Comunidad Valenciana

R.Armero: "El diseño es estratégico y debe estar en la política innovadora para el cambio de modelo productivo"

(Fotografía de Guillermo Lucas).

Rafa Armero, elegido presidente de la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV) en 2015, con la meta de posicionar al sector "como agente clave para el desarrollo social y cultural, la mejora industrial y la sostenibilidad económica", ha sido ratificado en este cargo por otros dos ejercicios. (Puede leer la entrevista completa y otras noticias, reportajes y análisis en la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).

Armero es un creativo y diseñador con 20 años de experiencia, especializado en proyectos singulares, consultoría creativa, eventos, decoración de espacios, instalaciones efímeras y otras experiencias de marca, "aportando soluciones innovadoras, fruto de la combinación del diseño artesanal y el uso creativo de la tecnología digital".

La ADCV ha presentado al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, el documento Propuestas para una política de diseño. Incorporación del diseño a la política para el crecimiento y desarrollo de la Comunitat Valenciana, que parte de la cooperación público-privada para el desarrollo de acciones y estrategias que posicionen al diseño como factor clave de una política innovadora que contribuya al cambio de modelo productivo. "Se basa en la concepción del diseño como factor clave en la estrategia, que contribuye a la productividad, innovación, internacionalización y la competitividad, en línea con las políticas que se están desarrollando, desde hace años, en otros países de la Unión Europea", subraya Armero.

¿Han encontrado sensibilidad por parte del Gobierno valenciano a la construcción de una política y una estrategia de diseño regional?

Hemos pasado unos años muy complicados, en los que ha estado todo parado. Antes de las elecciones, ya mantuvimos contactos con los diferentes partidos políticos para plantearles diferentes iniciativas, independientemente de quién gobernase. Defendemos que las políticas de diseño, como las de innovación, deben de ser trasversales; no pueden depender de los cortos periodos de tiempo definidos por las legislaturas. En el ámbito empresarial, esos cambios radicales de rumbo en periodos tan cortos de tiempo son impensables. Hay una oportunidad de diálogo y trabajo conjunto.

¿Cuáles son las principales propuestas y peticiones del sector al Gobierno valenciano para potenciar y aprovechar en la práctica el valor que aporta el diseño para la estrategia económica y empresarial?

Hemos trasladado de manera más formal nuestra preocupación por el sector y por la economía, para que quedase constancia de ello. No se trata de reivindicar sino de, en la manera de lo posible, ayudar. Hemos planteado un estudio con muchas iniciativas, con la idea de que sea un libro abierto, un punto de partida sobre el que trabajar. La mayoría de puntos y propuestas están enfocados hacia el sector productivo. El documento no deja de ser una llamada de atención, desde nuestro punto de vista, de que estamos ahí como colectivo para contribuir al cambio de modelo económico. El diseño es un eslabón estratégico de la cadena productiva, porque hacemos de conexión entre empresas y consumidores; si no hay industria, no hay diseño y, si no se cuenta con él, la cadena pierde fuerza. Se está contando más con nosotros, tanto a nivel de Administración autonómica como locales; se está notando en llamadas a proyecto, más respeto al profesional, más encargos. Entre los principales puntos, planteamos una mesa público-privada, para la planificación estratégica, y un estudio económico de qué supone el sector para la industria, un mapa del sector, para darnos cuenta de su envergadura, que va a realizar el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Además, Ximo Puig ha propuesto una mesa de trabajo con diseñadores y representantes de las diferentes Consellerias. En esta línea, pedimos la constitución de un Foro de innovación, en el que participen representantes del sector público, de empresas, políticos y profesionales del diseño.

Ponemos sobre la mesa, también, un ente de promoción del diseño valenciano, que genere conciencia, formación e investigación, como se ha hecho en Reino Unido -con el Desing Council-, Cataluña o Bilbao, con presencia pública y privada, que en esos territorios se ha convertido en uno de los motores de la innovación. Si no se le da una personalidad propia, pasa a segundo plano. También nos gustaría estar representandos o tener un departamento en la nueva Agencia Valenciana de Innovación (AVI). Me gustaría que llegásemos a hablar de I+D+D+i -Investigación + Diseño + Desarrollo + Innovación-, porque antes del desarrollo tiene que estar la planificación.

