Comunidad Valenciana

El Gobierno de Fabra toma partido en la batalla por el control de Aguas de Valencia

Eugenio Calabuig, presidente de Aguas de Valencia. Foto: Guillermo Lucas

El Gobierno valenciano ha tomado partido en la batalla por el control de Aguas de Valencia (AVSA) y lo ha hecho en favor del empresario castellonense Eugenio Calabuig, actual presidente, que tiene enfrente a la poderosa multinacional Suez, que posee el 33 por ciento de AVSA.

AVSA está participada mayoritariamente por la empresa Inversiones Financieras Agval, formada al 50 por ciento por Eugenio Calabuig y el Banco de Valencia, aunque Calabuig tiene una acción más y, por tanto, el control. Esta empresa tiene el 60 por ciento de AVSA.

En los últimos días se ha especulado con la posibilidad de que los administradores del Frob en el Banco de Valencia fuercen la ruptura de este pacto, incluido el derecho de adquisición preferente que tiene Calabuig, para poder vender el 30 por ciento que le corresponde al banco al mejor postor, que con toda probabilidad sería Suez.

Al respecto, el portavoz del Ejecutivo, José Císcar, ha dicho este viernes que la Generalitat está haciendo gestiones "para que no se rompa el pacto y que la situación de Aguas de Valencia sea la misma que está siendo actualmente".

El pacto entre Calabuig y Banco de Valencia y una posterior operación inmobiliaria de Inversiones Financieras Agval -denominada Costa Bellver- están entre las pruebas de la querella que un grupo de pequeños accionistas ha presentado contra el exconsejero delegado del banco, Domingo Parra, amigo personal de Calabuig. Estas operaciones posiblemente forman parte de la denuncia del Frob contra exdirectivos de la entidad presentada en la Audiencia Nacional.

Suez, una larga espera

Suez, que controla Aguas de Barcelona (Agbar), tiene un 33 por ciento de AVSA pero no participa en la gestión ni tiene asiento en el consejo de administración, ya que los socios mayoritarios vetaron su entrada por ser un competidor directo.

Desde hace 15 años intenta acceder al control de la compañía valenciana, pero un acuerdo entre varios accionistas locales, propiciado por la Generalitat, lo evitó a finales del pasado siglo. De esos accionistas valencianos solo quedan Calabuig y Banco de Valencia.

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