Turismo y Viajes

República Dominicana, donde la naturaleza se convierte en paraíso

  • El país, rodeado por el Océano Atlántico y el Mar Caribe, ofrece impresionantes playas de arena blanca, exuberantes valles, cayos en alta mar y ríos que conducen a cascadas.
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Ya lo cantó Juan Luis Guerra, en República Dominicana "cantan los valles, ríos y mares". Y es que, adentrarse en este país de casi 49.000 kilómetros cuadrados es, sin duda, viajar a un paraíso natural. Sus paisajes emocionan tanto como cualquier melodía; gracias al equilibrio de sus colores (blancos, verdes, marrones, cian) y sus texturas. La arena finísima de sus playas abraza un mar calmo de un sinfín de tonos de azul, esos que se funden con el cielo luminoso que abriga a sus más de nueve millones de habitantes. Bajo la sombra de una palmera uno puede soñar que realmente aquel paraíso bíblico del que tanto se ha hablado vive. Y en nuestro planeta.

La República Dominicana -rodeada por el Océano Atlántico hacia el norte y el Mar Caribe hacia el sur-, se ha convertido, por sus propios méritos, en un destino turístico por excelencia. Sobre todo para los amantes de la naturaleza. Y es que, más allá de sus impresionantes playas -más de 400 kilómetros-, que han ganado fama mundial, lo cierto es que el país también cuenta con exuberantes valles, bosques nublados, parques nacionales terrestres, ríos que conducen a cascadas, cayos en alta mar donde anidan tortugas, antiguas cuevas precolombinas escondidas en los densos bosques lluviosos o bosques de pinos con temperaturas que llegan a los cero grados. "República Dominicana seduce a todos con los más diversos paisajes a muy poca distancia unos de otros", afirma Magaly Toribio, asesora de Marketing del Ministerio de Turismo de República Dominicana (MITUR). No en vano, su topografía es la más diversa de la región del Caribe.

En sus más de 1.600 kilómetros se acomodan unas 200 playas, muchas de las cuales permanecen vírgenes. Es cierto que la costa norte requiere un poco más de atención a las condiciones meteorológicas, pero las playas caribeñas son un destino seguro durante todo el año. Así, Punta Cana, con un tramo de 48 kilómetros de playa ininterrumpida, es el destino más popular de República Dominicana. Aquí el Atlántico se encuentra con el Caribe y la belleza deslumbra a los viajeros desde su llegada, al observar la interminable arena blanca, las estilizadas palmeras de coco que parecen rozar el firmamento, las hermosas lagunas azules y los arrecifes tan coloridos que parecen la paleta del mejor pintor.

Punta Cana es ideal también para disfrutar en familia, pues no habrá lugar para el aburrimiento gracias al sinfín de actividades que se pueden llevar a cabo: buceo, golf, puentes colgantes, barranquismo en parques temáticos... Una excursión familiar imperdible es explorar la Reserva Ecológica Ojos Indígenas: 600 hectáreas de bosque preservado con doce lagunas de agua cristalina, en tres de las cuales se puede nadar. Además, los hoteles todo incluido de alta categoría harán las delicias de todo aquel que quiera desconectar y descansar.

De arena dorada y negra

Y aunque la arena blanca de las playas caribeñas se ha colado en el imaginario colectivo cuando hablamos de República Dominicana, lo cierto es que el país también cuenta con un conjunto de playas con arena negra que se extienden hacia el suroeste.

También destacan las playas de arena dorada de Puerto Plata, encantadora y mágica provincia ubicada a lo largo de la costa norte. Este destino es perfecto para los amantes de los deportes acuáticos: surf, Stand Up Paddle, kitesurf, windsurf, buceo o esnórquel. La Playa Encuentro, en el distrito de Cabarete, es una de las preferidas por surfistas de todo el mundo. Allí el día termina con un buen trago en uno de los bares que hay sobre la playa, en un ambiente bohemio.

Retazos de historia y sabor

Más allá del disfrute de la naturaleza más impresionante, viajar a República Dominicana supone también adentrarse en una cultura singular. Historia y arte se dan la mano en destinos tan recomendables como Santo Domingo, la capital del país, sobre el mar Caribe, en la desembocadura del río Ozama. La Ciudad Colonial, reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad se caracteriza por sus encantadoras calles adoquinadas llenas de joyas arquitectónicas de los siglos XVI al XX. Especial atención a la Fortaleza Ozama o el Alcázar de Colón. Además, sus museos, parques, espectáculos de música y baile, galerías de arte y miradores harán las delicias de los viajeros más inquietos. También su oferta gastronómica, que -debido al carácter cosmopolita de la ciudad- combina cocina dominicana, internacional, vegana y de autor, ya sea en sus numerosos restaurantes o en singulares foodtrucks.

Precisamente, la cocina dominicana se caracteriza por la fusión entre el aporte autóctono de los taínos y las comidas de las distintas inmigraciones que llegaron al país -española, africana, árabe, francesa, asiática, inglesa, Antillas Menores-, donde el arroz, las carnes, los plátanos, el coco y los granos son ingredientes esenciales, así como los pescados y mariscos, dado que las dos terceras partes del territorio dominicano están rodeadas por agua.

La bandera, el plato más emblemático del país, se elabora con arroz blanco, habichuelas rojas y carne. Se acompaña con ensalada y tostones. ¡Delicioso!

Hablando de historia y gastronomía también es obligado destacar otro de los destinos turísticos por excelencia de la República Dominicana: Bayahíbe. Al este de La Romana, en la costa sureste del país, este pueblo pesquero conserva su auténtico sabor dominicano, con calles con mucha historia y arquitectura, restaurantes y bares locales, puestos de artesanía en la calle y pescadores que traen la pesca del día. Además, aquí se puede contemplar uno de los atardeceres más bellos del país, así como realizar excursiones a Isla Saona, un verdadero paraíso tropical.

En coche, para no perderse nada

Entre las muchas opciones existentes en el mercado para viajar a República Dominicana, un circuito en coche puede ser una idea fantástica para aquellos que no quieren perderse ningún rincón del país. La libertad que proporciona el viaje con un vehículo propio es incomparable. A tu propio ritmo se saborea mejor.

La agencia de viajes online Logitravel propone un circuito de 13 días de lo más completo. Una vez que se llega al aeropuerto de Santo Domingo y recogido ya el coche de alquiler, empieza una aventura inolvidable que pasa por conocer playas paradisíacas como la de Samaná o Playa Rincón, una de las diez mejores del mundo, y lugares imprescindibles como Cayo Levantado, Cayo Arena, Cayo Vigía o la Isla Saona, donde los arrecifes de coral y peces exóticos llevarán la experiencia del buceo a otra dimensión.

¿Quién puede resistirse al paraíso?

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