Universidades

Sólo un 2% de los gitanos llega a la universidad y el 80% son mujeres

Cartel de la campaña 'Gitanos con estudios, gitanos con futuro', de la FSG.

Seis de cada 10 jóvenes gitanos en España abandonan los estudios antes de acabar la Secundaria Obligatoria, según el estudio El alumnado gitano en Secundaria, de la Fundación Secretariado Gitano (FSG). Los datos cambian año tras año pero de forma muy lenta. Tanto, que el porcentaje de acceso a la universidad varía cada año sólo en algunas décimas.

La tasa de abandono escolar temprano (jóvenes de 18 a 24 que como máximo han completado la ESO y no han continuado) se sitúa para el alumnado gitano en el 63,7%, frente al 21,9% del conjunto de la población. A los 14 años sólo el 26,5% está matriculado en el curso que le corresponde. A los 16 años, sólo el 55,5% se encuentra escolarizado (frente a un 93,5% del conjunto de la población). Además, cabe destacar que el curso en el que más abandono se produce es 2º de la ESO.

La tasa de población gitana que ni estudia ni trabaja asciende al 43,3%, 30,4 puntos porcentuales por encima de la tasa a nivel nacional (que se sitúa en 12,8%). Por su parte, el 48,5% de los jóvenes de entre 20 y 24 años no reciben formación ni trabajan, para el resto de la población el porcentaje es del 27,4%.

Mayor tasa de repetición

La juventud gitana repite más durante el primer ciclo de la ESO, destacando el segundo curso. Las principales razones que apuntan los jóvenes gitanos en su decisión de dejar los estudios están en relación con el hecho de no gustarles lo que estudian, las chicas hacen una especial referencia a los motivos familiares (por pedimiento o casamiento y por responsabilidades familiares) y los chicos al deseo de buscar trabajo, puesto que se casan a tempranos edades y se sienten en la obligación de mantener a su familia.

Universidad feminizada

Si miramos a la universidad, las cifras son alarmantes. Según la FSG, sólo entre un 1% y un 2% de la población gitana accede a estudios superiores. Además, ellos están muy diluidos entre el resto de estudiantes, es decir, "que pasan desapercibidos, muchas veces porque ellos mismos no dicen que son gitanos", indican algunos estudiantes que comparten clase con universitarios gitanos.

Otro dato interesante es que el 80% de los gitanos que acceden a la Universidad son mujeres. Es un hecho destacable, puesto que muchas de ellas todavía pelean para poder tener presencia en las aulas, mientras que el resto de mujeres (payas) luchan por tener presencia en los consejos de administración y romper el techo de cristal.

Las ramas más comunes que estudian son Derecho o Trabajo Social para, después, defender al conjunto de la comunidad gitana.

También las personas adultas gitanas vienen sintiendo la necesidad de cubrir una de sus principales desventajas: la carencia de formación educativa. El tiempo que transcurre, de media, desde el momento del abandono hasta la reincorporación es aproximadamente de cuatro años. La mayoría se reincorpora a los 20 años.

En Cataluña, iniciativas como la del Plan Integral del Pueblo Gitano hace que el deseo de aprender se haga realidad. Cuarenta gitanos han asistido este año al curso para preparar el acceso a la universidad de jóvenes de esta etnia mayores de 25 años. El proyecto pretende aumentar el número de alumnos gitanos en las universidades catalanas y facilitar la creación de referentes positivos entre los niños gitanos.

Isidro Rodríguez, director de la Fundación Secretariado Gitano, indica que "la crisis ha significado un empeoramiento de las situaciones socio económicas de las personas de etnia gitana, situaciones ya graves antes de la crisis. Según el último Informe Foessa, la exclusión educativa se ha duplicado en los últimos siete años para la comunidad gitana mientras que para el resto de la población ha disminuido".

Rosario Iglesias, estudiante de Derecho, de 21 años, es la primera que estudia una carrera universitaria en su familia. A diferencia de muchas otras, sí tienen graduados escolares, explica. "Mis dos tíos se lo sacaron en el colegio con la edad correspondiente, pero, por el contrario, mi madre y una de mis tías salieron del colegio muy pronto y se lo sacaron en una escuela de adultos", indica.

Además, añade que "nunca me he sentido discriminada en ninguno de los ámbitos, incluso se ve como un mérito añadido el hecho de ser una mujer gitana estudiando una carrera universitaria. Creo que ya no se espera ese rol de cuidadora, sino que sale siendo algo interiorizado. Seré una buena esposa y una buena madre, ya que también me han educado como gitana para ello. Seré abogada, esposa y madre".

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