Comunidad Valenciana

Puig y Oltra defienden la cohesión y gestión del Consell, pero sugieren cambios tras el seminario de julio

El presidente y la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig -PSPV- y Mónica Oltra -Compromís- han presentado el balance de su primer año en el Gobierno, en un acto en el que intentaron transmitir la cohesión, tanto política y de gestión, como personal, que, según los líderes del bipartito, reina en el Consell. "Ha sido un año marcado por el trabajo, la estabilidad y la honradez" en la gestión y "todos los indicadores sociales han ido a mejor", subrayó Puig, quien, no obstante, dejó la puerta abierta a abordar cambios en el equipo de Gobierno en el próximo seminario semestral, que celebrará en Torrevieja los días 9 y 10 de julio.

El primer aniversario del Consell se celebra bajo la sombra del 26J, que supuso un jarro de agua fría para el bipartito: a nivel autonómico, por la recuperación del Partido Popular -frente al estancamiento de la alianza de Compromís, Podemos y EU y la caída del PSPV-, que podría sumar mayoría absoluta con C's si hubiese comicios ahora en la región, y a nivel nacional, porque apuntan a la continuidad en el Gobierno central del PP, con el que han mantenido constantes conflictos.

"Rajoy debe salir de su sofá y aprender que el mundo es plural y que es necesario gestionar la diversidad", advirtió Puig.

"¿Se ha evaluado al Gobierno valenciano en estas elecciones? Yo creo que no. Lo que ha pasado es que la campaña del miedo ha funcionado y, además, ha habido condicionantes externos, como el 'Brexit'. Gobierne quien gobierne, vamos a intensificar las acciones para conseguir avanzar en los retos prioritarios para la región: la reforma del sistema de financiación autonómica; la renegociación de la deuda histórica, y la falta de inversión estatal, que bloquea infraestructuras clave -como el Corredor Mediterráneo-", subrayó Puig.

El seminario semestral de julio puede suponer un punto de inflexión para el actual equipo de Gobierno. "Vamos a analizar los objetivos que nos habíamos marcado y todas las cuestiones en las que podamos ir avanzando. Somos un Gobierno sin un ápice de autosatisfacción y queremos siempre mejorar todos los engranajes. Ya ha habido algunos cambios -en direcciones generales y asesores- y tenemos que reflexionar sobre cómo mejorar la arquitectura del Gobierno", apuntó Puig.

Las consellerias de Economía y Sanidad están en el punto de mira, por los conflictos internos entre representantes de PSPV y Compromís -en la primera- y por las polémicas en torno a la gestión de la consellera Carmen Montón -en la segunda-.

"La experiencia del gobierno mixto es positiva y la trasladaría al Gobierno central. Yo, en este momento, firmaría por un Gobierno plural, frente a uno formado sólo por mi partido. Aporta más visión, riqueza de ideas e inteligencia colectiva, y evita dogmatismos, sectarismos y tentaciones de confundir partido con institución. Es tecnología punta política", afirmó Oltra.

Respecto a la posible entrada de Podemos en el Consell, Oltra dijo que, actualmente, "no está por decisión propia" y remitió a la revisión del Pacte del Botànic, también en julio, para revisar la evolución y tomar decisiones.

"Desactivando minas"

Puig y Oltra presentaron un documento que recoge las medidas puestas en marcha por el Consell a lo largo de estos 366 días para responder a los objetivos del Pacte del Botànic: rescate de los ciudadanos, regeneración democrática, gobernar para las personas, nuevo modelo productivo y financiación justa y auditoría ciudadana.

"Muchas de las acciones y medidas se han centrado en analizar, reconstruir y poner orden, frente a la manera de gestionar, caótica, de los Gobiernos anteriores", afirmó Oltra. "Conocíamos la situación, pero no la profundidad de los problemas; hemos tenido que ir desactivando minas", añadió Puig.

Respecto a la escasez de iniciativas legislativas y medidas de alcance, han culpado a los problemas "urgentes" por resolver heredados, "la excesiva burocratización" impuesta por los anteriores Gobiernos, y "la hipoteca reputacional" de la Comunitat Valenciana, tanto en España como en Europa.

Respecto a esta última, Puig afirma que "la región ya no es el foco de atracción para aquello que ha significado la corrupción y las malas prácticas", sino que se ha transformado en un espacio "para las buenas prácticas" y para "una gobernanza diferente, actual y del siglo XXI".

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