Turismo y Viajes

El sueño de África

¿Quién no ha soñado de niño con viajar a África y convertirse en explorador? ¿Quién no ha fantaseado, viendo documentales de naturaleza, con contemplar la sabana africana y sentir la vida salvaje a tan solo unos metros?

Esos sueños, nuestros sueños, se cumplieron cuando pisamos Kenia y, años después, Tanzania; cuando viajamos a sus míticos parques; cuando las ilusiones de toda una vida se hicieron realidad.

Nuestro primer contacto con un parque del África Oriental se produjo en Amboseli, Kenia, a los pies del monte Kilimanjaro. No podíamos comenzar más intensamente nuestra aventura africana.

Nos adentrábamos en el parque y cruzamos una desolada llanura, una laguna seca, sin vegetación. La nada se aparecía ante nosotros fantasmal. Pero en pocos minutos, África se abrió: tres solitarias jirafas galopaban en paralelo a nuestro vehículo, como esbeltos y silenciosos espectros, sin destino aparente a la vista.Para nosotros fue el paraíso, el primer contacto con la fauna salvaje, la culminación de una larga espera.

Y ese fue el principio de todo. Después, Amboseli, en su estación húmeda se nos apareció como el edén en la tierra. Con enormes manadas de herbívoros alimentándose plácidamente en los verdes pastos africanos allí donde abarcaba nuestra mirada, con grandes grupos de depredadores descansando al sol mientras esperan a la noche para emprender su cacería, con familias de elefantes caminando majestuosos con la estampa del Kilimanjaro de fondo. Todos ignorando nuestra presencia, viviendo la libertad intensamente, y, en ese momento, nosotros nos sentimos parte de ese lugar y algo de nosotros se quedó allí.

Así que tuvimos que regresar a África para reencontrarnos con esa parte nuestra que se había quedado en aquellas tierras.

Años después nos adentraríamos en uno de los lugares más legendarios de todo el planeta, el Serengueti. Pronunciar su nombre es evocar aventura y naturaleza salvaje.

Esta vez, las interminables estepas amarillas de la estación seca nos acompañarían. Nos introdujimos de lleno en la región de Seronera habitada por una súper manada de leones y pudimos pasar la noche, y los más valientes tal vez conciliar el sueño, en la sabana, tan solo separados de los grandes depredadores por la lona de nuestra tienda de campaña.

Y África volvió a dejarnos sin aliento. Los grandes felinos del Serengueti: enormes grupos de leones, los veloces guepardos o el esquivo leopardo se presentaban ante nuestros maravillados ojos y conseguían emocionarnos igual que la primera vez.

Aunque algo de nosotros quedó allí, una parte del África más salvaje nos acompañará para siempre.

Mónica del blog Libretaviajera.com

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