Comunidad Valenciana

J.A. Pastor: "La reindustrialización requiere que Europa la fomente y cree un marco estable para invertir"

José Antonio Pastor, presidente de la AEFJ. (Fotografía de Elisa Sendra).

José Antonio Pastor preside, desde febrero de 2007, la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), entidad que reúne a un centenar de compañías que representan en torno al 80 por ciento de la facturación total del sector y el 90 por ciento de la exportación. Licenciado en Gestión Comercial y Máster en Comercio Exterior, Pastor comenzó a trabajar en la AEFJ en 1992, año en el que creó el departamento de Promoción Exterior. Posteriormente, puso en marcha el departamento de Comunicación y Marketing y, en 2004, fue elegido director general adjunto. Tras los difíciles años de la crisis económica, Pastor confirma que 2016 supondrá el tercer ejercicio consecutivo de crecimientos para un sector "que ha recuperado cifras anteriores a la recesión, gracias no sólo a la recuperación del consumo, sino también al trabajo y esfuerzo de los fabricantes". (Para leer esta entrevista completa, así como otras noticias, reportajes y análisis puede acceder en este link a la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).

¿El sector juguetero ha dado carpetazo definitivo a la crisis?

El ejercicio 2014 marcó el punto de inflexión para el sector que, tras varios años de caídas en facturación, logró un ligero avance anual en el mercado interior, del 3,2 por ciento, y un aumento en las exportaciones del 6,7 por ciento. En 2015, estos crecimientos fueron del 5,8 por ciento y del 20,3 por ciento, respectivamente, con una facturación total de más de 1.421 millones. La evolución en 2016 está siendo también positiva, tanto a nivel nacional como internacional. En el caso de las ventas internas, el crecimiento hasta octubre alcanzó el 7 por ciento, superando los 360 millones, mientras que las exportaciones llegaron a los 211 millones en el primer semestre, un 5,99 por ciento más. La Campaña de Navidad, que centra en torno al 70 por ciento de las ventas totales del año, se presenta también con buenas perspectivas. En total, esperamos mantener un ritmo de crecimiento similar al de los dos últimos años, y cerrar el ejercicio con un avance de en torno al 6 por ciento. Además de la mejora en la demanda, los fabricantes han seguido trabajando por mejorar la calidad, el diseño y la seguridad de sus productos y sorprender a los usuarios, ganándose de nuevo su confianza. Cada año, alrededor del 65 por ciento de los catálogos se dedica a novedades. La crisis provocó un parón en nuevos proyectos y se esperaba con ganas el momento de volver a retomarlos. La parte positiva es que, en los peores momentos, las empresas no sólo buscaron reducir costes, sino también ser más eficientes en todos los sentidos -administración, procesos, producción, ventas, marca...- y aumentar la competitividad y la capacidad para, en el momento en que soplaran mejores aires, desplegar velas, como así está ocurriendo.

La exportación, que ha sido motor del sector en los peores años de la crisis, ha ralentizado su ritmo de crecimiento en los últimos meses frente a los registros de 2015. ¿A qué es debido?

Frente a la contracción en la demanda nacional durante los últimos años, las ventas en los mercados internacionales han sido un balón de oxígeno para los fabricantes, manteniendo crecimientos anuales constantes -con la excepción de 2012- y alrededor del 40 por ciento de la producción de las empresas se destina a la exportación -el 65 por ciento en el caso de la Comunitat Valenciana-. Los compradores internacionales valoran, sobre todo, la calidad, seguridad, diseño e innovación del producto español. El 70 por ciento de la exportación se dirige a los mercados europeos, muy maduros y consolidados. Dentro de ellos, destacan Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. En los últimos meses, la evolución de la exportación se ha moderado, como consecuencia, sobre todo, del impacto del Brexit. El volumen de ventas al Reino Unido se ha reducido de forma importante respecto a los ejercicios anteriores -con una caída del 40 por ciento hasta el 31 de agosto-, en parte por la situación de la libra y en parte por el impacto psicológico que ha tenido su aprobación en los ciudadanos. Fuera de Europa, Estados Unidos se sitúa como principal país destino y, en los últimos años, las empresas han trabajado en la apertura de otras áreas geográficas, para diversificar.

Algunas empresas han acompañado el crecimiento en ventas con un aumento de su actividad productiva dentro de España. ¿Podemos hablar de un proceso de relocalización de la fabricación?

Sí que vemos mejores condiciones para el sector y más actividad industrial, empleo y exportación desde España, pero no creo que podamos hablar de un proceso o una tendencia sectorial de relocalización. La relocalización puede ser pasajera, porque dependemos de factores externos que no están en nuestras manos. No podemos basar decisiones estratégicas o de inversión importantes en factores que no podemos controlar y no son estables en el tiempo -como, por ejemplo, el tipo de cambio o el precio del petróleo-. En su momento, la diferencia de coste de mano de obra, que fue uno de los principales factores para la deslocalización, por ser uno de los más altos para el sector, era estable a largo plazo. De hecho, aún hay margen en este aspecto que, en general, justifica que las grandes producciones estén subcontratadas en otros países. Frente a ello, hay factores, como el tipo de cambio o la mayor flexibilidad requerida por los distribuidores, avalan un mayor peso de la producción nacional y las firmas que han mantenido infraestructura de producción han relocalizado una parte. Pero, en muchos casos, ya no la tienen o encuentran problemas para contratar proveedores. Hay que ser competitivos y sobrevivir en un mercado global y eso implica aprovechar las ventajas que nos abre. No hay suficientes factores estables como para hablar sectorialmente de relocalización.

