Turismo y Viajes

Poner en valor nuestras estrellas

Esta sección, que propone viajes únicos, nos lleva casi siempre a lugares exóticos, pero en esta ocasión, y a raíz de la campaña promocional de Aceites de Oliva de España para reactivar el consumo de este excelso producto culinario, nos imaginamos (es decir: nos viene al olfato) una tostada de pan crujiente con un chorrito de aceite y tomate triturado extendido. Y además, el invento gastronómico se puede mejorar con unas lascas de jamón ibérico cortadas a cuchillo... ¿Hay algo más tentador para empezar el día que este manjar de dieta mediterránea?

El asunto es que fuentes de información fidedigna aseguran que una de cada dos botellas de aceite de oliva que se consumen en el mundo es española; sin embargo, en España el consumo ha bajado; y aunque ya sabemos diferenciar una fritura -tempura (por ejemplo)- de una 'fritanga' -boquerones refritos en un bar cutre con una grasa usada sin control-, la cuestión es que cada vez pasamos menos tiempo en la cocina. Los hábitos de alimentación han cambiado. Se fríe menos... Y también otras grasas vegetales (de menor calidad) han entrado en competencia, apartando de la primera fila a nuestro aceite de oliva.

Por eso no está de más visitar alguna hacienda olivarera y conocer de cerca nuestros aceites que, por otra parte, siempre han sido productos de primera necesidad.

La ciudad de Sevilla, que vive en estos momentos un momento histórico a raíz de la celebración del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, y donde se puede ver una gran exposición sobre el viaje de Magallanes y Elcano -'El viaje más largo' (hasta el 23 de febrero)-, es un buen punto de partida para nuestras recomendables visitas de oleoturismo y jamonturismo.

A 20 kilómetros de Sevilla se encuentra la Hacienda Guzmán (www.haciendaguzman.com), un lugar ideal para saber cómo se llega del fruto del olivo al oro líquido. Su historia se remonta a hace más de cinco siglos, cuando Hernando Colón (su primer propietario), y a la sazón hijo de Cristóbal Colón, exportaba el aceite de oliva a América. Es una de las mayores fábricas de aceite del mundo y cuenta con una almazara del siglo XVII que tiene un molino con una impresionante viga de 15 metros de longitud. El sitio constituye un centro de referencia mundial sobre oleoturismo donde podemos sentirnos olivareros por un día y sumarnos a una jornada de trabajo a pie de olivo, faena que se lleva a cabo mediante la tradicional sacudida de ramas. Y después, sobre el terreno, compartiremos un almuerzo donde no faltarán las tostadas aderezadas con ajo y aceite virgen extra. Al remanso de la tarde, la cata de diversos tipos de aceite se convertirá en una experiencia sensorial... ¡y la cata de salmorejos en algo iniciático!

Claro que, para experiencia sensorial, el jamón es la otra 'estrella' complementaria del viaje.

Para sentir ¡a otro nivel! la pasión por el Jamón Ibérico nos tenemos que trasladar a una dehesa, así que hemos ido a Fregenal de la Sierra (a 138 km. de Sevilla), donde está situada la empresa jamonera Estirpe Negra (www.argal.es), porque allí es donde nos mostrarán en la práctica el proceso completo de la elaboración del Jamón Ibérico.

La dehesa es uno de esos paisajes mediterráneos inmemoriales, un ecosistema único en el que hay encinas, quejigos y alcornoques, cuyos frutos son las preciadas bellotas, clave del buen jamón ibérico. Un paraíso para los cerdos que se alimentan a su libre albedrío en el período conocido como 'montanera'. Cuanto más tiempo pasen los cerdos en la fase de montanera, mejor será el jamón. Después vendrá el proceso de salazón y curación. El tiempo que pasan los jamones colgados en las bodegas determinan la personalidad definitiva.

Llega el momento en el que el arte del maestro cortador tiene que descubrir lo oculto: su aroma y sabor. Debe cortarse en lonchas muy finas del tamaño de una tarjeta de visita (para que se pueda degustar de un solo bocado), que cogemos con la mano (en cualquier circunstancia el jamón siempre se come con los dedos). Y entonces percibiremos en el paladar el sabor único de tan exquisito manjar.

El oleoturismo y el jamonturismo se abren paso como nueva tendencia de viaje, y poco a poco el turismo experiencial -que no industrial- gana adeptos. Estos viajes son un tipo de escapadas que tienen mucho que ver con el gusto por los entornos rurales y la vuelta a lo natural acompañada por una cierta pasión hedonista por el disfrute del entorno. No cabe duda que tener un buen conocimiento sobre los alimentos que ingerimos, constituye parte fundamental del placer del buen comer.

Y ahora volvamos a la tostada con tomate, aceite y jamón... A que sabe mejor.

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