Comunidad Valenciana

Empresas 'motor' para contrarrestar la menor intensidad tecnológica de la economía valenciana

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Uno de los déficits tradicionales de la Comunidad Valenciana es que apenas un 17% del PIB y un 13,7% del empleo proviene de sectores más intensivos en tecnología. Unas cifras que suponen cuatro puntos menos que en la media nacional y que además puede ser un lastre en que precisamente este tipo de sectores son los principales beneficiarios de los fondos Next Generation UE. Una situación a la que el investigador del Ivie y coordinador del Observatorio sobre Gobierno, Estrategia y Competitividad de las Empresas (GECE), Alejandro Escribá, propone como alternativa el desarrollo de empresas 'motor', con mayor intensidad tecnológica aunque en sectores con menor peso tecnológico, que tengan más tamaño y apuesten por el gobierno corporativo, como fórmula para poder igualar ese desquilibrio.

Según el último informe del Observatorio desarrollado por el Ivie y CaixaBank, esta especialización sectorial conlleva un mayor desafío para afrontar la recuperación económica tras la Covid-19 por el impulso a procesos como la digitalización, precisamente en los que se hace más hincapié con los planes de recuperación.

La especialización en sectores con menos intensidad tecnológica también explica otro de los puntos débiles de la economía valenciana. "Tenemos un problema de baja productividad que explica una parte importante de la brecha en PIB per cápita que nos separa de la media nacional (nada menos que 12 puntos). Por eso es fundamental que nos preguntemos qué factores explican esa baja productividad, porque solo identificándolos seremos capaces de corregir el problema", señaló Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie y catedrático de la Universitat de València.

El estudio muestra según Escribá que las empresas denominadas 'motor' tienen un tamaño superior al promedio de sus sectores, y una orientación exportadora mucho mayor, que se muestra tanto en ventas al exterior, como en filiales en el extranjero.

"El tamaño es importante para la competitividad, pero no es un fin en sí mismo", señaló. Según los datos del estudio, estas firmas donde más se incentiva la intensidad tecnológica son empresas más grandes, con mayor orientación y presencia internacional, tienen más tendencia a dotarse de gobierno corporativo y más apertura a abrir el capital a inversores o bolsa.

Y también apuntó al gobierno corporativo como una de las diferencias de muchas de esas empresas que crecen más que la media. "Sigue siendo una asignatura pendiente, en los sectores no tecnológicos valencianos apenas un 16% tiene consejos de administración, el resto sigue en manos de un administrador único". Como ejemplo de ese tipo de empresas, en la presentación participaron una empresa tecnológica, Facephi, que precisamente acaba de anunciar una nueva filial en Uruguay, y el grupo alimentario Importaco.

Impacto de la guerra de Ucrania

Maudos también se pronunció tras la presentación sobre los efectos en la economía del conflicto entre Rusia y Ucrania y señaló que no cree que tenga una consecuencia directa "importante" en la economía española y valenciana, pero sí un impacto indirecto por el encarecimiento de la energía, la inflación y la reacción de los bancos centrales, según recogió Europa Press.

A su juicio, la economía valenciana no se tiene por qué ver directamente perjudicada por la invasión rusa en Ucrania, ya que las exportaciones de la Comunitat a Rusia representan unos 600 millones de euros anuales: una cantidad que "no es insignificante pero sí reducida".

Por tanto, "el conflicto no tiene una consecuencia directa importante", ha remarcado, sino que "el gran efecto es el impacto indirecto" ante el riesgo de que pueda ir a más el encarecimiento de la energía que se arrastra desde hace meses.

Y es que hay empresas "muy dependientes" de la energía, como el sector del azulejo con amplia presencia en Castellón. Esta subida podría incidir en la inflación, al 6,1% en enero y ahora por encima del 7%, que "cada vez es más estructural y no coyuntural".

Otro de los riesgos es la reacción de los bancos centrales, sobre lo que el economista ha apuntado que el BCE es "sensible" a la situación actual, con lo que "no es momento de subir los tipos de interés". "Pero el Banco Central Europeo tiene un mandato: situar la inflación a medio plazo en torno al 2%", ha recalcado.

En consecuencia, si la tendencia es que la inflación suba muy por encima del 3%, "quizá tenga de actuar" aumentando los tipos de interés y esto hará que "la economía nacional esté muy endeudada". "Nos empobrecemos en términos relativos", ha constatado, por lo que se ha mostrado "muy preocupado" por las decisiones que tomen los bancos centrales.

En todo caso, el responsable del Ivie ha puntualizado que es una situación generalizada y que no hay ningún sector en riesgo directo, aunque ha recordado que no solo importan las exportaciones a Rusia sino también a Ucrania.

Y respecto a la posibilidad de un "efecto pánico" que haga que la gente saque dinero en masa de los bancos, ha insistido en que no pasará en España porque es un riesgo "muy marginal". "Si estuviera en Rusia sí me preocuparía por un 'corralito", ha aseverado, aunque ha hecho hincapié en que los españoles no deben "acumular efectivo en este momento; faltaría más".

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