¿Qué haría falta para poder avanzar en este objetivo, en línea con las políticas de reindustrialización de la Comunitat?

O la Unión Europea y los Gobiernos de los Estados miembros toman medidas de fomento de la industria y garantizan un marco que dé estabilidad y confianza al empresario para invertir o la reindustrialización no se producirá. Ha habido y está habiendo algunas medidas y planes de apoyo concretos para las empresas y eso es una parte que puede ayudar. Pero hay algo esencial para la empresa nacional en el marco de la Unión Europea, que es garantizar un mercado transparente, con competencia justa. La competencia desleal es una amenaza real. Es necesario avanzar hacia un marco en el que haya menos normas y menos leyes, más sencillas y más fáciles, y que asegure el cumplimiento de las mismas. Pero se está haciendo al revés. Hay una constante proliferación de normas, en muchos casos tan farragosas que para el que las cumple -las empresas europeas- suponen unos altos costes y también para el que controla, las Administraciones. El resultado es que no hay un buen control. Los fabricantes de otros países o empresas europeas que no quieren cumplirlas, sólo tienen que producir fuera y tratar de introducir el producto en el mercado europeo. Tienen una alta probabilidad de que no les pase nada y, en caso de que les descubran, las sanciones son tan pequeñas que les compensa. Este panorama desincentiva realizar aquí inversiones importantes y a largo plazo. Al incumplidor no le pasa nada y seguirá incumpliendo. Según un informe de la Euipo -Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea- las falsificaciones provocan la pérdida del 17 por ciento del empleo del sector. La intención de la Unión Europea es buena, pero falta la aplicación en la práctica. Otras líneas de trabajo serían los incentivos a la innovación y la internacionalización y mejoras en la fiscalidad. La escasez de recursos no es excusa; hay que usarlos de manera eficiente.

En este sector hay muchas empresas pequeñas. ¿Cuáles han sido las estrategias sobre las que han basado su competitividad?

Es un sector pequeño por número de actores, pero con una gran diversidad, con empresas muy pequeñas y otras grandes compañías tractoras, que arrastran. Una de las principales estrategias de las pequeñas firmas ha sido la especialización, en productos y nichos de mercado, definiendo un cliente objetivo y el canal más adecuado para llegar a él y se han centrado en mejorar procesos y resultados. La crisis ha ayudado a ver dónde está el valor de cada firma y la producción a menor escala da más flexibilidad y opciones de personalización. No ha habido grandes operaciones corporativas, aunque hemos visto inversiones puntuales de fondos. Sí que el entorno global y competitivo duro ha hecho evolucionar la cultura empresarial, con una mayor visión de colaboración y acuerdos concretos, sin dejar de ser competencia.

Romper con la estacionalidad sigue siendo uno de los retos del sector...

La alta estacionalidad está muy determinada por factores que no dependen ni de la industria ni del comercio, sino que son de tipo cultural y de hábitos de consumo, como los regalos navideños o el escaso valor que se da al juego como actividad formativa. Esto está muy asentado y será muy complicado cambiarlo. Serían necesarios planes con mucha implicación, intensidad y a largo plazo para lograr un cambio real. Hay líneas que el sector comparte y en las que trabaja, como el valor del juego como un derecho fundamental del niño y desde el punto de vista de la educación e integración. Los niños deben disfrutar de juguetes y juegos adaptados a sus necesidades en las diferentes etapas. Igual que les compramos ropa a lo largo del año, deberíamos hacerlo con el juguete. Un niño español tiene 9 juguetes nuevos al año, mientras en Reino Unido tienen 40 juguetes, en Alemania, 25 y en Francia, 20.

¿Qué juguetes serán los más vendidos en esta campaña?

Por categorías, crecerán las muñecas -sobre todo, minidolls-, juguetes de manualidades y artísticos, juegos de mesa y vehículos preescolares. Los juguetes licenciados atraen a muchos niños, que pueden jugar con los personajes de series y películas. Tienen una cuota del 29 por ciento y seguirá subiendo. Y la tecnología tiene cada vez más peso. El juguete adapta los valores de la cultura vigente; el niño quiere imitar los parámetros y referentes de lo que le rodea. Esto ha sido, es y será así. En cuanto a stocks, se prevé que muchos juguetes se agoten antes de enero, por lo que no es aconsejable dejar las compras de los Reyes Magos para el último momento.

(Para leer esta entrevista completa, así como otras noticias, reportajes y análisis puede acceder en este link a la revista digital gratuita elEconomista Comunitat Valenciana).

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