
Hace justo cuatro años, uno de nosotros descubrió junto a sus hijos la Khan Academy, un portal web con ejercicios de repaso de matemáticas elementales. Ellos quedaron fascinados con la facilidad y sencillez con la que podían reforzar su aprendizaje de mates de primaria con multitud de ejercicios de dificultad progresiva y con curiosos vídeos explicativos (todo en inglés). Este año, Khan Academy ya ha sido adoptado por varios colegios como un material de apoyo al estudio, añadiendo más niveles formativos y nuevas disciplinas como ciencias naturales, idiomas, historia, arte, economía, etc. El impulso financiero de la Fundación Melissa & Bill Gates, al ver que sus hijos también la utilizaban como complemento a su estudio, le ha permitido multiplicar los contenidos y convertirse en un referente mundial.
A nadie se le escapa que los contenidos de Khan Academy son claros precursores de los actuales MOOCs (del inglés, Massive Open Online Courses), con patrocinadores del mundo académico tan potentes como las universidades de Harvard, Stanford o el MIT (este último, pionero en la publicación de contenidos en abierto). Los contenidos de los primeros cursos han sido elaborados por los mejores profesores de estas instituciones aunque actualmente los cursos cuentan con la participación de más universidades a nivel global. Actualmente, el número de universidades que ofrecen este tipo de cursos es de más de 400, con cerca de 2.400 cursos (todavía un 80% se imparten sólo en inglés) y más de 17 millones de estudiantes. Salvo raras excepciones todos son gratuitos.
Con estas cifras tan impresionantes, es interesante destacar el perfil de los estudiantes: un 70% de ellos, con una media de 26 años, tiene estudios universitarios, según datos de la plataforma Coursera, impulsada por la Universidad de Stanford. Todo ello hace pensar que a pesar de ser masivos en términos de volumen, todavía no podemos hablar de un fenómeno de masas. En este punto nos surge una primera pregunta: ¿cuánto van a tardar estos cursos en extenderse al resto de la población? La amplitud de las temáticas tratadas y la facilidad de acceso (por su gratuidad y ausencia de requisitos previos) nos hacen pensar que su adopción en masa por parte de adolescentes, colectivos profesionales, población desempleada o incluso personas en edad de jubilación, es cuestión de poco tiempo. Así, los MOOCs aparecen como un fenómeno más vinculado a la era de Internet, que facilita el acceso a contenidos de calidad a personas que quieren satisfacer sus inquietudes personales ?culturales o de ocio-, necesidades laborales o, simplemente, renovación profesional.
Como tantas cosas, los MOOCs son un fenómeno originario de Estados Unidos, aparecido en 2011, y como resultado de dos movimientos que han marcado tendencia desde hace unos años: acceso a contenidos en abierto (open access) muy ligado al de software libre, y aprendizaje en línea (o e-learning). La confluencia de una crisis económica prolongada con necesidades formativas cambiantes y una burbuja financiera en la formación superior de este país, entre otros, ha generado la explosión espectacular de un nuevo mercado dentro del sector educativo. En este contexto, las tres universidades de referencia jugaron rápido y fuerte con sus start-ups Coursera (Stanford) for-profit, y EdX (Harvard y MIT) non-for-profit, lanzando plataformas agregadoras de cursos. Otras instituciones han seguido la estela marcada por estas universidades-estrella, de forma exploratoria y protagonizada en la mayoría de los casos por emprendedores docentes entusiasmados con la idea de expandir el acceso a sus cursos y experimentar con nuevos formatos.
¿Y qué está sucediendo en Europa? en el viejo continente algunas universidades han reaccionado configurando una propuesta diferencial y complementaria a la estadounidense. El contexto de diversidad cultural y lingüística, junto a un sistema mayoritariamente público y consolidado de educación superior, han favorecido el crecimiento sostenido de una oferta nada desdeñable de 1.290 cursos, donde curiosamente España lidera la oferta de MOOCs desde 2012 y hasta la fecha, con un total de 358 MOOCs.
Dentro de esta apuesta europea aparecen algunas iniciativas singulares que aglutinan cursos para visibilizar mejor su potencial. Así, por ejemplo, tenemos la France Université Numérique cuya plataforma de MOOCs, FUN, con un catálogo de 108 cursos, dirigido a un público francófono o la iniciativa de MOOC.no del gobierno Noruego, con 16 cursos en su idioma local. Otra iniciativa, ésta de carácter privada, es la plataforma alemana iversity, que actualmente ofrece 52 cursos. El proyecto británico Future Learn, liderado desde la Open University cuenta con universidades e instituciones no universitarias como el British Museum o The British Library. Actualmente Future Learn articula una oferta de 69 cursos. En Cataluña, el gobierno ha impulsado el programa UCATx para la creación de la plataforma UCATx.cat que cuenta ya con más de 54 cursos ofrecidos por las universidades catalanas.
Este fenómeno, focalizado en el sector educativo, es un síntoma más de un mundo cambiante donde nuevos conceptos ponen en jaque tradiciones y modelos de negocio cuya solvencia no había estado nunca cuestionada. Las tensiones entre portales de servicios de intermediación como airbnb y el sector hotelero, o como entre UBER y el sector del taxi son una buena prueba de ello. Por ejemplo, mientras que en Nueva York circulan más "UBERs" que taxis por Manhatan, Barcelona continúa repleta de taxis y taxistas que ejercen presión para impedir su implantación. La historia se repite: lo que empieza siendo un servicio residual inventado por un equipo emprendedor crece de forma exponencial a partir de una demanda global sacudiendo los modelos tradicionales. La reacción de los sectores dominantes no se deja esperar. Por un lado el sector hotelero, que inicialmente ignora el fenómeno del alquiler de habitaciones, acaba queriendo erradicar portales como el de airbnb. Por otro, el del transporte, de entrada también ignorando "UBER", defiende la excelencia del servicio al usuario desde un sector perfectamente regulado y establece una batalla legal para impedir su implantación.
Pero las tendencias de consumo también han revolucionado el sector textil donde la transformación no partió de una reacción furibunda de los más tradicionales. La empresa española Inditex, propietaria de Zara y nacida en los setentas con la idea de ofrecer ropa básica y de temporada a precios bajos, es actualmente uno de los negocios de moda más rentables a nivel mundial. ¿La clave? La creación de valor para el cliente.
En el ámbito universitario, donde ya se han experimentado transformaciones, especialmente en el ámbito organizacional y de gestión, se constatan tres aspectos que ponen en cuestión algunos de sus pilares básicos. Por un lado el crecimiento exponencial de la población con una demanda formativa abierta y flexible; por otro, el hecho de estar inmersos en la cultura de lnternet con "todo gratis"; y, finalmente, cambios profundos en la de interacción, producción y consumo de contenidos de todo tipo. En este contexto, a pesar de algunas voces muy críticas, la llegada de los MOOCs en nuestro país ha sido recibida con cierta indiferencia por las instituciones que no los han visto como una amenaza (¿quién teme a los MOOCs?) pero tampoco como una oportunidad. Por el contrario, sí ha despertado el interés del profesorado más innovador y de la ciudadanía con un nivel educativo más alto empezando la revolución bottom-up.
Cuando estos niños, formados en un entorno variado y diverso de la mano de la Khan Academy, decidan continuar su formación, serán los primeros en tener a Internet como herramienta esencial e imprescindible, dónde la huella de los MOOCs habrá marcado una nueva manera de aprender.
Por: Miquel Oliver, profesor de la Universitat Pompeu Fabra y co-coordinador del programa UCATx. Teresa Sancho, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya y co-coordinadora del programa UCATx