Turismo y Viajes

Viajes solidarios, otra manera de viajar

Brahamanes en Nepal. // Fotografías: Viajes Solidarios

Hasta hace poco era casi impensable, pero cada vez son más los viajeros que reservan un billete de avión para destinar parte de sus vacaciones a "echar una mano". España se suma con buena nota a esta espiral de turismo solidario.

Meter "Turismo Solidario" en cualquier buscador es sinónimo de éxito. Google encuentra 863.000 resultados. Existen gran cantidad de blogs y artículos hablando al respecto. ONG'S, fundaciones y otras instituciones lo incluyen en su agenda de Responsabilidad Social Corporativa, y muchas agencias de viajes ofrecen paquetes de turismo solidario. Pero ni todos los viajes a África son solidarios, ni todo lo que te venden como "turismo solidario", lo es.

Lo primero de todo es saber qué se considera turismo solidario. Ignacio Pérez, fundador de Viajeros Solidarios (www.viajeros-solidarios.com), una de las webs de referencia en la materia, nos ofrece algunas claves: "Para nosotros el turismo solidario es una forma de viajar a países del sur donde combinas turismo y solidaridad, es decir, además de visitar los lugares turísticos del país, también conoces proyectos de cooperación que se están llevando a cabo allí, te integras más con la cultura y costumbres del país y te hospedas en alojamientos sostenibles que contribuyan al desarrollo económico de sus gentes".

Fundación Vicente Ferrer.

En definitiva, éstos son viajes de sensibilización para conocer de forma más cercana la realidad de un país. Uno de los viajes que propone Viajeros Solidarios tiene como destino Nepal. Durante 4 días el viajero ayuda en este país a la reconstrucción de una escuela destrozada en los terremotos del año pasado.

Todos somos conscientes de que en el tiempo que duran este tipo de viajes (unas 2 semanas) poco se va a poder hacer. Pero está demostrado que la mayoría de estos "viajeros solidarios", al volver, deciden actuar de una forma más activa con la ONG que conocieron en el destino porque ya han visto la labor que realizan.

Y, ¿qué viajes podemos encontrar con este formato? Por ejemplo, en la web de Viajeros Solidarios podemos encontrar uno a Senegal, de 13 días, donde visitaremos Dakar, el Lago Rosa, la ciudad colonial de St. Louis, dormiremos en el desierto, pero también tendremos trato y convivencia con sus gentes a través de la visita de algunas aldeas muy pobres del país donde la ONG Construye Mundo lleva a cabo proyectos de desarrollo rural.

Escuela en Namibia.

En este tipo de viajes lo fundamental es tener la mente abierta y recordarse constantemente que quizás veamos cosas que no encajan con nuestra mente occidental. Hay que tratar de aceptarlo y asumir otra forma de vida diferente. Como dice el psiquiatra Rojas-Marcos, "es mejor sentarte en una acera y sufrir junto a alguien, que encabezonarse en explicar y forzar cómo se deben hacer las cosas".

Evitar caer en la solidaridad "mal entendida"

Otro aspecto que hay que tener muy claro en relación al turismo solidario es la solidaridad mal entendida. Ojo, no es un turismo de ir a dar abrazos a niños pobres y regalar camisetas. Es un turismo de sensibilización, de utilizar los servicios y comprar los productos que fomenten el crecimiento económico del país. Hay que ser cuidadoso porque todo acto aparentemente inocente puede tener consecuencias imprevisibles. Un ejemplo: visitar las tribus de los Himba al norte de Namibia, cerca de la frontera con Angola, se ha convertido en algunos casos en un verdadero circo. Los turistas llegan en un autobús y como 'pago' traen sacos de arroz o harina. A cambio, se les permite sacar todas las fotos que quieran. La economía de algunas de estas tribus Himba, antes basadas en la ganadería, se pervierte totalmente al pasar a depender de un suministro externo de 'comida gratis a cambio de fotos'.

El premio Nobel Muhammad Yunus explica un concepto clave: "Cuando se da algo a cambio de nada, se le está robando a la otra persona su iniciativa para producir nada de valor y ganarse su propio pan. ¿Para qué trabajar si gracias al siguiente camión lleno de turistas nos lloverá dinero del cielo? ¿Quién no ha estado en el típico sitio turístico donde lo primero que hace la gente es extender la mano y decir "dame"? Nos dejan de ver como personas y pasan a ver carteras con patas".

En consecuencia, un verdadero turismo solario debe ser además un turismo responsable. Como declara Ignacio Pérez, "hay que ir hacia un turismo responsable, un turismo que impacte positivamente sobre el entorno y sobre las personas".

Está claro que es un tipo de turismo mucho más enriquecedor, que favorece el intercambio cultural, que respeta las costumbres locales y que genera crecimiento a partir de la tolerancia y la diversidad. Es un quid pro quo donde el viajero y el país receptor aprenden a relacionarse, a ser más empáticos y abren los ojos a realidades lejanas a la propia.

¿Te animas a hacer un viaje de este tipo? Seguro que será una experiencia inolvidable.

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