
El presidente de AVE considera que el Consell "no ha acabado de aterrizar" en cuanto a políticas económicas. Defiende un mayor apoyo a la pequeña y mediana empresa y una reforma fiscal "de verdad, que incentive la inversión y el empleo". Más información en la revista digital gratuita 'elEconomista Comunitat Valenciana'.
Vicente Boluda Fos (Valencia, 1955) preside, desde 2011, la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), lobby que reúne a los cien principales líderes empresariales de la Comunitat Valenciana y una de las organizaciones más activas en defensa de los intereses de la región. Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, graduado en Ciencias Jurídicas y máster en Derecho Marítimo, Boluda compagina este cargo con el de presidente de Boluda Corporación Marítima, empresa familiar fundada en 1837, y de Bodegas Fos, además de ocupar diferentes puestos de responsabilidad en otras organizaciones, entre ellos, la presidencia de la Asociación Nacional de Armadores de Remolcadores (Anare), de Terminales Marítimas del Sureste y de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados. También fue presidente de Aguas de Valencia y del Real Madrid C.F.
¿Ha afectado la incertidumbre política de los últimos meses en la recuperación económica y los proyectos del empresariado valenciano?
El empresariado ha estado expectante ante los acontecimientos políticos y la nueva formación de Gobierno. Dados los últimos resultados, creemos que va a haber una actividad y una marcha normal, con algún retoque para mejorar, pero no creo que la política se vaya a diferenciar mucho de la que ha habido hasta ahora. Los últimos 40 años, con la alternancia de los dos grandes bloques políticos -PSOE y PP-, ha sido el periodo mejor y más próspero de la historia moderna. Los dos están en el centro, que es lo deseado; con políticas un poco a la izquierda o a la derecha, hemos trabajado y desarrollado las empresas felizmente. Cualquiera de los dos grandes partidos que hay en España da bastante seguridad al empresariado.El Consell de PSPV y Compromís acaba de cumplir su primer año en el Gobierno de la Comunitat.
¿Cuál es el balance desde el punto de vista de las políticas económicas?
Lo cierto es que las políticas económicas de la Generalitat están limitadas; hay muchas competencias nacionales y las comunidades autónomas no son las que negocian con Bruselas. Pero, dentro de esas limitaciones, el nuevo Gobierno no ha acabado de aterrizar. Están enzarzados en cosas pequeñas y conflictos internos. Una cuestión muy importante es una buena elección del equipo de asesores. Para bien o para mal, somos todos humanos, incluidos los políticos, y nadie puede saber de todo. La figura del asesor está para cubrir eso, pero, si se ponen amigos o familiares sólo por serlo, acabamos donde acabamos. Y deben de abrirse más a la colaboración con los agentes económicos y sociales y con la ciudadanía. En España, los políticos, en general, cuando llegan al poder no cuentan con nadie más.
¿Qué peticiones plantearía al Gobierno autonómico y al central?
Al Gobierno autonómico, que crea de verdad en el empresariado valenciano, en la iniciativa empresarial. Hay grandes compañías en la región, pero más del 90 por ciento son empresas pequeñas, que se encuentran con muchas trabas administrativas y muchos problemas. Que se les apoye y facilite su labor y se les den soluciones de manera rápida y fluida. Y que haga valer el peso de la Comunitat en España. Mirar atrás y culpar de los problemas a los anteriores Gobiernos son excusas de mal pagador. No me ha gustado nunca echarle la culpa al vecino, sino que me gusta hacer. Por lo menos, negociar.
Al Gobierno central, una reforma de la Administración. España es un país muy complicado administrativamente, con 17 comunidades autonómas. Las empresas necesitamos seguridad jurídica y que la Administración nos facilite el camino, para que no haya trabas que hagan que se dificulte o demore cualquier desarrollo industrial. Y que atienda las reivindicaciones clave para la región, como la reforma de la financiación autonómica y la inversión en infraestructuras. Esta comunidad autónoma lleva no sólo mal financiada desde hace más de 20 años, sino, además, con una carencia de inversiones en infraestructuras dramática. Y es una situación que no hay que achacar sólo a los últimos Gobiernos.
