
José Manuel Pérez, autor del blog 1 día 1 foto 365 momentos, nos descubre la tranquilidad de La Serena y las razones para vivirla.
Tranquilidad
No tienes más que despertar en uno de sus pueblos, Helechal, para olvidarte del ruido de la ciudad y cambiarlo por el canto de los gallos al amanecer o la berrea de los ciervos al caer la tarde. En las noches de cielo raso, nada mejor que tumbarse a disfrutar de las estrellas.
Gastronomía
Es uno de los principales atractivos de la Comarca, cualquiera de sus guisos lleva el inconfundible y sabroso sello del aceite de oliva extremeño. Podemos degustar una rica caldereta de cordero o unas migas con chorizo acompañada de un buen vino...

Y no nos podemos marchar sin tomar un almuerzo a base de morcilla patatera y quesos y torta de la Serena. Siempre que se pueda es muy recomendable probar el cochinillo asado del restaurante Donoso en la Haba. Y si hablamos de dulces típicos, no dejéis de comer los rescardones o las perrunillas.
Naturaleza
Encinas, alcornoques y olivos llenan las inmensas llanuras de esta comarca. Contrastan con las pequeñas zonas de sierra y los numerosos pantanos y embalses, como el embalse de La Serena o el pantano de Orellana, donde se puede disfrutar de un baño de bandera azul.
Vistas del Castillo de Benquerencia.
Monumentos
La comarca esconde su propia historia, desde las pinturas rupestres de Helechal o Benquerencia hasta los imponentes Castillos, ejemplos claros de la lucha por dominar las extensas tierras (Magacela, Benquerencia de la Serena o Almorchón). Cada pueblo posee su propia ermita, como la de Nuestra Señora del Risco en Helechal.

Castillo de Magacela.
Almorchón dispone de una vieja estación de tren con poca afluencia de viajeros, en la que apenas se detienen uno o dos trenes, pero que ofrece una interesante visita. Y a mitad de camino entre Helechal y Cabeza del Buey se encuentra el Santuario de Belén.