La dirección de Iberia ha calificado de "amenaza intolerable a la compañía, a sus clientes y a la sociedad" la convocatoria por parte de los sindicatos de los trabajadores de tierra y de los tripulantes de cabina de 15 jornadas de huelga entre el 18 de febrero y el 22 de marzo. El sindicato de pilotos, Sepla, decidirá en asamblea la próxima semana si también secunda la huelga.
Había pocas esperanzas en un acuerdo en la reunión celebrada ayer ante el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) entre sindicatos y aerolíneas, y efectivamente no hubo resolución positiva. Ayer por la tarde los representantes de los trabajadores anunciaron la nueva convocatoria de huelga, la primera en la historia de Iberia que fija periodos de cinco días consecutivos de paros.
Las posturas en estos momentos están más enfrentadas, si cabe, que nunca desde que a comienzos de noviembre la dirección de Iberia anunciara el plan de reestructuración de la compañía contemplando un recorte del 15% en la oferta y la supresión de 4.500 puestos de trabajo, el 23% de la plantilla.
Iberia acusa a los sindicatos de "actitud desproporcionada" con esta nueva huelga, "que sólo empeora la difícil situación de la empresa". La aerolínea protesta que los sindicatos han rechazado su última propuesta, que según precisan, reducía en un 30% el excedente de la plantilla, con una rebaja salarial menor que la contemplada en el Plan de Transformación inicial. Iberia subraya que en esta propuesta todas las bajas se canalizarían a través de prejubilaciones, "sin ningún despido".
Los sindicatos, por su parte, aseguran que la propuesta que ayer defendieron en la fallida reunión rebajaba los costes salariales en más del 40%, pero que fue rechazada. Iberia dice que no incluía ninguna medida de productividad que permitiera a la empresa ser viable y afirma que la compañía "usará los mecanismos que permitan las leyes para ajustarse y volver a la rentabilidad".