Dos reivindicaciones históricas a las que no se da una solución. ¿A qué cree que es debido?
Primero, a que los valencianos somos individualistas, y no corporativistas, a la hora de exigir. Segundo, a que no hemos tenido ningún político valenciano en un cargo decisivo de España en los últimos 20 años; ni presidente, ni vicepresidente, ni ministros de Economía o de Fomento. Tercero, porque los políticos valencianos deberían hacer valer mucho más su influencia y su voto para beneficio de esta Comunidad y de los valencianos, en lugar de, simplemente, ponerlo a disposición de sus partidos. Ahora, con el nuevo contexto político, que obliga a la negociación y al consenso, hay una oportunidad de oro. Los votos de Compromís valen igual que los del PSOE o Ciudadanos. Que negocien con el partido que vaya a mandar para conseguir el cambio del modelo de financiación y que Fomento invierta lo que debe invertir. No les hemos dado los votos para que se paseen en AVE de Valencia a Madrid. Deben trabajar para buscar lo mejor para la Comunitat Valenciana.
Que me expliquen en qué otra ciudad los ciudadanos han pagado una reforma urgente, como se hizo con el desvío del río en Valencia, o qué grandes infraestructuras relacionadas con grandes eventos de este país las ha tenido que pagar el ciudadano local, desde la Olimpiadas de Barcelona a la Expo de Sevilla o la de Zaragoza. Aquí celebramos la Copa América de vela y tuvimos que pagar. Así hemos sido tratados no sólo los últimos cuatro años del señor Rajoy, ni de este Gobierno, sino desde hace 25 ó 30 años. Una de las principales reivindicaciones es el desarrollo del Corredor Mediterráneo ferroviario.
En los últimos meses, el mundo político y económico ha hecho frente común, con respaldo de todos los representantes empresariales, y AVE presentó, en mayo, un plan de acción para intensificar su reivindicación de esta infraestructura.
Cuesta mucho movilizar a la gente. Federico Félix lleva cinco años, desde la Fundación Pro-AVE, predicando en el desierto, y ahora están empezando a sumarse los demás empresarios. Hemos tardado en reaccionar en una cosa tan clara y tan evidente y que no satisface ningún interés personal, sino el general. En cualquier lado, habrían tirado para adelante y aquí todavía hay algunos que no quieren que prospere. Una vez formado el nuevo Gobierno, pediremos reuniones con el ministro y con todos los responsables con competencias, como ya hicimos hace cinco años. Si la solución provisional llega, lo hará porque AVE y la Fundación Pro-AVE estuvimos allí. Pero llegamos donde podemos llegar. Los jugadores son los que están sentados en el Hemiciclo y ellos son los que deben resolver el tema... y me consta que están trabajando en ello. Es el momento de poner en valor sus votos.
Uno de los últimos compromisos de la exministra de Fomento, Ana Pastor, fue la inversión de 40 millones en la conexión ferroviaria entre el Puerto de Sagunto y Zaragoza, muy lejos de los 150 millones que se destinarán a la mejora de accesos del Puerto de Barcelona.
No quiero decir que Barcelona no tenga lo que se merece, pero Valencia también debe tenerlo. Somos el primer puerto del Mediterráneo por tráfico de contenedores y un recinto clave para la exportación española. El presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Aurelio Martínez, expuso esta realidad a la ministra Pastor en una carta. Estuvo muy bien, mucho más que la ministra, porque la carta se dirigía a ella y ella debería haber respondido, y no el presidente de Puertos del Estado, como ocurrió.
La Conselleria de Economía defiende, como una de sus prioridades, la necesidad de "reindustrializar" la Comunitat. ¿Cómo cree que debería abordarse ese proceso?
Estamos reindustrializando constantemente. Porque la Administración quiera, no va a haber más fábricas. ¿Qué pasa, que el turismo no es industria? El producto sigue al cliente y al producto le sigue el fabricante. La Comunitat Valenciana se va orientando y adaptando a la demanda que tiene y lo importante es ser buenos en lo que hacemos, para triunfar. Para que haya clientes, tiene que haber una mejora de infraestructuras y puesta en valor por parte de la Administración del tejido productivo y los empresarios basarse en la máxima calidad de productos y servicios. Juan Roig es el primero que lo entendió: ofrecer la mayor calidad al mejor precio posible. El mundo tiende a eso y a eso tenemos que tender. Si no, vendrán otros y lo harán.
