Comunidad Valenciana

Enrique Penichet: "Vivimos una revolución digital y tenemos que apostar por la tecnología"

Enrique Penichet, fundador y consejero delegado de Bbooster Ventures. (Fotografía de Guillermo Lucas).

Enrique Penichet (Valencia, 1976) dio un cambio radical a su trayectoria profesional en 2010, cuando decidió romper con el mundo de la arquitectura y los proyectos inmobiliarios para convertirse en pionero de un sector que no existía en España: la aceleración de startups. Junto a tres socios, puso en marcha Bbooster Ventures, uno de los referentes del emprendimiento en España, que ha contribuido ya a la creación de más de 60 empresas. (Para leer esta entrevista completa, así como otras noticias, reportajes y análisis, puede acceder en este link a la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).

¿Cómo se convierte un arquitecto en pionero en aceleración de startups en España?

La informática y el mundo de Internet me habían gustado siempre. Junto a uno de los socios de Bbooster, Javier de la Osa, que trabajaba en Caixa Capital Risk, nos encontramos que, mientras en un foro de inversión en Barcelona comentaban que había mucho dinero, pero no buenas startups para invertir, en un evento de emprendedores en Castellón decían que había mucho talento, pero no inversores. Había una distancia, un desencuentro, y nos planteamos reducir ese salto entre inversor y emprendedor. Dimos muchas vueltas a cómo afrontarlo y encontramos los programas que estaban funcionando en Estados Unidos desde 2005. Los rediseñamos, para adaptarlos a España, y lanzamos nuestro primer programa. Fuimos la primera aceleradora de España, con la primera convocatoria del programa en octubre de 2010. Hasta entonces, sólo se había celebrado un concurso de una semana de duración, el Seed Rocket. Aunque la idea inicial era tratar de ayudar a los emprendedores a part time, los buenos resultados hicieron que creciese más de lo previsto, hasta ahora. Como dice un tercer socio, Fernando, fuimos "imprudentemente optimistas".

Desde entonces, el ecosistema emprendedor en Valencia ha tenido un crecimiento exponencial y, desde algunos ámbitos, se apunta a la sombra de una "burbuja de startups". ¿Qué respondería?¿Sobran?

Al contrario, faltan. Un profesor del IESE nos decía que el comercio exterior es un juego de suma positiva: conforme hay más actores, la economía crece de forma exponencial. En este caso, es lo mismo. Si hubiésemos estado solos, no habríamos tenido la capacidad de crecimiento y de atracción que ha habido. No creo que haya demasiadas, sino más bien demasiado pocas. Estamos en un entorno de revolución digital. En Estados Unidos, las 10 mayores empresas son digitales y nacidas en los últimos 20 años. Si no queremos desaparecer del mapa, hay que apostar por lo digital, por la tecnología, por el código. Hay regiones e instituciones que lo tienen muy claro y están apostando muy fuerte -como, por ejemplo, Reino Unido, con el Tech Britain, Francia, con Le French Tech, Portugal, con Startup Lisboa o, dentro de España, Barcelona, con la Mobile World Capital-. Tenemos que plantearnos si queremos generar empleo y estar en la vanguardia o no. Es impensable no hacerlo porque, los que no estén ahí, no serán capaces de capturar y generar los empleos del futuro.

¿Está Valencia bien posicionada de cara a ese objetivo?

Sí, Valencia está bien posicionada. Cuando nacimos no había nadie y eso nos ha dado cierta ventaja. En los últimos años han surgido muchas aceleradoras e incubadoras, tanto públicas como privadas y mixtas, y algunas que son franquicias de marcas extranjeras. Valencia es un caso especial, porque las aceleradoras son principalmente privadas, con un apoyo público residual, al contrario de lo que ocurre en otras regiones. Es el ecosistema más sano en ese sentido, aunque en Europa parece que se va hacia un modelo de aceleradora con subvención pública. El proyecto Remote Year, impulsado desde Sillicon Valley y que ha recorrido doce ecosistemas emprendedores por todo el mundo, ha situado a Valencia como la mejor valorada. Se han tenido en cuenta aspectos como acceso a buen talento y a buen precio; conexiones con cualquier lugar del mundo; proyectos de apoyo; condiciones y estilo de vida,... Hay que saber aprovechar esa posición y caminar juntos en la buena dirección. Tenemos que aprender de los países anglosajones, que siempre nos llevan ventaja en estos ámbitos.

¿Resulta también atractiva desde el punto de vista del inversor?

Valencia es un ecosistema muy atractivo para los primeros pasos de cualquier startup, pero el ecosistema emprendedor apenas tiene cinco años y aún es inmaduro, con escasas startups de gran tamaño. Si, en general, se habla del desafío de llevar las empresas de 10 a 100 millones de euros de facturación, en Valencia aún estamos en un grado más temprano, donde el reto es llevarlas de 1 a 10 millones. Desde finales de 2013, hay una presencia creciente de fondos internacionales, muy positiva para el ecosistema nacional, porque genera más recursos y también más liquidez, ya que aumenta las opciones de desinversión de dinero que puede destinarse a otros proyectos. En el caso de Valencia, el pequeño tamaño de los proyectos hace que esta presencia sea más reducida, pero hay ya algunas excepciones destacables, como Flywire -de PeerTransfer-, o Mr. Jeff, que ya cuentan con fondos extranjeros en su accionariado.

