
Probablemente la polémica número 1 en el sector hotelero sea en estos momentos el impacto en el turismo de la "economía colaborativa". Aunque muchos hoteleros proclaman que los clientes de Airbnb no son su target, el conflicto entre el sector del alojamiento tradicional reglado y el modelo peer to peer auspiciado por la tecnología está a la orden del día. Y así ha quedado patente en el discurso de los hoteleros en la jornada organizada ayer en Madrid por la consultora EY.
Se trataba de analizar las tendencias y perspectivas de la industria hotelera en el actual contexto de extraordinario crecimiento del turismo en España. Y junto a los desafíos que plantea la transformación digital -zanjados con la afirmación de que "todo aquel que no dé el salto al mundo digital estará muerto en poco tiempo", según Ramón Estalella, secretario general de la patronal hotelera, CEHAT-, no podía faltar la controversia de las viviendas turísticas y la "economía colaborativa".
El más contundente y claro en su posicionamiento fue en esta ocasión Aurelio Vázquez, consejero delegado EMEA de la cadena Iberostar, quien afirmó que las viviendas turísticas, "de economía colaborativa no tienen absolutamente nada". Son un negocio -afirmó- con el que algunos "se están forrando" y que, además, pone en jaque a la principal industria exportadora del país, el turismo. "Estamos atrayendo a través de unas modalidades de alojamiento más barato a un perfil de cliente con menor gasto y capacidad de generar PIB", señaló.
Vázquez se reafirmó en que asistimos "a un crecimiento desbocado de un perfil de oferta ilegal". Se calcula que actualmente existen 2,7 millones de plazas en alquiler de viviendas turísticas, frente a 2,4 millones de plazas regladas. Aunque el alquiler "sumergido" no es precisamente nuevo, las plataformas online le han facilitado el sustrato para crecer exponencialmente.
El directivo de Iberostar acusó a los legisladores de haber tenido una "reacción apática" frente a la proliferación de una oferta ilegal de alojamiento que atenta contra el modelo turístico de España. Vázquez abogó por "una acción normativa donde se contemple la prohibición" porque -argumentó- "esto no se 'cura' pagando impuestos". El pago de tributos es "lo primero", una premisa inherente al desempeño de cualquier actividad económica, pero no la única que hay que atender, remachó el hotelero. El urbanismo y los problemas de convivencia vecinal deben ser también tenidos en consideración a la hora de legislar este asunto tan peliagudo como poliédrico.
La fórmula mixta de BeMate
Vázquez compartía mesa con Víctor Fernández, CEO de Room Mate Hotels y BeMate.com, una compañía hotelera que ha apostado por integrar en su modelo de negocio el alquiler turístico. La fórmula consiste en comercializar viviendas turísticas a través de un portal propio (BeMate.com) con la peculiaridad de "hotelizar" los servicios, ofreciendo garantía y seguridad al turista. "Creemos que éste es un negocio que ha venido para quedarse y los hoteleros podemos hacernos con una parte de él", declaró Fernández.
Una "integración" que tampoco ve con buenos ojos buena parte del sector hotelero al considerar que la hotelización de las viviendas infringe las leyes de urbanismo. "La hotelización supone saltarse la ley", le respondió el directivo de Iberostar al de Room Mate, haciendo hincapié en que la diferenciación entre uso residencial y uso turístico tiene su razón de ser.
Posiciones tan enfrentadas, que levantan ampollas incluso entre los mismos hoteleros, ponen de manifiesto que la polémica en torno a la "economía colaborativa" está lejos de resolverse. Más si se tiene en cuenta que la normativa está en manos de las Comunidades Autónomas, cada una de las cuales tiene potestad para legislar según su criterio. En el caso de Madrid, cuyo director general de Turismo clausuró la jornada convocada por EY, la postura está en vías de consolidarse porque la propia norma está recurrida. "No se trata de prohibir, eliminar ni restringir, sino de canalizar", declaró Carlos Chaguaceda.