
El Ministerio de Fomento ha reactivado la renovación de las concesiones de las líneas de autobús interurbanas tras meses de bloqueo por la oleada de bajas temerarias y la modificación de la Ley de Contratos Públicos. Así, una vez modificados los pliegos para adaptarlos a nueva normativa y tratar de poner coto a la guerra de precios, el departamento que dirige Íñigo de la Serna ha dado el pistoletazo de salida a la relicitación de las rutas, muchas de las cuales llevan entre cinco y siete años caducadas, con la publicación este lunes de tres contratos valorados en 111 millones de euros. La idea es adjudicar las líneas antes de que termine el ejercicio.
De las tres concesiones que acaban de salir a concurso, la joya de la corona es la línea que une Madrid, Toledo y Piedrabuena. La ruta, que nace de la unificación de dos concesiones -una en manos de Alsa y otra en manos de Samar- está valorada en 88 millones de euros y tiene un plazo de ejecución de nueve años.
Las otras dos corresponden al servicio público de transporte regular por carretera entre Valladolid y Zaragoza vía Soria, valorado en 8 millones, y el que une Cuenca, Toledo, Puertollano, Ciudad Real, Albacete y Valencia y la línea entre Madrid, Toledo y Piedrabuena, con un valor estimado de 14,5 millones. Esta última ruta también surge de la fusión de dos líneas. Así, el Ministerio ha aprovechado el parón en las renovaciones de las líneas para recomponer el mapa concesional para generar sinergias.
"La intención de la Dirección General de Transporte Terrestre es licitar dos contratos al mes", explican fuentes de Fomento a este diario. Esto significa que el ministerio espera concluir la renovación de las casi 40 rutas, el 49% del total, que ya están caducadas en menos dos años ya que, sólo en 2018 saldrán a concurso unas 18 concesiones. De 82 las líneas en funcionamiento, el 28% llevan caducadas desde al menos 2013. Gran parte de ellas están en manos de Alsa y Avanza y son de las más importantes de la tarta, como el Madrid-Gijón, el Madrid-Guadalajara, el Madrid-Badajoz-Valencia o el Madrid-Jaén, que no tienen todavía una fuerte competencia del tren. "El ritmo de adjudicación dependerá de la capacidad de gestión de Fomento y de los recursos que tengan disponibles", aseguran fuentes de sector, que no descartan que se ralentice el proceso.
Concesiones más cortas
En esta línea, desde el sector alertan de que el Gobierno va a entrar en una rueda de renovaciones continuas ya que este año y el que viene empiezan a caducar otras concesiones y, a su vez, los periodos de explotación se han reducido considerablemente en base a la nueva ley. Así, si antes tenían una duración de unos diez años, ahora el periodo de concesión estará vinculado al plazo previsto para recuperar la inversión realizada para poner en marcha la línea. Así, si el periodo de recuperación de la inversión es inferior a cinco años, la duración del contrato será de cinco años y si es mayor, será igual a ese periodo de recuperación con un máximo de diez años.
"Desde el sector estamos a la espera de ver de cómo funcionan los nuevos pliegos ya que hay muchas cosas que no nos convencen, como el sistema de revisión de tarifas o la reducción de los tiempos de explotación", aseguran desde Confebus.
El fenimismo se cuela en los pliegos
El nuevo pliego de licitación de las líneas interurbanas de autobús busca poner coto al sistema de subasta o lotería que marcó el primer intento de Fomento de renovar las concesiones de las rutas y a la predominancia de los hombres en el sector. Las bajas temerarias se convirtieron en el mejor sistema para ganar los concursos, llevando al sector a poner el grito en el cielo. La guerra de precios y la entrada en vigor de la nueva ley de contratos públicos obligaron a frenar el proceso de renovación de las líneas caducadas y modificar los pliegos para, entre otras cosas, quitar peso a la oferta económica en favor de la técnica.
Así, la tarifa ha pasado de valer 45 puntos a 35 puntos, el peso de las expediciones ha subido levemente y el compromiso de edad de flota ya no computa. La parte objetiva ahora supone el 51% de la nota frente al 65% anterior, dando más relevancia a otros puntos subjetivos como el confort, la atención al cliente, el WiFi, la eficiencia energética o la digitalización y las políticas de igualdad de género y conciliación. Estos dos últimos puntos son nuevos y aportan cuatro puntos de los 49 que están en juego en ese apartado. Así, el ministerio ha aprovechado el cambio de los pliegos para premiar a las compañías que apuesten por la paridad en pleno movimiento de reivindicación de la mujer y lucha contra la brecha salarial.
A su vez, ahora se considera baja temeraria una oferta que esté un 8 por ciento por debajo de la media de las propuestas (antes 10%). "Pone cierto coto a las bajas temerarias porque ahora hay que ajustar mucho el precio para que suponga un punto más"; explican desde el sector. Pero, aunque es cierto que el Ejecutivo ha apretado las tuercas a las bajas temerarias, la verdad es que los pliegos abren la puerta a las adjudicaciones a dedo ya que la valoración subjetiva gana peso.