
Unos 50.000 estudiantes universitarios han sido pillados haciendo trampas en Reino Unido en los últimos tres años. Una investigación realizada por 'The Times' ha revelado que los estudiantes de fuera de la UE son cuatro veces más propensos a hacer trampas en las evaluaciones de la universidad.
Según la investigación, una de las 70 universidades que proporcionaron datos sobre la nacionalidad de sus estudiantes que hacían trampas, los extranjeros componen el 35% de todos los casos expedientados, a pesar de que sólo representan el 12% del total de estudiantes.
La mayoría de las trampas consisten en plagiar ensayos y trabajos, o copiar en los exámenes, casos de suplantación para realizar evaluaciones, etc. Además, el hecho de hacer trampas para superar materias se ha convertido en un negocio para algunos. Existen cientos de webs no reguladas, que permiten a académicos y escritores producir trabajo para los estudiantes que pagan. En España también hay portales en los que se anuncian trabajos de fin de grado (TFG, equivalente al proyecto fin de carrera) puntuados con matrícula de honor a partir de 250 euros, a medida, según titulación y páginas a partir de 500 euros o, incluso para doctorados, que pueden llegar a los 800 o 1.000 euros. Se puede encontrar todo tipo de trabajos, hasta pasar a limpio apuntes de clase tomados a mano.
Precios por ensayos
En Reino Unido, los precios varían desde 119 libras (159 euros) hasta 270 libras (362 euros) por ensayos, que dependen del curso, la materia y la nota que se quiera obtener.
La crisis, la falta de empleo y la subida de tasas han provocado que el mercado ilegal de estos trabajos se haya incrementado. De hecho, hay muchos profesionales de distintas disciplinas como profesorado especializado y estudiantes que ofertan sus servicios.
En Reino Unido, los expertos indican que es fácil saber quien copia y pega, pero, sin embargo, es muy difícil averiguar si un trabajo ha sido escrito por otra persona. De esta manera, se demuestra que aunque los datos de la investigación del diario británico son los que son, podría haber más estudiantes incurriendo en delitos.
Este tipo de plagios pueden llegar a tener una repercusión penal, aunque se tiene que demostrar que se ha pagado a otra persona para realizar el trabajo. Si se llegase a demostrar, la universidad podría abrir un expediente disciplinario en el que se valorarían las medidas a tomar: suspenso de la asignatura, expulsión o anulación de matrícula.