¿Ve viable esa integración del diseño dentro de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI)?

Estamos ayudando en lo que podemos. La AVI debe estar vinculada al diseño, porque la innovación y el conocimiento necesitan personas que sepan aterrizarlo y convertirlo en concepto. Si no, nos pasará lo mismo que hasta ahora. Si miramos todo lo que hemos invertido en innovación en los últimos 20 años, deberíamos ser una potencia, pero no se ha conseguido. Hay mucho potencial para el cambio. La innovación es cosa de todos. La rueda tuvo un origen y se ha llegado a la que tenemos ahora porque se ha ido conceptualizando. Lo mismo pasa con todo. Si no llegamos a compartir esa innovación de manera estratégica, ¿cómo va a desarrollarse? Como individuos, debemos mirar nuestro beneficio, pero también saber que vivimos en un sistema y somos responsables de él.

Una de las estrategias que plantea el documento presentado a la Generalitat es la inclusión del diseño en la estrategia de compra pública innovadora (CPI), como elemento de valor...

El sector público debe dar ejemplo social. Si las compras públicas se hacen de manera más planificada y se incorpora el diseño como criterio, será un ejemplo para todas las empresas. Hay que repensar procedimientos, procesos y servicios, que no se pueden seguir haciendo como hace 100 años, para que sean mejores, más eficientes, productivos y sostenibles, pero también otros ámbitos, como los espacios o el mobiliario público. Si la Administración no evoluciona, ¿cómo vamos a pedirles a las empresas que lo hagan? Hay muchas maneras de innovar. Y hay que ser capaces de comunicar todo ello a la sociedad.

Otro de los puntos de mejora es el referente a la fiscalidad de las inversiones en creatividad y diseño.

Lo que planteamos es que la Administración estudie algún tipo de incentivo a las empresas. No se trataría de subvenciones a devolver, sino, por ejemplo, poder aplicar deducciones, incentivos para contrataciones..., de forma similar a lo que se hace en otros ámbitos, como la formación, la inversión en innovación tecnológica o la responsabilidad social corporativa. Aplicar medidas similares en materia de conocimiento, creatividad, diseño e imagen, para que las empresas apuesten por ello y logren mejoras en productividad y competitividad.

¿Ha acabado la crisis para la industria del diseño?

El diseño es, en sí mismo, un sector industrial muy potente, integrado por empresas y autónomos. Lo primero que se recorta cuando hay dificultades es la inversión en intangibles; podemos decir que esto ya ha cambiado. Se empieza a contar más con los diseñadores; se está invirtiendo un poco más en conocimiento y creatividad de los proyectos, aunque, en muchos casos, seguimos trabajando con el mismo pensamiento que durante la crisis en cuanto a procedimientos, ritmos y tarifas. Tanto en el sector empresarial como el del diseño hay todavía un poco de inseguridad, de que vamos más rápido que la realidad y que no existe aún la sostenibilidad que deberíamos tener. Aunque la gente no se dé cuenta, antes de generar un proyecto, hay que diseñarlo. El emprendedor es el primer creativo, con un perfil económico, pero lo es. Si cuentan más con nosotros, las cosas van mejor. En un mercado globalizado, las empresas se han dado cuenta de que, en ciertos productos, si se quieren diferenciar y tener ventaja competitiva, tienen que invertir en factores como conocimiento, creatividad y diseño. Es una inversión que les permitirá ser más rentables. Si todos venden lo mismo y compiten por precios, no hay posibilidades de mejorar márgenes y una empresa estancada acaba por caer o desaparecer. Todo proyecto empresarial necesita un crecimiento natural. Dentro del documento de política de diseño, proponemos, también, la redacción de una guía de innovación en empresas que difunda la figura del diseñador como agente estratégico.

