación?

En los últimos años, estamos apostando por un producto más especializado, innovando, renovándonos tecnológicamente y buscando nuevas zonas y nuevos nichos de mercado. La exportación está actuando como motor. El textil español está, prácticamente, en todo el mundo: en torno al 44 por ciento de la producción valenciana se vende en otros países y la proyección a futuro es muy buena. Siempre hemos sido un sector muy exportador, pero perdimos peso tras la entrada de China en la OMC, en 2001; la cuota exterior llegó a bajar al 30 por ciento. Algunos grandes clientes tradicionales, como los países árabes, han desaparecido, por el cambio de moneda, pero crecemos en la UE -que centra el 60 por ciento de las ventas-, Latinoamérica y el norte de África. Hay incertidumbres por el Brexit o la política proteccionista de Estados Unidos, pero los nuevos tratados comerciales -como los alcanzados con Canadá, Japón o Mercosur- nos abrirán otros mercados. Frente al tirón de la exportación, el mercado nacional sigue en nivel bajo, pese a la recuperación del consumo. La masiva entrada de importaciones de países como Turquía, Pakistán o China, y la caída de la construcción supusieron un parón grande. Estamos en un periodo de reactivación del consumo y de la construcción, lo que permitirá recuperar clientes. La previsión para el mercado nacional es de estabilidad, mientras que la exportación seguirá creciendo.

En este contexto, ¿se da por cerrada definitivamente la crisis en el sector textil valenciano?

Las cifras estadísticas del Cityc invitan al optimismo y podrían, incluso, mejorar hasta el cierre del ejercicio. Pero en el textil, la crisis no la damos nunca por terminada, porque es un sector hipercompetitivo y con impacto de muchos factores externos. Muchas veces no competimos entre compañías, sino con empresas estatales, como puede ser el caso de Bangladesh, China o Turquía. Son países con gran apoyo a la exportación, créditos blandos y unas condiciones y requisitos laborales y medioambientales muy inferiores a los nuestros. Necesitamos una política efectiva para la reindustrialización, que sitúe a la industria como motor del crecimiento, con medidas sólidas por parte de los Gobiernos para superar las deficiencias estructurales que constriñen la economía; que se incentiven la inversión, el consumo y el empleo.

¿Qué papel está jugando la Generalitat Valenciana en este sentido?

Se centran mucho en afrontar el día a día, pero se echa en falta un enfoque a largo plazo. Somos conscientes de la escasez de recursos por la situación de infrafinanciación y de que hay muy poco a repartir, pero habría que analizar la riqueza que genera la inversión productiva. La mejor política social es hacer una buena política industrial, porque una industria más potente generará más empleo, más riqueza y más repartida, y se reducirán problemas de otro tipo, como exclusión por problemas económicos, inadaptación, problemas sanitarios... Son necesarias acciones desde arriba, pero parece que no se ve o que no es vendible políticamente. Estamos en un momento de cambio trascendental, urgente y excepcional, con muchos retos por afrontar, y es fundamental unir esfuerzos. En este sentido, los empresarios necesitamos, también, el respaldo de los sindicatos. Un ejemplo a tener en cuenta es el de Portugal, que lo está haciendo muy bien, con un Gobierno que incentiva mucho la inversión, con ayudas y créditos blandos. Estamos un poco celosos, porque nos gustaría tener más apoyo público y de la UE. Hay ayudas, pero fallan las dotaciones, que son muy pequeñas para las necesidades reales del sector. Tenemos que abordar inversiones en temas como digitalización, cambio tecnológico, robótica, energía, economía circular... En 2017, las ayudas de la Generalitat para el sector se cifraron en 1,5 millones; para 2018, se prevén 1,8 millones. Si hay cerca de 1.400 compañías en la Comunitat, tocamos a muy poco.

Una de las reclamaciones de la empresa al Gobierno valenciano es la mejora de la fiscalidad. ¿Supone un lastre para la competitividad?

La fiscalidad para las empresas es terrible en la Comunitat. Las diferencias a nivel impositivo, así como en grandes políticas industriales, respecto a regiones como Madrid o el País Vasco, son abismales. En el País Vasco, hay una gran apuesta, con aportaciones enormes, en materia de inversiones industriales y formación, lo que nos da mucha envidia. Y que en Madrid no se paguen impuestos de Patrimonios y Sucesiones y haya diferencias en el IRPF, nos hace ser menos competitivos. Incluso los costes de estudiar en universidades públicas son diferentes según las autonomías. No acabamos de entender por qué dentro del mismo país hay estas diferencias.

