
Fernando Ibáñez, cofundador y director de Ética (EAFI), ha afrontado todos sus proyectos empresariales "empeñado en demostrar que el beneficio económico y la responsabilidad social y medioambiental se refuerzan y potencian mutuamente". Con esta convicción, ha sido el principal impulsor del Club de Empresas Responsables y Sostenibles de la Comunitat Valenciana (CE/R+S), del que es presidente, que quiere impulsar el desarrollo de un nuevo modelo empresarial, basado en la responsabilidad y sostenibilidad en todos los ámbitos: económico, social y medioambiental. El 26 de mayo de 2017, se constituyó con 14 socios fundadores: Alpesa, Bertolín, BP Oil, Caixa Popular, Dualium Management, Ética EAFI, Hidraqua, Eulen, Grupo IVI, Obinesa, Suavinex, Triangle Real Estate Management, Unimat y Unión de Mutuas. A ellos se han sumado ya otros cinco -AGC Flat Ibérica, Geocivil, Grupo Alimentario Citrus, Palau de Les Arts Reina Sofía y RNB Cosméticos- y la previsión es acabar el año con al menos 25 socios. (Puede leer otras noticias, reportajes y análisis en la revista digital gratuita 'elEconomista Comunitat Valenciana').
¿Qué ha impulsado la creación de CE/R+S en este momento?
Hace dos años, en Ética creamos un área orientada a ayudar a las empresas a construir modelos de negocio sostenibles. Todo el mundo nos dijo que no íbamos a tener éxito y que ya lo habían intentado otras consultoras, que fracasaron. Pero ocurrió lo contrario. Descubrimos una sensibilidad y concienciación muy profundas en la empresa valenciana de lo que significa la RSC y la sostenibilidad. Los empresarios valencianos, además de ser excelentes en sus negocios, se preocupan por el impacto que genera su empresa en su entorno, en la sociedad y en el medio ambiente. El segundo gran descubrimiento fue que cada empresa lo hacía de una manera distinta. Hay muchas empresas familiares que, desde hace generaciones, son conscientes de que, si te preocupas por tu equipo, logras un mayor grado de identificación e implicación, menor absentismo y mejoras de la productividad. De hecho, durante los años de la crisis, ha sido la clave para la supervivencia de muchas empresas. Fruto de estas dos realidades, pensamos que tenía sentido crear un club donde los empresarios se conocieran y compartiesen buenas prácticas en RSC, con un enfoque estratégico y un retorno medible desde una perspectiva empresarial. El tercer motivo para constituir el CERS-CV fue que no existía ningún club de sostenibilidad empresarial con este enfoque estratégico en la Comunitat, que sí había en otras regiones, como Madrid, Cataluña o Extremadura. Uno de los logros ha sido unir a las empresas de Alicante, Castellón y Valencia en un proyecto común.
¿La RSC es sólo una moda o un pilar para la empresa de futuro?
La RSC y la sostenibilidad no son una moda pasajera, sino continuidad de otras tendencias, como la calidad y la innovación, ya totalmente integradas en las empresas y que forman parte de su ADN. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados en el marco de la ONU, con una visión a 2030, están actuando como una guía. Si miramos a las grandes compañías cotizadas, todas tienen ya estrategias y políticas de RSC muy desarrolladas. El objetivo es trasladar esta realidad a las pymes. Los empresarios tenemos que dar un paso adelante para liderar este tipo de acciones, que han pasado de ser un tema de imagen y comunicación a ser una cuestión estratégica. Devolver a la sociedad lo que nos ha dado es ya un concepto del pasado. Lo que tenemos que hacer es crear impacto positivo. La RSC ya no es algo que está por debajo de la línea de beneficios, sino integrado desde la primera fila; esta visión ayuda a reducir riesgos externos y mejorar la sostenibilidad. Ha pasado de ser el qué a ser el cómo. La ley es una política de mínimos. La RSC es todo lo que hacemos que no exige la ley. La empresa que cumple la ley es legal, pero no responsable. Es responsable si es consciente de su posición y de las consecuencias de su actividad en su entorno y decide ir más allá de sus obligaciones para generar impacto positivo.
¿Qué criterios tiene que cumplir una empresa para ser aceptada como socio del CE/R+S?
El club está abierto a la entrada de todo tipo de compañías, de cualquier tamaño y sector, que asuman un compromiso real. Los criterios base de admisión son: ser persona jurídica con actividad empresarial, domicilio o actividad relevante en la Comunitat; con un modelo de negocio sostenible, no pertenecer a sectores excluidos -por criterios éticos, como armas, juego,...-, publicar un informe no financiero o hacerlo en los próximos dos años, no tener sanciones por cuestiones sociales o medioambientales y contar con el aval de dos miembros del club. En la fase inicial, hemos intentado encontrar empresas que tuvieran un cierto liderazgo, no por tamaño o cuentas, sino un reconocimiento dentro de su sector en materia de gestión y compromiso de RSC, de manera que puedan comunicar al sector empresarial, en general, que es posible ser una empresa rentable y socialmente responsable. Muchas nos dicen que aún no han hecho nada en esta materia y que no saben cómo abordarla. Esas entidades que quieren aprender, desarrollar y compartir sus experiencias seguramente serán las que más valor obtengan.