¿Es España, en general, un país que propicie el emprendimiento?

En este país, no sólo no te ponen las cosas fáciles para crear una empresa, sino que se te complican. Es un sistema diseñado para trabajar por cuenta ajena, que desincentiva el emprendimiento y fomenta la economía sumergida. En la mayoría de Europa, los emprendedores no pagan cuotas ni impuestos hasta que pueden vivir de su empresa, lo que no ocurre en España. Para el inversor, este tipo de operaciones conllevan un riesgo alto y apenas tiene incentivos fiscales, como ocurre en otros países. Está mejor tratada fiscalmente la compra de acciones en bolsa que invertir en innovación y tecnología a través de una startup. Los gobiernos autonómicos y locales, al estar más cerca de las personas y los proyectos, lo entienden mejor, pero el problema es que las grandes medidas legislativas no son su competencia. A nivel de Administración central, he perdido la esperanza de que sean capaces de hacer las cosas con cabeza; me conformo con que no molesten.

La Asociación de Jóvenes Empresarios de Valencia (Ajev) considera que el 75 por ciento del dinero invertido en emprendimiento "se pierde", por la alta tasa de mortandad en este tipo de proyectos.

No nos preocupa tanto la mortandad como que la cartera total proporcione valor y rentabilidad al inversor y que cada proyecto concreto genere valor y experiencia para los emprendedores. Muchos de ellos, gracias a esos conocimientos adquiridos en el programa de aceleración, han abordado, posteriormente, otros proyectos o se han integrado en otras empresas con resultados muy positivos. Al final, somos personas invirtiendo en personas. Las inversiones se afrontan con un componente de sostenibilidad y generación de valor, pero también de impacto en la mentalidad de inversores y emprendedores y en el ecosistema. Es un virus que se va contagiando.

Un estudio estadístico realizado por una red de business angels de Reino Unido sobre la evolución real de los proyectos invertidos concluye que la media del sector es que, de cada 10 proyectos invertidos, hay uno con una rentabilidad muy alta, que puede cubrir, por sí solo, la totalidad del dinero del fondo -en nuestro caso, sólo con Traventia tenemos casi cubierto el primer fondo-. Del resto, entre cinco y seis desinversiones aportan rentabilidad y un 40 por ciento tendrá que cerrar. En nuestro caso, los resultados son algo mejores. Entre 7 y 10 empresas van muy bien, un porcentaje elevado va más o menos bien, algunas siguen funcionando, pero con escaso retorno, y los cierres no llegan a ese 40 por ciento. Actualmente, está en marcha la 12 edición de nuestro programa -hasta marzo-, con 7 nuevas empresas.

La financiación es uno de los principales retos de las startups. ¿Cómo lo ha afrontado Bbooster?

El programa de aceleración es de cuatro meses y, una vez completados, si el proyecto va bien, coinvertimos con otros inversores y aportamos más capital. Decidimos crear un vehículo de inversión abierto a todos los interesados. En 2011, logramos la autorización de la CNMV como sociedad de capital riesgo, y en 2012 se constituyó el primer fondo, Sinensis, que ha invertido unos dos millones de euros en unas 60 startups, con inversores particulares, empresas y el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) y, en muchos casos, en coinversión con otros business angels. La mayor aportación ha sido la de Traventia, de cerca de 200.000 euros. El segundo fondo, Bbooster-Dyrecto, abierto en mayo, busca dar cobertura a una etapa no bien cubierta: la que se sitúa entre la fase más inicial -donde actúan las incubadoras, aceleradoras y business angels- y la que interesa al capital riesgo. El objetivo es gestionar unos 8,8 millones -de los que ya se ha captado el 49 por ciento-, para invertir en 25 ó 30 empresas en 5 años -con una media de 500.000 euros-. Tenemos el compromiso de FondICO Global e inversores de la Comunitat Valenciana, Canarias -de donde proceden los principales inversores del fondo, que tiene el apoyo del Gobierno canario- y País Vasco. En este caso, no existe el anclaje geográfico de la aceleradora. Celebraremos concursos, Bbooster Weeks, cada 4 ó 5 meses, en diferentes ciudades. Llevaremos a los candidatos a ser invertidos y sociedades de venture capital, tanto nacionales como internacionales. Las primeras inversiones formalizadas han sido BeRoomers e Iristrace. Hemos celebrado eventos en Viena (Austria) y, en 2013, estuvimos en México D.F., Perú y Colombia. Nos llegan muchas solicitudes desde Latinoamérica, pero hay muchas trabas burocráticas. Además, como sociedad de capital riesgo necesitamos empresas constituidas en la Unión Europea y, debido al compromiso con FondICO, la mayor parte de la inversión se centrará el ecosistema español.

(Para leer esta entrevista completa, así como otras noticias, reportajes y análisis, puede acceder en este link a la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).

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