La inversión productiva está creciendo de forma significativa. ¿Se puede hablar de 'relocalización' como tendencia consolidada?

A finales de los 90 y en los primeros años del siglo XXI, algunas empresas optaron por traladar parte de su producción. Ahora, muchas están volviendo. Las diferencias en costes de producción ya no son tan grandes y ha habido un cambio en las necesidades y la manera de comprar de los clientes. La moda es cada vez más rápida -se habla de fast fashion-, con varias colecciones por temporada, lo que implica series más pequeñas y mayor diversidad de producto, con periodos de entrega ágiles. Las grandes producciones a tres meses vista que venían de Asia ya no son competitivas. Hemos sido capaces de adaptarnos al contexto, con inversiones en nuevas tecnologías, reducción de costes, mejora de la eficiencia energética...

Diversos estudios apuntan a un retraso de las pymes de la Comunitat en materia de digitalización. ¿Cuál es la situación en el textil?

Es un momento histórico, en el que no hablamos solo de cambio tecnológico, sino de filosofía y nuevas formas de trabajo. En digitalización, estamos aún un poco despistados, sin saber cómo abordar ciertos cambios y con escasez de recursos y de gente formada en las empresas. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las firmas somos pymes, con entre 15 y 50 trabajadores. Cuando tienes una gran organización con alta facturación, es fácil destinar una partida a inversión o incorporar otros perfiles profesionales. Cuando tienes una plantilla con 15 personas y un negocio reducido, hay menos flexibilidad para poder hacer pruebas. Tanto a través de la Asociación como de Aitex -Instituto Tecnológico Textil- estamos abordando iniciativas para concienciar a los asociados de las tendencias, de cómo trabajan los grandes grupos, cómo adaptarnos a las nuevas necesidades de los clientes...

A pesar de las limitaciones, el sector textil valenciano está realizando una fuerte apuesta por la innovación, convirtiéndose en uno de los referentes en un ámbito de futuro, como son los textiles técnicos.

Tenemos varias empresas que se han posicionado en la vanguardia del sector en este ámbito y, desde Ateval, estamos impulsando la creación de una asociación para textiles técnicos a nivel europeo. Hay compañías que están desarrollando proyectos interesantes en ámbitos como nuevos materiales, nanotecnología, eficiencia energética y en consumo de agua, prendas con sistemas tecnológicos -por ejemplo, la incorporación de sistemas gps en chalecos salvavidas y otros usos orientados a la práctica del deporte o a ámbitos como sanidad o automoción-. El textil se ha hecho muy trasversal, con muchas aplicaciones. Otra de las áreas en desarrollo es la economía circular. Hay empresas que están trabajando en hilos reciclados, a partir de prendas retiradas. En realidad, es algo que se ha hecho aquí casi toda la vida, pero, con el impulso del reciclado y la economía circular, hay cada vez más demanda y se está haciendo una buena labor de marketing.

Todas estas nuevas tendencias y necesidades, ¿pueden incentivar un proceso de concentración del sector?

Es difícil, porque, en la mayoría de los casos, se trata de empresas familiares con varias generaciones. Hay un alto grado de colaboración entre compañías, pero es complicado que se den fusiones o absorciones. Tampoco hay incentivos para que esto ocurra. Los procesos son muy complicados a nivel legal y administrativo.

Ateval es uno de los promotores de una gran patronal industrial, Confeindustria. ¿Por qué es necesaria en este momento?

La industria tiene unas peculiaridades, necesidades y retos, en ámbitos como el laboral, energético, tecnológico... que en otros sectores no existen o son diferentes. Tener un único interlocutor fuerte y que entienda los problemas hará más fácil defender las reivindicaciones y que se nos reciba y escuche.

La Asociación celebró, a primeros de diciembre, su 40 aniversario.

Ateval, fundada el 6 de mayo de 1977, fue la primera Asociación de España que se registró en la Oficina de Depósito de Estatutos del Ministerio de Trabajo. El acto de celebración del 40 aniversario fue muy emotivo. Se trató, sobre todo, de rendir homenaje a todos los presidentes que han pasado por Ateval desde su constitución, en 1977. Le quitamos tiempo a nuestras empresas para trabajar en la mejora del sector, que redunde, a su vez, en una mejora de la economía, el empleo y la sociedad en general.

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