Turismo y Viajes

El Port Olimpic, a prueba de infartos

En España fallecen en torno a 100 personas al día por parada cardíaca, algo evitable en muchos casos casos por medio del masaje cardíaco y el uso del desfibrilador, que aumenta hasta el 90% las posibilidades de sobrevivir si se atiende al afectado en los cinco primeros minutos. Esta es la razón por la que distintos enclaves turísticos se están dotando de este tipo de aparatos. Entre ellos, el Port Olimpic de Barcelona. Este área emblemática de la Villa Olímpica de Barcelona, ubicada en el corazón de la zona marítima, está dotado de 740 amarres y 85 establecimientos comerciales.

El recinto barcelonés ha requerido los servicios de B+Safe para el servicio de cardioprotección, del que se beneficiarán en su caso clientes, visitantes y trabajadores.

La empresa señalada ha incorporado un DOC® (Desfibrilador Operacional Conectado). Esta tecnología inteligente, patentada por B+Safe permite actuar con eficacia, seguridad y rapidez en el caso de que se produzca una parada cardíaca en las instalaciones del puerto o en sus proximidades, al estar conectado las 24h los 365 días del año.

El DOC® se ha instalado en una de las entradas de capitanía, al ser la zona del puerto que registra mayor actividad muy próxima a los muelles de espera y de salida y una de las de más fácil acceso desde cualquier punto de las instalaciones. En su Centro de Control de emergencias hay una persona las 24 horas de día.

Esta tecnología patente de B+Safe une en un solo equipo un desfibrilador inteligente, de fácil manejo y excelente calidad y un módulo de comunicación creado para dotar al dispositivo de tele-asistencia, telecontrol y geolocalización las 24 horas del día.

Espacios conectados cardioprotegidos

La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. El gran número de muertes por paro cardíaco en la población ha animado a gobiernos, empresas, entidades y asociaciones a concienciar a la población y tomar medidas que permitan revertir la situación gracias a la creación de zonas o espacios cardioprotegidos. Estas zonas cuentan con, al menos, un desfibrilador, con mantenimiento garantizado y con personas adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.

Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos.

En Europa, el paro cardiaco es una de las primeras causas de mortalidad y en España se dan más 40.000 por año.

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