
El Gobierno de Pedro Sánchez maniobró hasta última hora del martes para evitar, sin éxito, la primera gran huelga del verano que amenaza con dejar en tierra a más de 150.000 pasajeros en dos días, pese a los servicios mínimos del 59% fijados por el Ministerio de Fomento.
Tras más de seis horas negociando sin resultados, la Dirección General de Trabajo presentó a Ryanair y a los representantes de los tripulantes de cabina (TCP) su propia propuesta de acuerdo con la que buscaba desbloquear la situación y evitar un caos en los principales aeropuertos españoles. "El Ministerio de Trabajo está realizando una importante labor de mediación y ha presentado una propuesta. Agradecemos el esfuerzo", informaron fuentes de USO cercanas al encuentro. | Lea aquí la lista de vuelos cubiertos por los servicios mínimos.
Pese al optimismo mostrado por algunos representantes sindicales en un primer momento por la intermediación de Trabajo, otras fuentes explicaron que simplemente se estaba discutiendo cómo adaptar "una propuesta ilegal" que había presentado la aerolínea de bajo coste. "El plan de la compañía es el mismo de siempre. Pinta mal", aseguraron otras fuentes sindicales. Así, pese a los esfuerzos del ministerio que dirige Magdalena Valerio y del cruce de propuestas, el encuentro terminó pasadas las 22.00 horas sin ningún tipo de acercamiento que permitiera evitar las huelgas del miércoles y el jueves.
En este sentido, en un receso de las ocho de la tarde, el portavoz de USO, Ernesto Iglesias, ya dejó entrever que un acuerdo de última hora no iba a ser posible, ya que, por un lado la low cost no cedía en su posicionamiento y, por el otro, había vuelto a "intimidar a los trabajadores para que no hicieran huelga". "No podemos aceptar la propuesta de Ryanair porque quiere elegir qué nos da de la legislación española. O la da en su conjunto o no. No puede dar las partes que a ellos les interese. Además se niegan a poner un plazo de transición al cumplimiento total de la legislación española. Hemos intentado ser flexibles", sentenció Iglesias.
Al parecer Ryanair busca establecer un contrato híbrido que sea de base irlandés pero al que se le añadan cosas de la ley española. Eso sí, no está dispuesta a aceptar alguno de los principios que recogen el estatuto de los trabajadores y la ley de libertad sindical, como los días de representación sindical o la libre elección de asesores. En las negociaciones con los pilotos, Ryanair puso una propuesta parecida sobre la mesa pero en su caso directamente se negaba a someterse del todo en un determinado plazo a la legislación laboral local. Por ello, rompieron negociaciones y ahora ultiman una denuncia para que sea la justicia la que obligue a la low cost a hacer contratos locales. El secretario de Estado de Infraestructuras, Pedro Saura, defendió "que los trabajadores tengan las condiciones españolas" aunque insistió en que lo "más importante" ahora es que las partes "moderen sus posiciones y busquen acuerdos".
Amenazas a los trabajadores
Paralelamente a la negociación que se estaba llevando a cabo dentro de los despachos del Ministerio de Trabajo, la dirección de recursos humanos de Ryanair, Crewlink y Workforce ha empezado a enviar comunicaciones "secretas y confidenciales" a sus trabajadores para que vayan a los aeropuertos de guardia para asegurar que los vuelos salen y "se cumplen los servicios mínimos" pese a que no han sido asignados para ello. En concreto, ha instado a todos los TCP que tienen imaginaria (stand by o guardia), servicio no protegido, a estar disponibles en el aeropuerto para cubrir eventuales ausencias. En esta línea, en una misiva enviada a toda la plantilla que ha sido facilitada por los sindicatos, la firma de bajo coste amenaza a los trabajadores con quitarles los 150 euros de la paga de productividad del mes de julio y con abrirles expedientes si no acuden a trabajar y "cumplen con sus obligaciones". Así, ha recordado que los TCP que no secunden la huelga pero cuyo vuelo sea cancelado cobrarán con normalidad. La compañía no se ha pronunciado al respecto de estas cartas enviadas el martes.
Pese a que el resto de conflictos planteados para esta semana ya se está solucionando (el personal de tierra de Iberia desconvocó el martes la huelga del viernes en El Prat tras alcanzar un acuerdo con la compañía aérea), el problema laboral en Ryanair se complica por momentos y amenaza con generar un verdadero caos en la red de aeropuertos de Aena puesto que es una de las aerolíneas que más vuelos y pasajeros mueve en nuestro país, donde tiene 100 aviones, 13 bases, 1.800 TCP y unos 800 pilotos contratados. No en vano, el propio gestor aeroportuario ya ha reforzado su servicio de atención al cliente y ha dispuesto un sistema de megafonía para anunciar los posibles retrasos y cancelaciones.
Y es que, pese a los servicios mínimos fijados por el Ministerio de Fomento, la compañía sólo ha conseguido blindar 400 vuelos de los 1.260 que tiene previsto operar desde, hacia y dentro de España tras haber cancelado a principios de la semana pasada otros 400. De los 75.000 viajeros afectados con esa primera ronda de cancelaciones, Ryanair ya ha reubicado o devuelto el importe de sus billetes a casi todos y, según comunicó el martes, "espera operar sin problemas el resto de los vuelos programados el 25 de julio".
Sin embargo, el apoyo a la huelga convocada es tan alto (la afiliación al sindicato Sitcpla se ha disparado en el último mes hasta llegar a la mitad de la plantilla), que los representantes de los trabajadores prevén que mucho de los vuelos no puedan salir. Así, contando con una ocupación media del 95%, unos 154.000 pasajeros se podrían quedar en tierra mientras que otros 74.000 tienen sus vuelos asegurados como el Lanzarote-Newcastle del 25 por la mañana (ida y vuelta), el Málaga-Dublín (ida y vuelta), los Alicante-Leeds Bradford o los Barcelona-Venecia y Praga.
Pese a los intentos de Ryanair, finalmente solo ha conseguido blindar el 32% de su operativa puesto que los servicios mínimos, que protegen el cien por cien de los vuelos con las islas y el 59% de los vuelos internacionales y los domésticos que conecten ciudades separadas por más de cinco horas de trayecto, se fijaron sobre la programación resultante tras la primera oleada de cancelaciones. Una oleada en la que las rutas más afectadas fueron las que iban a las islas (se cancelaron 145 vuelos del total) y las que unen las esquinas de la península, como Barcelona-Jerez o Barcelona-Sevilla. Es decir, eliminó los vuelos más protegidos.