¿Qué tipo de actividades o acciones va a desarrollar el Club para alcanzar sus objetivos?
En un principio, hemos definido cuatro ejes. El primero, son los encuentros de buenas prácticas en Responsabilidad Social, que se celebran una vez al mes -de forma itinerante, en Alicante, Castellón y Valencia- y se centran en un tema concreto. Cuentan con dos ponentes, un socio del club y una empresa de referencia en el ámbito que se aborde -por ejemplo, han participado ya representantes de Ferrovial y de Red Eléctrica-. El segundo eje son acciones conjuntas de impacto social y medio ambiental, de manera que se logre mayor efecto, en visibilidad y económico. Estamos diseñando la primera para diciembre, con una consultora y una ONG que trabaja con la infancia. El tercer eje es la representación e interlocución con organismos públicos y privados, ser el referente de la RSC en la Comunitat. En esta línea, ya hemos mantenido reuniones con las consellerias de Transparencia y de Economía, que han acogido positivamente la iniciativa. Planteamos una colaboración desde la perspectiva de la cooperación público-privada para impulsar modelos de negocio sostenibles. Hemos presentado la solicitud para ingresar en la patronal autonómica, la CEV, y estamos abiertos a colaborar con otras empresas, organizaciones y fundaciones. El cuarto eje es la difusión y comunicación, para lograr nuestro objetivo de ser guía para las empresas que quieren evolucionar a este tipo de modelo de negocio. Que la empresa sepa que hay un lugar donde aprender buenas prácticas y compartir lo que ella hace. A todo ello se sumará, a corto plazo, la creación de una Cátedra de Responsabilidad Social, de manera que el club tenga un soporte de conocimiento que permita que sus miembros se formen y generen profesionales que sirvan a las empresas en esta materia, tanto internamente o como consultores. Estamos en contacto con varias universidades y esperamos ponerla en marcha antes del próximo curso.
Una asignatura pendiente de la RSC es la medición de sus resultados en términos económicos y de rentabilidad. ¿Cómo se está afrontando?
La RSC ha dejado de ser algo etéreo para ser algo medible. Hay ya muchas métricas, pero no existe todavía un estándar. En temas de medio ambiente es más fácil -por ejemplo, las emisiones- y, desde el punto de vista social, hay códigos y criterios de buen gobierno que también son evaluables. Hay certificaciones o acreditaciones a las que las empresas se pueden acoger -de modo similar a lo que ha ocurrido en calidad-. Y cada vez hay más estudios, y más solventes, que demuestran que las empresas responsables son más rentables a largo plazo que el resto. Una de las pruebas es que, en la crisis, las empresas con peores prácticas han sido las más castigadas y muchas han desaparecido. Una de las lecciones de la crisis es que la empresa tiene que apostar más por la sostenibilidad y la RSC. Y eso es algo positivo.
¿En qué ámbitos de RSC está mejor posicionada la pyme valenciana?
Depende de a lo que se dedique. En la industria, en general, los temas de medio ambiente están bien cubiertos. En servicios, están más avanzadas en temas sociales y laborales. También depende de la empresa en concreto. La última gran tendencia es el compliance, que enlaza con el buen gobierno.
Los consumidores están cada vez más informados y son más críticos. ¿Están concienciados con la responsabilidad social empresarial?
Sí. Y no se trata solo de las crecientes exigencias en esta materia por parte de los consumidores, sino de todos los stakeholders -clientes, proveedores, accionistas y la sociedad en general-, que penalizan las malas prácticas. Volkswagen fue un ejemplo de castigo del mercado. Un factor que está influyendo es el relevo generacional en el empresariado. Con todo el respeto a las generaciones anteriores, los jóvenes están más formados, han viajado y saben lo que ocurre en otros países, y muchos de sus clientes están fuera de España. Creen que los temas de RSC son críticos y ya no se impulsan desde Recursos Humanos o Comunicación, sino desde la propia Dirección General.
¿Qué papel tiene el sector público en el impulso a la RSC empresarial?
Juega un papel fundamental en el impulso de modelos más sostenibles, a través de la definición del marco normativo y de incentivos fiscales. En la Comunitat se están dando pasos muy positivos e innovadores, comparados con otras regiones. Pero el sector público tiene sus procesos y sus tiempos. Los resultados los veremos a más largo plazo. Por ejemplo, en contratos públicos, el efecto real dependerá de cómo se valoren los criterios sociales, si se consideran como básicos o sólo para desempatar. En otros países, las exigencias de RSC ya están definidas por ley. En España, aún es algo voluntario, pero, dentro de cinco años, cualquier empresa que no tenga una estrategia de RSC tendrá una desventaja competitiva. Vamos hacia un mundo de empresas socialmente responsables.
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