Concebido para ordenar el sistema de enseñanza superior europea, el Proceso de Bolonia, iniciado en 1999 por 29 países europeos parece que ha arrojado más sombras que luz sobre la denominación, contenidos y valor de las titulaciones universitarias. Lo que no está claro es si la confusión se debe a los fallos de diseño de un proyecto, sin duda ambicioso, al fomentar la convergencia de sistemas nacionales muy dispares o bien por la manera en que ha sido implementado en España, con resistencias, ambigüedad y sobre todo con escasos recursos, al menos en el sistema público.
Buen ejemplo de ello es el enredo que ha creado sobre los grados o bachelor, términos en realidad sinónimos, ya que el segundo lo hemos tomado prestado del inglés y ambos se refieren al primer ciclo de educación superior, el de la formación general. Al implantar Bolonia y acabar con las antiguas diplomaturas de tres años y licenciaturas de cinco, España optó inicialmente por introducir grados de cuatro años, paso necesario para acceder al segundo ciclo de posgrado, con masters generalmente de un año (salvo en los casos de profesiones reguladas como las ingenierías, ciencias médicas o arquitectura, donde son de dos). La elección de este modelo de 4+1 alejó a España de la enorme mayoría de los países europeos, donde predomina el modelo 3 + 2: tres años de grado y dos de masters. También nos separó de la filosofía de Bolonia de fomentar la movilidad de los estudiantes y de acentuar la orientación de los estudios hacía el mercado de trabajo y la inserción laboral de muchos jóvenes desde el grado o bachelor.
En enero de 2015, el gobierno del PP aprobó un Real Decreto que permite, pero no obliga a las universidades a reducir la mayoría de las titulaciones de grado a tres años e implantar masters de dos. Entre fuertes críticas a la reforma, la enorme mayoría de las universidades españolas, todavía inmersas en proceso de implementación y evaluación de los grados de cuatro años, han decidido no acogerse a las posibilidades que ofrece la ley para la transición al modelo europeo de 3 +2. Otros pocos si lo han hecho, entre ellas algunas públicas en Cataluña que han anunciado grados de tres años para el 2016-2017, y otros paneuropeos, entre ellos la ESCP Europe, que estrena este curso un Bachelor in Management cursado en tres años, en tres países y tres idiomas.
La coexistencia de grados o bachelor de distinta duración ha sembrado las dudas entre padres, estudiantes, y previsiblemente empleadores en España. Aunque las predicciones son siempre arriesgadas, lo más probable es que tarde o temprano la universidad española iniciará la transición hacía el modelo 3+2, por ser lo dominante en Europa y en opinión de muchos, la que mejor responde a la demanda del mercado de trabajo por jóvenes graduados con formación generalista, y por otros que, antes o después, cursan masters de especialización en los distintos campos del saber y hacer.
Por Justin Byrne, Director Academico del Bachelor in Management de ESCP Europe en el campus de Madrid