El turismo es una industria muy importante para la Comunitat y que mueve al resto de sectores, hasta a la exportación. Es una vía a la internacionalización muy importante, tanto como la exportación directa, y la Administración debe de tenerlo en cuenta. No debemos buscar la cantidad, sino que tenemos que tener un turismo y dar un servicio de calidad. La Administración debe procurar trabajar en esta línea, porque lo van a exigir el mercado y la competencia. Crear escuelas de turismo, no sólo de hostelería, porque hay muchos perfiles profesionales. Todos los puestos deberían estar profesionalizados, desde los camareros hasta los que limpian o hacen las camas, con formación, controles de calidad, nuevos productos y servicios... Todo eso es también reindustrialización.
La Administración se ha posicionado contra algunos grandes proyectos, como el plan de ARC Resorts para La Marina o Puerto Mediterráneo. ¿Cómo puede afectar esto a las decisiones de inversión?
Si la Administración para, porque sí, un proyecto que está en el mercado, afecta a un factor que para las empresas es prioritario: la seguridad jurídica. No se puede ir contracorriente. En algunos casos, se han bloqueado proyectos de capital extranjero, porque lo que buscaban eran gangas. El empresariado valenciano no creo que haya parado ninguna inversión; ha seguido invirtiendo, creando riqueza y creyendo en su futuro.
¿Teme el impacto del 'Brexit' en la economía de la región?
Algo nos va a afectar, porque hay muchos ciudadanos británicos residiendo en la Comunidad y también en los intercambios comerciales, pero espero que el impacto sea limitado. Va a afectar mucho más a los ingleses, en términos generales. La Unión Europea ha cometido dos errores. El primero, incluir a Inglaterra y el segundo, aceptar la entrada de los países del Este tan rápido. Inglaterra nunca consideró una opción interesante la unión económica.
La colaboración público-privada se ha convertido en objeto de debate, con posturas enfrentadas en diferentes consellerias. ¿Qué opina AVE?
Hay determinados sectores, como sanidad, donde la inversión pública es lógica y tiene que mandar, y hay ámbitos donde se necesita una gestión privada para hacerla más efectiva. Lo que hay que conseguir es el mejor servicio con los recursos que tenemos; si para eso es necesario que haya inversión privada y que entren empresarios que se la jueguen, ¿por qué va a ser malo? Que convivan es correcto. Y es exigible, tanto a la parte pública como a la privada, los mismos parámetros de calidad. Por ejemplo, en el caso de la educación, ¿es posible construir mañana los suficientes colegios públicos como para sustituir a todos los concertados? ¿Cuánto valdría eso? Tendremos que ser realistas y apoyarnos en el sector privado.
La Generalitat prepara una profunda reforma fiscal para 2017, que afectará a los Impuestos de Patrimonio, Sucesiones y Donaciones y Transmisiones Patrimoniales. Como empresario, ¿qué opina?
En este país las reformas fiscales sólo se traducen en aumentos de impuestos o la creación de otros nuevos. Hace falta una reforma fiscal de verdad, que incentive la inversión y la creación de puestos de trabajo.
¿La corrupción ha afectado a la actividad del empresariado valenciano?
Cualquier tipo de corrupción, grande o pequeña, es igual de mala, pero lo cierto es que a los valencianos nos están poniendo como los más corruptos, cuando estamos hablando de asuntos limitados, como el regalo de unos trajes, blanqueo de 1.000 euros..., mientras en otros sitios estamos hablando de casos que implican cientos y miles de millones de euros. Los valencianos somos los primeros en tirarnos piedras contra nuestro propio tejado. Pero, ¿y lo que ha pasado en Cataluña, en Andalucía, en Madrid...? Con esto, no estoy exculpando ningún tipo de corrupción, porque toda es funesta, pero algunos casos se han magnificado.
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