
Los países asiáticos superan al resto del mundo en el último estudio PISA elaborado por la OCDE. La ciudad que lidera dicho informe es Shanghai (China). Los niveles de excelencia de sus alumnos doblan los de la media de países analizados en este informe, de hecho, los estudiantes han registrado una puntuación equivalente a casi tres años de escolarización.
La capital económica china encabeza el ranking en matemáticas (600 puntos; la media de la OCDE es de 488 puntos) y es porque cada clase de este área se centra en un solo concepto matemático (con gran profundidad). La materia no cambia hasta que cada estudiante ha dominado la lección.
Los alumnos pueden estar hacinados y abarrotados en la aulas porque las ratios son muy elevadas (30-40 alumnos). Sin embargo, los pasillos están limpios porque ellos mismos intervienen en su limpieza. Los estudiantes, atentos y centrados, y los profesores, altamente motivados, intercambian sus buenas prácticas metodológicas para impartir las lecciones en 45 minutos (duración de las clases).
Bonos para los profesores
Cabe destacar que el gobierno financia a todas las escuelas por igual, pero sus profesores pueden obtener bonos por los buenos resultados de sus estudiantes. Un profesor gana alrededor de 10.000 yuanes al mes (1.400 euros), lo que les posiciona como clase media en Shanghai (ciudad que destaca en PISA sobre el resto de ciudades chinas). Pero el aguinaldo viene por parte de los padres, agradecidos por el buen rendimiento de sus hijos y, por otro lado, del pluriempleo en otras escuelas privadas en las que trabajan después de las tutorías programadas, obligatorias en los centros públicos.
Por otro lado, el gobierno está trabajando para que las pruebas dejen de basarse sólo en la memorización. Sin embargo, no lo consiguen porque los mejores estudiantes no son, de hecho, muy inteligentes o grandes pensadores. Trabajan muy duro para pasar las pruebas de cada nivel educativo y eso lo hacen memorizando, haciendo tests y simulaciones de exámenes. Pasan todo su tiempo en cuestiones relacionadas con los estudios y el aprendizaje. Los alumnos salen de la escuela a las cuatro de la tarde y hasta la hora de acostarse continúan haciendo tareas. Dedican de este modo una media de 12 a 13 horas diarias a los libros, frente a las 4,9 de la media mundial. Aún así, las escuelas de Shanghai quieren centrarse en el desarrollo integral de los alumnos.
Las principales materias a las que el gobierno chino da mayor importancia son Matemáticas, Ciencias, Inglés y su propio idioma.
Tradición y modernidad
Los expertos del país indican que el secreto del éxito es una mezcla de "elementos tradicionales y elementos modernos". El primero se relaciona con las altas expectativas de los estudiantes y una creencia inculcada desde una edad tempranam, donde el esfuerzo es fundamental para obtener una buena educación.
Además, lo moral también interviene, puesto que llegar tarde a clase o no terminar los deberes se consideran faltas muy graves. Incluso, hay normas específicas para la estética: los chicos no pueden llevar el pelo largo y las chicas no pueden maquillarse. No obstante, el modelo ha sabido adapatarse a nuevos modelos de enseñanza: se ha enfocado en la mejora del bajo rendimiento de escuelas, para que se equiparen a las que se destacan. También el sistema chino se ha abierto a las ideas extranjeras, y han introducido la remuneración en función del rendimiento.
Otra de las claves es la autonomía del alumno a la hora de organizar su currículum (total desde los 15 años), algo criticado por el sector más conservador. Sin embargo, suspenden en creatividad, en comunicar sus ideas, trabajar en equipo o simplemente en razonar.
El profesorado también es importante en China. Los nuevos profesores tienen que someterse a un curso estándar de un año de entrenamiento antes de comenzar a impartir clase. Además, una vez calificados, están obligados a completar la formación de al menos 240 horas en sus primeros cinco años. También se anima a los profesores a asistir a clases de otros compañeros para promover una cultura de "intercambio de ideas y competencia positiva".
Clases particulares para ricos
Por otro lado, las familias ricas proporcionan a su único hijo clases extraescolares para sobresalir cuando hacen las pruebas de aptitud con el fin de entrar a las escuelas o universidades: piano, matemáticas, clases de inglés, clases de refuerzo, campamentos de verano en Estados Unidos, vacaciones en Europa y, sobre todo, una actitud enfocada al éxito.
Cada vez más, surgen tipos de familias ricas que no quieren que sus hijos sufran el estrés de tener que ser los mejores en sus clases. Por ello, prefieren enviarlos al extranjero, donde pueden beneficiarse de una educación en otro idioma y no tan competitiva. También, les envían a universidades y escuelas internacionales que ya están presentes en el país.