
España capta solo el 3% del gasto mundial en turismo de calidad y compras, un porcentaje mínimo si tenemos en cuenta que competidores directos como Francia o Inglaterra acaparan un 20% del mismo. El modelo de turismo estacional, el conocido como sol y playa, ha dado estos últimos meses síntomas notables de agotamiento, con la saturación de algunas zonas e incidentes y actos vandálicos aislados. En el sector inciden en que es hora de que España salga en busca del turismo que realmente necesita. No se trata solo de ingresar más, sino de evolucionar hacia un modelo que sirva para generar valor añadido, para crear empleo estable y cualificado.
La mayor parte del turismo que recibimos es de carácter estacional, se concentra en los meses de verano y cuenta con poca capacidad de gasto. En concreto, ocho de cada diez viajeros que recibe España proceden de la Unión Europea y son, además, visitantes con una media de edad más elevada, como explican desde el think tank The Shopping & Quality Tourism Institute.
Solo por poner un ejemplo, según datos de Egatur, la Encuesta de Gasto Turístico que elabora el INE, cada francés que nos visitó el año pasado gastó de media 602 euros, cada británico 911 euros y cada alemán 990 euros. Unas cantidades que ni tan siquiera suponen la mitad de los 2.593 euros que cada visitante chino dejó de media en nuestro país. Se dan casos en los que este tipo de visitantes llega a gastar 1.400 euros diarios solo en compras.
Así, si España duplicase la cifra de turistas extracomunitarios lograría elevar sus ingresos en 17.000 millones de euros, hasta superar los 94.000 millones anuales. Esto, de acuerdo con los últimos datos disponibles, los relativos a 2016, porque todo hace prever que el nivel de gasto de este colectivo aumentará este año.
Para alcanzar estas cifras de ingresos habría que ponerse como reto alcanzar los 18 millones de visitantes de fuera de la Unión Europea. Y China parece volver a tener la clave: captar únicamente un 5% de visitantes de ese país aportaría 5.800 millones de euros adicionales al año.
Sin embargo y como explica Isabel Atkinson, portavoz de The Shop-ping & Quality Tourism Institute, el turismo de calidad no es solo una cuestión económica. Implica que el visitante "se aloje formalmente, da igual el modelo que elija para ello, y que tenga unas pautas de conducta culturales que enriquezcan su bagaje y el nuestro". En su opinión, en España estamos acostumbrados a acoger a quienes vienen de fuera con los brazos abiertos. Sin embargo, ahora hay que hacer algo más, hay que salir a buscar al turista que queremos.
Entre otras medidas, debería haber una mayor agilidad en la concesión de visados de larga distancia, por ejemplo a China. Pero también habría que trabajar directamente con los consulados y en la promoción in situ.
"Tampoco podemos bajar la guardia a la hora de hacer pedagogía con quienes nos visitan y en lo relativo a las ordenanzas municipales", señala Atkinson. Deberíamos empezar a pensar en aplicar tasas de forma generalizada como las que ya existen en el resto de grandes ciudades europeas. Pero además habría que empezar a plantearse qué ingresos genera el turismo de masificación y cuáles los gastos que acarrea. "Es un ejercicio que probablemente no se haya hecho aún", asevera.
Hacia el cambio de modelo
En esta misma línea, José Luis Zoreda, portavoz de Exceltur, propone cuatro líneas de actuación a seguir. La primera de ellas sería desterrar de una vez la idea de que el turismo va bien porque batimos récords de llegada de turistas extranjeros. Ese mito ha de romperse y España debería tratar de "reposicionar su oferta y su demanda".
En segundo lugar, deberíamos centrarnos en elevar los ingresos y en aumentar los efectos multiplicadores que estas llegadas tienen en las áreas turísticas. Al margen de aumentar la recaudación, habría que buscar un tipo de actividad que deje más márgenes y que genere más empleo y más cualificado. Solo de este modo la sociedad local podrá percibir que la actividad turística mejora su calidad de vida y que no resta. "Se trata de generar empatía de la sociedad por el turismo para evitar problemas como los que estamos viendo este verano", explica Zoreda.
Desde su punto de vista, este año también estamos batiendo récords "inusuales, impropios y contraproducentes" en algunos destinos. Esta afluencia masiva responde a los problemas que están atravesando nuestros países competidores. Así, y desde que se produjeran las conocidas como Primaveras Árabes ,nuestro país ha recibido entre 14 y 15 millones de turistas "prestados".
Genera rechazo social porque es un tipo de turista que no podría haber accedido a nuestra oferta "de no ser porque han aflorado de forma irregular los pisos turísticos, que generan una competencia desleal". Por ello, el portavoz de Exceltur entiende que las autoridades deben ser valientes con este problema.
En tercer lugar habría que desestacionalizar la oferta, diversificarla, porque sólo así evitaremos la masificación en zonas muy específicas. Turismo de calidad supone, también, buscar segmentos de demanda específicos para un determinado cliente, porque su satisfacción generará nueva demanda.
Por último, habría que tomar conciencia de que el turismo es un tema de Estado. En cualquier caso, el límite de crecimiento del sector lo deben marcarlas sociedades locales. "Si éstas no ven beneficio alguno en la actividad turística es que nos estamos equivocando de modelo", remarca Zoreda.
Los datos de Estadística revelan que entre 2007 y 2016 España ha visto incrementarse un 55% el gasto que los turistas extranjeros realizan en nuestro país, es decir, en 27.679 millones de euros. Sin embargo, desde el sector inciden en que el gasto medio por persona acumula a la vez 15 años consecutivos de descensos.
Un crecimiento descontrolado sin regulación
Ante la ausencia de una regulación clara en la mayoría de destinos, el crecimiento de los pisos turísticos ha ido a más. Según Exceltur, la demanda de este tipo de fórmula por visitantes extranjeros aumenta más del 37% en los últimos meses, muy por encima del 7,6% que se eleva la oferta reglada. Los datos existentes revelan que entre marzo y mayo el aumento de demanda extranjera que opta por los pisos de alquiler es muy superior al del resto de la oferta regularizada en todas las comunidades autónomas.