¿Qué viaje puede convertirse en "el viaje inolvidable"?, ¿Qué desearíamos que permaneciera siempre en la memoria?, ¿Qué país reúne los tópicos que nos harán sentir las más primigenias emociones?... Kenia es un tópico, y como los tópicos son lugares, la sola mención de algunos de ellos ya nos hace pensar en el viaje soñado: Nairobi, Masai Mara, Samburu, Monte Kenya... Memorias de África.
La idea de safari nació en Kenia con la llegada de los primeros exploradores europeos. Los lugareños que contrataron como porteadores para las expediciones rumbo a lo desconocido llamaban a estas aventuras safari -que en lengua swahili significa viaje-.
Sin embargo, aquellos viajes no eran comparables a ningún otro y la palabra safari se convirtió en sinónimo de aventura y romanticismo. Mucho han cambiado los tiempos desde aquellos primeros safaris decimonónicos, pero la idea permanece intacta y ninguna otra palabra como "safari" expresa mejor la emoción y la aventura de viajar.
¿Por qué vamos a Kenia? A Kenia se va a ver animales, a ver cómo viven libres y en condiciones idílicas elefantes, jirafas, cebras, rinocerontes, ñúes, búfalos, leones... A Kenia se va vivir y sentir en persona los olores de la sabana y a contemplar los encendidos colores de los infinitos atardeceres horizontales, que en nuestra tele -¡como mucho!- alcanzan la anchura de un metro. A Kenia se va a ver y a escuchar esa vida salvaje tantas veces contemplada en documentales y a codearse con ella en directo.
A principios del verano empieza la gran migración anual. Aproximadamente, desde junio hasta octubre, más de un millón de animales herbívoros migran desde el Parque Nacional del Serengeti, en la vecina Tanzania, hasta la reserva nacional del suroeste de Kenia: el Masai Mara. Imagínese la gran fauna africana que se despertara al mismo tiempo y se reuniera para iniciar un largo viaje a tierras más propicias. La solemne procesión capitaneada por ñúes barbados y de la que forman parte gacelas y cebras no viaja sola, porque un séquito de carnívoros seguirá sus pasos, como manadas de leones y las risueñas y carroñeras hienas, mientras que en el cielo los buitres serán los aviones del desfile. La frontera es el río Mara, custodiado por un ejército de cocodrilos que aguardan el momento más excitante de la migración: cruzar el río. Si tiene la fortuna de verlo de cerca, se convertirá en una de esas secuencias que, sin duda, ocupará buena memoria en nuestro disco duro. La sensación de estar allí es una experiencia difícil de traducir.
La falla del Valle del Rift hace que el paisaje de Kenia sea mutante: de la sabana a la cumbre nevada del Monte Kenia, donde crece un exuberante bosque tropical y donde veremos otros animales, como algunos de los pocos ejemplares que quedan de rinoceronte negro.
Como mérito añadido, resaltar que Kenia es un país que no asesina animales legalmente, es decir: los safaris de caza ya no se pueden contratar porque están prohibidos. Así pues, el safari fotográfico es la única opción de enfrentarnos a su rica fauna.
El Hotel Mount Kenya (www.fairmont.com/kenyasafariclub), situado en pleno ecuador, es el mejor ejemplo de cómo los animales salvajes pueden vivir en las mejores condiciones posibles cerca del peligroso depredador llamado hombre. Allí se encuentra un peculiar orfanato de animales fundado por el actor William Holden en los años sesenta, donde el búfalo Oliver, el antílope Babu, el ñú Mara o el rinoceronte Morani, vendrán a darle las buenas noches... a una distancia prudente, naturalmente.
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Información general sobre Kenia:
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Hotel Mount Kenya:
http://www.fairmont.com/kenyasafariclub
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