Un aspecto clave a tener en cuenta es que el diseño es muy fácil de exportar. Esto es algo que los italianos han sabido hacer muy bien siempre y que Cataluña también ha abordado con éxito. Con dos vertientes: exportar el intangible y que lo tangible incorpore aspectos, tanto en su aspecto externo como interno -funcionales-, que faciliten su comercialización. Hay empresas valencianas con base en el diseño con presencia en todo el mundo -por ejemplo, en el sector del mueble, como Actiu, Gandía Blasco, Andreu World...- y muchos otros sectores que todavía no se han vinculado al mundo del diseño y para los que sería muy interesante dar ese paso. Hay muchos caminos y puertas por abrir, muchas oportunidades, pero, si no se toman en serio, podemos retroceder.

¿Los jóvenes empresarios son más sensibles al diseño que sus antecesores?

El cambio generacional se está notando con la incorporación en ciertas empresas de profesionales mejor formados y preparados, más capacitados, lo que tiene efectos positivos. Hemos tenido grandes empresarios por intuición, pero la formación es muy importante.

Uno de los retos de la empresa valenciana es la digitalización. ¿Qué papel juega el diseño en este ámbito?

El sector diseño es muy sensible y las empresas deben entender que la imagen y la marca se extiende ahora también al mundo digital. El perfil comercial ha cambiado; se ha pasado del puerta a puerta a la relación de manera más indirecta. Lo importante es que el consumidor, que cada vez está más informado y es más exigente, cuando llegue a tus redes, a tu web, tenga una buena impresión, porque tener un buen negocio depende de la capacidad de generar confianza, de los intangibles. En el mundo de la cultura, se dice que no hay arte si el público no lo considera arte. En el mundo de la empresa pasa lo mismo; si no nos vendemos en el mercado que toca, no vamos a funcionar, porque la llave la tiene el usuario. Un ejercicio que debería hacer todo empresario es analizar cómo actúa y cómo decide él como usuario. Todos somos consumidores. Además, la tecnología está cambiando la forma de trabajar, con un concepto de colaboración, de compartir, más desarrollado. Disponemos de herramientas de planificación de procesos que hacen la relación con otros profesionales y empresas más fluida, dando más flexibilidad y agilidad.

Por otro lado, las nuevas tecnologías dan acceso a herramientas que pueden llevar a las empresas a pensar que pueden gestionar su imagen y comunicación, sin contar con profesionales. ¿Qué les diría?

Que es clave contar con profesionales para desarrollar y gestionar una estrategia integral, que estén constantemente informándose y formándose y analizando hacia dónde va el mercado. Van a pasar muchas cosas y cada vez más rápido y, si no tienes a personas, dentro de la organización o fuera, que puedan analizar y asesorarte, vas a perder oportunidades.

Valencia se ha convertido en uno de los principales centros del emprendimiento en España. ¿Hay una burbuja de startups?

Respeto mucho a los emprendedores, pero es un fenómeno que se está apoyando de manera ciega desde muchos sectores y hay proyectos que se ve desde un principio que no van a funcionar. Si no hay conciencia de crear empresa a largo plazo y las entidades y organizaciones que apoyan al emprendedor tampoco lo plantean así, no es viable. No se trata de captar fondos para sobrevivir dos años, con una fachada de innovación en la que no se profundiza. El esfuerzo está en quienes mantienen la productividad. Se trata de construir un sistema sostenible, apostando por las empresas que miran a medio y largo plazo. Esto nos implica a todos. O somos conscientes y pensamos en cómo podemos reutilizar lo que tenemos de forma inteligente o nos queda un tiempo contado. Como diseñadores, somos responsables de ayudar al cambio, aportando conocimiento y valor para que se haga de manera más consciente y planificada.

*Puede leer la entrevista completa y otras noticias, reportajes y análisis en la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana.

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